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Jueves 18 de Abril de 2024

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Biden pone en pausa su plan de infraestructura ante diferencias dentro de su propio partido

El ala demócrata centrista votaría por el plan pero cuestiona el programa de gasto social, al contrario de los demócratas progresistas, encabezados por Sanders, que se niegan a avalarlo sin garantías sobre lo social. El gobierno esgrime que la ley del aborto en Texas es una “amenaza” al Estado de derecho

Octubre 02, 2021

El presidente estadunidense, Joe Biden, al ingresar ayer al Capitolio con la presidenta de la Cámara baja, Nancy Pelosi, para reunirse a puerta cerrada con los representantes del Partido Demócrata en un intento por destrabar las negociaciones y resolver las diferencias sobre las grandes reformas que la administración tiene en agenda. Aún no hay fecha definida para una nueva votación en el Congreso y continúa la falta de acuerdo entre el ala izquierda y los centristas de esa formación política Foto: tomada de Internet

Redacción / Europa Press

Washington / Madrid

Al enfrentar una batalla dentro de su propio partido, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puso su propio proyecto de ley de infraestructura de 1.2 billones de dólares en pausa, al decir a los demócratas que un voto en la popular medida debería esperar hasta que aprueben su paquete de política social y cambio climático más ambicioso.
Fue en gran parte un intento de mediar en el estancamiento del voto que estaba planeado sobre el proyecto de infraestructura bipartidista, el cual los progresistas se rehúsan a apoyar hasta que vean acciones sobre el resto de la agenda de Biden en un importante proyecto de ley de presupuesto de 3.5 billones de dólares para expandir la atención médica, la educación, iniciativas de cambio climático y licencia laboral pagada.
Los demócratas pospusieron ayer la esperada votación final en el Congreso sobre el plan de inversión en infraestructura por 1.2 billones de dólares, defendido por Biden.
Aún no hay fecha definida para una nueva votación y continúa la falta de acuerdo entre el ala izquierda del partido y los centristas, pese a que Biden hizo ayer por la tarde una extraña visita al Capitolio, en un intento por destrabar las negociaciones y resolver las diferencias sobre las grandes reformas que la administración tiene en agenda.
“Les digo que vamos a hacer esto”, afirmó Biden en el Capitolio después de reunirse con los demócratas que estuvieron peleando por los dos proyectos de ley.
“No importa cuándo. No importa si es en seis minutos, seis días o seis semanas. Lo haremos”.
En comentarios privados, aconsejó a los demócratas que, si bien quiere que ambos proyectos se conviertan en ley, la aprobación final del paquete de infraestructura ya avalado en el Senado tendría que esperar hasta que el partido acuerde los detalles del paquete de reconciliación más amplio.
No obstante, también advirtió a los demócratas liberales que la propuesta de 3.5 billones de dólares probablemente tendría que bajar para adaptarse a los centristas, y arrojó rangos de cifras de alrededor de 2 billones de dólares como una posible alternativa.
Esta noche, Pelosi pospuso de manera indefinida la votación en el proyecto de infraestructura que había prometido a los moderados que públicamente habían presionado por una votación independiente.
“Claramente, el proyecto de infraestructura bipartidista pasará hasta que alcancemos un acuerdo con el proyecto de reconciliación”, escribió Pelosi en una carta a sus colegas.
Por un lado, hay fuertes inversiones en carreteras, puentes, redes eléctricas, bastante consensuadas, apoyadas por varios legisladores republicanos y, en principio, por los demócratas.
Y por otro lado, hay un gigantesco programa de gasto social (educación, salud, cuidado infantil) y ambiental, del que los conservadores no quieren escuchar y que divide al campo demócrata.
Su monto, aún incierto, se anunció inicialmente en 3 mil 500 billones de dólares.
La relación entre los dos es objeto de negociaciones bastante incomprensibles para el público en general.
Los demócratas progresistas se niegan a votar sobre infraestructura sin garantías sobre el gasto social. Su argumento: los demócratas de centro, una vez que se hayan financiado los puentes y las carreteras, estarían muy contentos de posponer por tiempo indeterminado una votación sobre este otro componente.
Para algunos demócratas centristas, entre los que se destacan el senador Joe Manchin y la senadora Kyrsten Sinema, el tema de fondo es el monto del paquete social (que les gustaría bajar), y el financiamiento (que cuestionan), a través de aumentos de impuestos a los ricos y a las multinacionales.
Para los legisladores más izquierdistas, encabezados por el senador Bernie Sanders, por el contrario, existe una necesidad urgente de corregir las enormes desigualdades.
La Cámara ahora dejará Washington para dos semanas de trabajo remoto.
La visita de Biden al Capitolio ocurrió después de que una reunión a puertas cerradas convocada por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi hizo poco por resolver las disputas. En ella, los legisladores de los distritos indecisos abogaron por aprobar el paquete de infraestructura, y los liberales en escaños demócratas fuera de peligro dijeron que no darían el sí hasta que el Senado acordara una medida más amplia.
Pelosi falló en contra de llevar un proyecto de ley de infraestructura de 1 billón de dólares al pleno el jueves por la noche, según un asesor, después de que los progresistas se rebelaron.
Muchos demócratas habían hecho pedidos públicos para que Biden se involucrara más personalmente en las negociaciones, diciendo que necesitaba disipar la creciente desconfianza y frustración entre los demócratas.
Pelosi abrió la reunión de la mañana con un llamado a la unidad, diciendo a sus tropas que podrían permanecer fuertes si se unen, de acuerdo con muchas personas al tanto de la sesión que hablaron en condición de anonimato.
El proyecto de infraestructura incluye 65 mil millones de dólares para expandir el acceso a internet de alta velocidad; 110 mil millones de dólares para caminos, puentes y otros proyectos; 25 mil millones de dólares para aeropuertos, y el mayor financiamiento para Amtrak desde que el servicio de trenes se fundó en 1971.
Por otro lado, el Departamento de Justicia de Estados Unidos considera que la nueva ley de Texas que prohíbe el aborto a partir de la sexta semana de gestación supone “una amenaza abierta al Estado de Derecho”, tesis con la que aspira a impugnar la reforma ante los tribunales.