El presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitó ayer el Arco del Triunfo y calles parisinas para evaluar el daño después de que un grupo de manifestantes destruyera e incendiara inmuebles y vehículos, lo que sumió a la ciudad en agitación civil.
Inmediatamente después de regresar de Argentina, Macron acudió al emblemático monumento Arco del Triunfo, donde una estatua de Marianne fue destruida, el histórico monumento del país fue saqueado y manchado en los disturbios del sábado.
En compañía del ministro del Interior, Christophe Castaner, el presidente regresó a las calles alrededor del Arco del Triunfo que fueron blanco de 3 mil alborotadores, entre ellos partidarios de la extrema derecha y de la extrema izquierda, dijo el Ministerio del Interior.
Bajo el aplauso de partidarios e interrupciones de algunos manifestantes de “chaleco amarillo”, Macron se tomó tiempo para reunirse con fuerzas de seguridad y bomberos que fueron movilizados el sábado para resguardar la manifestación ensombrecida por la creciente violencia.
Videos mostraron cómo avenidas vibrantes de la capital se convirtieron en campo de batalla. Vehículos volcados estaban en llamas alrededor del Arco del Triunfo, escaparates de comercios, entre ellos de Channel y Dior, fueron destruidos y se incendiaron árboles de Navidad, lo que obligó al cierre de decenas de estaciones del metro.
En la capital francesa, 412 individuos fueron arrestados en relación con los incidentes violentos. En total, 378 permanecen bajo custodia, dijo la prefectura de París.
Además, 133 personas resultaron heridas, entre ellas 23 oficiales de policía.
Macron, quien enfrenta un fuerte desafío en las calles, está teniendo una reunión de emergencia con el primer ministro Edouard Philippe y con los ministros de Asuntos del Interior y Ecología para discutir los disturbios y cómo manejar el movimiento social popular de los “chalecos amarillos”.
“Tenemos que pensar sobre las medidas que pueden tomarse para que estos incidentes no vuelvan a ocurrir”, dijo el vocero gubernamental Benjamin Griveaux a la radio Europe 1.

“Hay que analizar todas las opciones”, dice portavoz del gobierno

Tras los violentos disturbios registrados en las manifestaciones de los “chalecos amarillos”, miembros del Gobierno francés no descartaron ayer la imposición del estado de excepción.
“Hay que analizar todas las opciones”, dijo el portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, ayer en entrevista con la emisora de radio Europe 1. No se puede repetir esa violencia todos los fines de semana, dijo.
El ministro del Interior, Christophe Castaner, tampoco descartó el estado de excepción. “Todo lo que aporte más seguridad. No hay tabúes. Estoy dispuesto a a considerarlo todo”, dijo Castaner la noche del sábado en declaraciones a la televisión BFMTV. El estado de excepción impuesto tras los atentados islamistas en Francia se levantó a fines de 2017.
Se trata del tercer fin de semana seguido en el que el grupo de protesta “chalecos amarillos” sale a la calle para protestar. El movimiento recibe el nombre de los chalecos reflectantes, es amplio y difuso y no está impulsado por ningún partido o sindicato. Su ira se dirige contra la política de reformas del Gobierno francés, entre otros por la subida del precio de los combustibles, que consideran apartada de la realidad.