Alina Navarrete Fernández

Chilpancingo

Productores independientes de piña miel y piña esmeralda en la Montaña Baja se enfrentan a la falta de agua y transporte para comercializar la fruta.
Los hermanos María Guadalupe y Margarito López Guzmán, originarios de la comunidad de Lomas de San Pedro, municipio de Quechultenango, donde producen la piña, participaron en la Exposición Artesanal Comunitaria que se llevó a cabo en el Auditorio Sentimientos de la Nación para conmemorar el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
En entrevista con El Sur, Guadalupe López explicó que el proceso de producción de la piña es largo, comienza con la trasplantación de las coronas y “entre más grandes son, en menos de un año o año y medio es cuando se empiezan a reproducir”.
Resaltó que “es muy diferente el sabor porque las piñas que se compran acá (en la capital) son diferentes”; mientras que Margarito López explicó que para el riego utilizan agua limpia, que no proviene de procesos de reciclaje, minimizan el uso de abono y de químicos, por ello la fruta es “más orgánica”.
La producción le rinde a la familia López Guzmán para tener dos cosechas al año, en agosto y diciembre; sin embargo, en marzo –durante el inicio de la primavera– “es cuando las piñas empiezan más a secar por falta del agua, allá en el pueblo no hay muchas agua y eso es lo que afecta”.
En contraste, entre julio y agosto –en la época de lluvias– es cuando las piñas comienzan a reproducirse. Otro de los retos a los que se enfrentan los productores a la falta de recursos para transportar las frutas.
La familia López Guzmán está desvinculada de organizaciones de productores, sin embargo, hace dos años se sumaron a la marca Omeyocan que les permite el uso del logo para facilitar la comercialización de sus piñas y también, en ocasiones como para la Exposición Artesanal Comunitaria, les proporciona recursos para transportar las frutas.
De acuerdo con Guadalupe López, el trayecto desde Lomas de San Pedro hasta la capital es de unas cuatro horas, pero aunque “aquí sí hay ventas, no podemos venir a dejarlas para vender por falta de transporte”.
Los hermanos suelen rentar una camioneta para transportar las piñas, no obstante, “si la traemos por acá, no hay mucha ganancia porque los transportistas mínimo nos están cobrando 2 mil o 3 mil pesos, no es mucha ganancia y depende de cuántas piñas traemos también”.
Aunque la familia López Guzmán también se dedica a la siembra de otras frutas como plátano, maracuyá y sandía, para la exposición únicamente trajeron piñas que tienen un costo de 20 a 35 pesos la pieza, dependiendo de su tamaño.
Para Guadalupe López es valioso que las autoridades organicen este tipo de acciones porque así se logra que los productos locales, en su caso la piña, sean reconocidos; “si nos damos cuenta aquí (en Guerrero) no hay muchos productores que produzcan la piña y es por eso que queremos trasladarlas para acá, para que se reconozcan”.
La familia López Guzmán llamó a la ciudadanía a visitar la Exposición Artesanal Comunitaria que se instaló en el lobby del Auditorio Sentimientos de la Nación y permanecerá hasta el próximo sábado.
La exposición fue inaugurada por la secretaria de Fomento y Desarrollo Económico, Teodora Ramírez Vega; el secretario para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Afromexicano, Abel Bruno Arriaga; la representante del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, Isis Guadalupe Ramírez Morales, así como el director del Auditorio Sentimientos de la Nación, Gonzalo Muñoz Rodríguez, entre otros funcionarios y productores.