EL-SUR

Jueves 17 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Sociedad  

Se desarrolla desde la UAG una red de sensores submarinos para alertar sobre fenómenos naturales

Trabajan académicos y estudiantes del doctorado en Ciencias Ambientales en detectar cambios en la temperatura del agua, un factor clave para la potencia que alcanzó Otis

Diciembre 02, 2023

Ramón Gracida Gómez

Académicos y estudiantes del doctorado en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) desarrollan una red hidrográfica de sensores submarinos de temperatura en el litoral de Acapulco para la detección temprana de fenómenos hidrometeorológicos.
El investigador Maximino Reyes Umaña indicó que el huracán Otis encontró una temperatura del mar por arriba de lo normal y eso ocasionó que evolucionara de magnitud con mucha rapidez, que en un solo día pasó de categoría 1 a 5. El biólogo marino Juan Barnard Ávila dijo que previamente al fenómeno del 25 de octubre, la temperatura a 25 metros de profundidad del mar en Acapulco era de 32 grados.
Junto con la red Guerrero es Primero, buscan que una organización no gubernamental (ONG) financie la instalación de 10 sensores en el litoral del municipio y generar protocolos de prevención de los embates de los fenómenos hidrometeorológicos.
La mañana del viernes se realizó una reunión de Guerrero es Primero en las oficinas de la Arquidiócesis de Acapulco, en la calle Del Fraile, detrás de la tienda Aurrerá, en la avenida Universidad. Asistieron unas 20 personas de distintas organizaciones sociales.
El integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 1, Maximino Reyes Umaña, indicó que una pregunta recurrente desde el huracán Otis es “¿por qué un huracán vino hasta acá, directamente hacia nosotros? Se supone que era una trayectoria a Tecpan y después se desvió hacia nosotros. Y esa es la pregunta que mucha gente se hace, si era categoría 1, categoría 2 y después en una hora, fue 3, 4, 5”.
Una de las razones, explicó el profesor del doctorado en Ciencias Ambientales de la UAG, “fue la temperatura del mar, la temperatura tiene mucho que ver. Es como cuando uno quiere prender una fogata, ¿no?, ahí le están echando papelito al carbón, pero en cambio, si le echan gasolina, ¿qué pasa? Así pasó, un huracán normal encontró temperaturas por arriba de lo normal del mar y se prendió”.
El especialista en sistemas de información geográfica, de gestión de riesgos y del manejo de cuenca hidrológica, dijo que el cambio climático es inevitable, “es un ciclo”, pero lo que sí se puede prevenir es el calentamiento global.
Barnard Ávila, doctorante del mismo programa académico donde imparte clases Reyes Umaña, contó como antecedente del proyecto de la red hidrográfica, el estudio del blanqueamiento de los corales en Acapulco, es decir, la muerte de esas especies submarinas.
Dijo que la alta temperatura del mar ha ocasionado la muerte de los corales y contó que durante sus recorridos en meses previos, midió que la temperatura a 25 metros de profundidad del mar en Acapulco era de 32 grados, cuando lo normal es de 28 y 29 grados.
Explicó que la importancia de los corales es que son sumideros de carbono y expuso que hasta hace unos años, del total de Co2 que se producía anualmente en el mundo, el 50 por ciento lo absorbían los arrecifes de coral.
El 0.2 por ciento de los océanos corresponde a los corales, pero hasta el 2014 la población decreció 50 por ciento “y ahorita en 2023, yo creo que lleva 70 por ciento”, alertó el biólogo marino, y agregó que los océanos regulan la temperatura y el clima del planeta.
Contó que antes de que se sucediera el huracán Otis advirtió a funcionarios del gobierno estatal sobre la muerte de corales y del aumento de la temperatura, porque “el combustible para un huracán, para una depresión, tormenta, es el agua”. Pero no le hicieron caso, lamentó.
La propuesta que presentaron ambos académicos es una “red hidrográfica de sensores submarinos de temperatura en el litoral de Acapulco para la detección temprana de anomalías como causa del calentamiento global que coadyuve para protocolos de prevención municipal y en ecosistemas costeros los embates fenómenos hidrometeorológicos”.
Barnard Ávila mencionó que los sensores “son del tamaño de un teléfono celular; yo llego, me meto, lo pongo a 10 metros y lo dejo ahí trabajando una semana y me graba hasta 96 mil datos”.
El sensor estaría acompañado de una alarma, que estaría configurada a alertar a 30 grados centígrados. “Si esos 10 que pretendemos colocar en el litoral están prendidos, en ese momento, yo debo de dar aviso a Protección Civil estatal, nacional, al Sistema Meteorológico Nacional”, explicó.
El objetivo principal, señala su exposición, es el estudio para relacionar el comportamiento de la temperatura del mar con lo ocurrencia de los eventos El Niño Oscilación del Sur (ENSO), “evaluando su potencial predictivo para determinar el curso de un evento ENSO y asociar alertas con fenómenos hidrometeorológicos que pueden convertirse en huracanes de mayor categoría en unas cuantas horas”.
Sin embargo, lamentó que las autoridades disminuyan recursos a este tipo de investigaciones y a todo lo referente a ecología y medioambiente, a pesar de su importancia. “Hoy, que no tenemos árboles y subió cuatro grados la temperatura y las islas de calor que se forman en todos lados, entonces sí nos estamos dando cuenta de qué calor hace”.
Ante este escenario, el doctor Maximino Reyes Umaña y el biólogo marino Juan Barnard Ávila, con el apoyo de la red Guerrero es Primero, presentarán próximamente este proyecto a la Fundación Sertull de la Ciudad de México, en un primer intento por conseguir financiamiento.