EL-SUR

Martes 08 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Acapulco  

Más de 200 familias de la colonia Las Joyas viven en zona de alto riesgo

 Raquel Santiago Maganda * En la colonia Las Joyas más de 200 familias viven en la incertidumbre ante la muerte durante la temporada de lluvias, debido a que el lugar es una zona de alto riesgo como lo clasifica la Dirección de Protección Civil Municipal.En la colonia, ubicada cerca de La Frente del Diablo, que … Continúa leyendo Más de 200 familias de la colonia Las Joyas viven en zona de alto riesgo

Septiembre 02, 2002

 Raquel Santiago Maganda * En la colonia Las Joyas más de 200 familias viven en la incertidumbre ante la muerte durante la temporada de lluvias, debido a que el lugar es una zona de alto riesgo como lo clasifica la Dirección de Protección Civil Municipal.En la colonia, ubicada cerca de La Frente del Diablo, que una persona muera aplastada por una roca es considerado por los vecinos como “una cuestión de suerte”.El viernes por la madrugada, cuando dormía, el albañil Celestino Urquiza fue aplastado por una roca de una tonelada; para la madre de familia Elia Chávez Mendoza este suceso se resume en una teoría simple: “Si hubiera vivido en lo plano no hubiera muerto así”.La familia de esta mujer está integrada por el matrimonio, dos hijas con sus respectivos yernos y cuatro pequeños; la casa se encuentra a orillas del cauce donde corren las aguas de las lluvias, mismas que ahora son aprovechadas para bañarse y lavar ropa.Doña Elia recibe a los reporteros agradecida por la visita, y no duda al decir que “muy poca gente se molesta en venir a vernos”.

–¿Y los de Protección Civil? –se le preguntó.

–Ellos no han venido por aquí.

La matriarca de la familia recuerda que hace 10 años se trasladó con su familia a ese predio, ante la carencia de vivienda. Antes habitaban en la casa de su madre, ubicada metros más arriba, en donde las calles se encuentran pavimentadas.Recuerda que acudió al Fideicomiso Acapulco para solicitar que se le otorgara el predio en la barranca, “siempre y cuando no fuera peligrosa”. El lugar no ha cambiado de ser un basurero en donde incluso son desechados perros muertos.Mientras sus hijas cuidan a sus nietos, y su esposo se mantiene ajeno a la conversación, Doña Elia, de 43 años, dijo que durante la temporada de lluvias no pueden dormir “por la congoja de que se deslave la casa”.Su esposo, de oficio albañil, junto con sus yernos que son peones llevan cuatro semanas sin trabajo, y con esto justifica la situación de que la familia no pueda comprar un predio en una zona segura, porque según explicó “no podemos juntar ni pa´ la despensa”.Recordó que durante el huracán Paulina, en 1997, tuvieron que dejar su casa y lo volverían hacer temporalmente durante las lluvias, si están en peligro. En 1997 la familia tuvo suerte porque la caída de un muro sobre su hogar no provocó daños físicos, porque doña Elia asegura que de haberse quedado “nos hubiéramos muerto todos”, por eso minimizó la pérdida de sus pertenencias.Mencionó que el 7 de octubre del año pasado, con el temblor de 6.1 grados en la escala de Richter, se rodó una piedra que a punto estuvo de lastimar a su esposo.Tampoco puede evitar la risa cuando recuerda que dos de sus nietos “ya han rodado, pero no se han matado”, cuando en su curiosidad infantil se asoman al cauce.La visión no cambia para el pintor de autos Mario Andrade Gutiérrez. Su casa de bajareque lo aloja junto con su esposa y tres hijos desde hace 10 años.Recordó que a propuesta del entonces dirigente del Partido Progresista de Guerrero, Ricardo Way Garibay, y de un regidor de ese partido, Erick Suástegui, se instalaron en ese lugar, en donde tuvieron que picar piedra para abrir espacio en el terreno. Como tantas colonias, ese lugar se fundó siendo una invasión.Su experiencia la transmite y sin tapujos dice respecto a la muerte del colono: “Ya no es extraño porque vivimos en constante riesgo, si no hubiera sido él es otro. Uno aprende con la incertidumbre”.