Dana Estrada / Agencia Reforma Ciudad de México Especialistas señalaron que la contaminación lumínica ha afectado el cielo de toda la Ciudad y municipios colindantes del Estado de México. Por esto, urgieron que legisladores locales trabajen en leyes para proteger el cielo. De acuerdo con José Franco, Investigador titular del Instituto de Astronomía de la … Continúa leyendo Alertan sobre la contaminación lumínica en el regreso de la Noche de las Estrellas
Diciembre 05, 2022
Dana Estrada / Agencia Reforma
Ciudad de México
Especialistas señalaron que la contaminación lumínica ha afectado el cielo de toda la Ciudad y municipios colindantes del Estado de México.
Por esto, urgieron que legisladores locales trabajen en leyes para proteger el cielo.
De acuerdo con José Franco, Investigador titular del Instituto de Astronomía de la UNAM, desde hace años la contaminación lumínica, de la mano de la ambiental, ha acrecentado rápidamente el nivel de estrés y fatiga en los habitantes del Valle de México.
“Hoy, todas casi todas las ciudades del País, pero sobre todo de la Ciudad de México están contaminadas con exceso de luz. Quienes vivimos aquí, ya no descansamos por las noches ante la alta exposición de luz artificial. Tampoco se puede apreciar el cielo y conocerlo. Tenemos altos niveles de estrés porque no hay una ley que regule”, expresó el catedrático.
Franco recalcó que sólo Ensenada, Baja California, cuenta con una ley que protege el cielo. Fue impulsada por científicos de la UNAM, quienes trabajan en el observatorio que la universidad tiene en esa zona del país.
Sin embargo, aseguró, los legisladores de la Ciudad de México no han querido atender el tema y la contaminación lumínica sigue creciendo de la mano de nuevas construcciones y una falta de regulación en alumbrado público.
“No están viendo que regular las luminarias públicas, ponerles un techo para que iluminen las calles y seguir haciéndolas seguras, ayudaría mucho en el ahorro de energía y mejoraría la calidad de vida de quienes vivimos aquí”, reiteró Franco.
Una oportunidad para ver al cielo
Luego de suspenderse por la pandemia, el sábado la Noche de Estrellas volvió al Zócalo.
Por cinco horas, la oscuridad fue de ayuda para observar las constelaciones o los planetas, como Al Nair, Júpiter, Saturno y la Luna. Asombrados, niños y adultos de todo el Valle de México tomaron alrededor de 100 telescopios para no perder detalle.
A las 18:30 horas, el cielo se tiñó de un azul profundo y oscuro. Decenas de voluntarios de la UNAM e IPN, así como vecinos de las 16 alcaldías con telescopios, invitaron a los asistentes a echar un ojo y conocer de cerca lo que un tiempo estuvo suspendido por la contaminación atmosférica y lumínica.
Antonia Pérez, de 81 años, fue de las primeras en ver la Luna y Saturno de cerca. Pero, sobre todo, de tocar un telescopio, que para ella sólo los científicos lo tienen.
“Cuando era niña, las estrellas se veían. Había muchas en el cielo. Ahora, cuando mis piernas me dan para salir, sólo veo la Luna. Sentí bonito volver a verla tan de cerca con tanto color y luz. Yo nunca había visto un telescopio de cerca”, relató Pérez.
La mujer viajó desde una de las colonias más alejadas de la Gustavo A. Madero sólo para ver unos minutos las estrellas que se han perdido en el cielo de la Ciudad de México.
“Ya casi no salgo, pero mis hijas me invitaron. Se siente uno bien de ver ya gente y de conocer nuevas cosas”, agregó.
Gabriel, de 12 años, recibió en enero su primer telescopio como regalo de Reyes Magos. Todo ese tiempo vio tutoriales en internet para saber cómo usarlo. Dado que ha utilizado esta herramienta con frecuencia para ver el cielo, decidió prestarla por unas horas a quienes quisieran ver de cerca las estrellas.
“Mi mamá vio en internet la convocatoria para participar como voluntarios y decidimos venir a ver la Luna y las estrellas desde el Zócalo y enseñarle a la gente el cielo que ya no voltean a ver”, dijo el niño.
José Franco, investigador titular del Instituto de Astronomía de la UNAM, explicó que anoche se retomó por primera vez la Noche de Estrellas después de 2019.
Se escoge el primer sábado de cada diciembre, pues se considera temporada seca y la Luna se encuentra en cuarto menguante para poder conocerla en todo su esplendor, sin la luminosidad excesiva que tiene cuando hay luna llena.