Jacob Morales Antonio

Una familia de Puebla dijo que se disfruta mejor la playa La Angosta sin tanta gente y con la confianza de que nada les pasará por la presencia de dos patrullas de la Guardia Nacional en el acceso, aunque reconocieron tener temor por la agresión a balazos a una camioneta a dos cuadras del lugar.
En estas vacaciones de verano, algunas familias prefieren visitar aquellas playas que no son tan populares, como playa La Angosta, ubicada en la parte baja de Sinfonía del Mar, donde este lunes las olas casi no dejaron playa, ante el oleaje elevado.
En una de las mesas estaba la familia de la señora Sheila Girón Domínguez procedente de Puebla, quienes llegaron el sábado y regresaránn el miércoles a su estado. Hace dos años que se vieron la última vez en Acapulco, en aquella ocasión la Autopista del Sol estaba en malas condiciones, recuerda la mujer, sin embargo ahora además de que es gratuita, el pavimento está muy bien.
Para la mujer fue impactante ver en la televisión la devastación que dejó el huracán Otis, hace casi nueve meses en la ciudad, “pero se ve cómo la gente está reconstruyendo, que están trabajando, veo que Acapulco tiene la fortaleza para recibirnos y para volver a renacer, y les deseamos que les vaya bien”.
La mujer indicó que sus conocidos y familiares que viven en Acapulco, le han informado de los apoyos que recibieron por parte del gobierno federal y que con eso pudieron reconstruir sus casas.
La familia de cinco integrantes, conformada por una adulta, dos adultas mayores, y dos menores, indicaron que vinieron para ayudar en la reactivación económica del puerto, y pesar de que llegaron a casa de una familia, en cada salida que hacen a las playas gastan en comida unos 2 mil 500 pesos por todo lo que consumen.
Cerca de la playa fue atacada una familia en una camioneta, dejando un hombre muerto, hecho del que se percataron, pero comentaron que se sentían seguras porque había dos patrullas de la Guardia Nacional en el acceso a playa La Angosta, y les daba confianza, aunque también indicaron que estaban temerosas.
En la playa había unas 10 familias sentadas en diferentes mesas consumiendo alimentos, de unas 40 mesas y sillas que se pueden colocar, pero que la mayoría estaba en resguardo debido a la subida de la marea.