EL-SUR

Miércoles 09 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Anituy Rebolledo Ayerdi

MADE IN CHINA (Sexta de siete partes)   Don Lorenzo Lugo Lorenzo Lugo Chío llegó a México cuando despertaba a la adolescencia. Su abuela había logrado colarlo en un carguero inglés mientras Cantón ardía. La república sepultaba siglos de opresión. Mary Lugo, una de las cuatro hijas de don Lorenzo viajará muchos años más tarde … Continúa leyendo Anituy Rebolledo Ayerdi

Septiembre 07, 2002

MADE IN CHINA

(Sexta de siete partes)

 

Don Lorenzo Lugo

Lorenzo Lugo Chío llegó a México cuando despertaba a la adolescencia. Su abuela había logrado colarlo en un carguero inglés mientras Cantón ardía. La república sepultaba siglos de opresión.

Mary Lugo, una de las cuatro hijas de don Lorenzo viajará muchos años más tarde en busca de sus ancestros cantoneses. Era Fernando, dice, el más entusiasta de esta misión casi imposible. Fernando Salinas Torres fue hasta hace unos pocos meses su compañero de toda la vida. Juntos mantuvieron primero el restaurante Cuauhtémoc, con su aporreadillo mañanero de antología, para crear más tarde el Fersato’s de comida campirana en la Costera.

Cuando la pareja llega a Cantón no preguntan por la familia Lugo porque tal no existe. El apellido Lugo lo había adoptado don Lorenzo para facilitarse las cosas en México. Indagarán por los apellidos auténticos, Eng y Chío, y entonces sí encontrarán una pista. Para no hacer el cuento largo, advierte Mary, dimos con la casa donde había nacido mi padre. Sobre su familia nadie pudo darles razón, excepto una referencia sobre la abuela. Alguien la recordó luchando bravamente por la república y quizá sucumbiendo aquél mismo día en que puso a salvo a su joven nieto.

Para Lorenzo Lugo Chío nunca fueron válidos los decretos prohibiendo a los chinos casarse con mexicanas. El escogerá a una muy guapa, Soledad Estrada, para formar con ella un hogar estable y duradero. Vivirán varios años en Atoyac de Alvarez dedicado él al comercio del café y en esa actividad alternará con los grandes empresarios del grano como los García, los Galeana y los Nogueda. Una de sus mayores satisfacciones fue tener entre sus clientes a la célebre cafetería Wadi.

Los Lugo Estrada toman un día la decisión de radicar en Acapulco. Las cuatro mujercitas necesitan un ambiente más agradable pero sobre todos mayores opciones de estudio. Aquí don Lorenzo se dedicará a los abarrotes y su tienda Las cuatro milpas, aludirá seguramente a la canción campirana de moda. Se localizaba en la calle Mina, muy cerca de los Chonguín.

Hoy los Lugo son acapulqueños: los Salinas Lugo: Cristhofer, Fernando Enrique y Aúrea Angélica. Los Buendía Lugo: Anasol, Liliana (hijas del periodista Arturo Buendía Gaytán) y Jorge Lugo. Los González Lugo: Ernestina, Karina, René, César, Pera y Georgina. Los Pardillo Lugo: Edel.

La chinita y el chinito

La lista de éxitos musicales extranjeros de 1943 incluye extrañamente un foxtrot titulado En un bosque de la China, interpretado por el tanguero Hugo del Carril. Compite con los tangos Uno y Percal y los boleros cubanos Nosotros y Vieja Luna. Extrañamente porque el tema es francamente bobalicón. Tin Tán, el más grande cómico mexicano de todos los tiempos, hará más tarde un cover tan exitoso como la primicia. No faltarán quienes desde los púlpitos identifiquen la canción con un mensaje cifrado de Mao Tse Tung. 

En un bosque de la China,

una china se perdió

y como yo era un perdido

nos encontramos los dos.

Era de noche y la chinita

tenia miedo

miedo tenía

de andar solita.

Anduvo un rato y se sentó

junto a la china

junto a la china

me senté yo. 

Argentina como Hugo del Carriel, Rosita Quintana hará famoso otro tema con un oriental como personaje central pero esta al ritmo de rumba. 

Chinito, chinito

toca la malaca, chinito,

Chinito, chinito

no pleocupe má.

Tocando la malaca

comelás más alós,

chinito no tlabaja

de la cinco a las dos. 

Lo oriental tendrá esos años referencias notables tanto en el teatro de revista como en el cine. Bailarinas conocidas como “exóticas”, entre ellas las “chinitas” Kalantán y Su Muy Key, harán bramar al “respetables” con una y única perentoria exigencia: ¡pelos, pelos, pelos!. La represión moralista del momento prohibía del destape y sólo las muy audaces osaban enseñar el ombligo. Serán las ombliguistas.

Fumanchú era el nombre artístico del mago David T. Bamberg, quien lógicamente se hacía pasar como chino. Convertido en detective, el personaje será llevado a la pantalla grande con éxito e incluso será dirigido por un creador de la talla de Roberto Gavaldón. La película Han matado a Tongolele (1948) con la actuación estelar de excepcional bailarina de tahitiano, romperá marcas de taquilla sin ayuda de la jerarquía eclesiástica. Publicitada en la prensa como si se tratará de una nota roja, la cinta provocará escenarios chuscos y dramáticos cuando miles de chilangos crean muerta a la exótica.

Otro chino notable del espectáculo, el Chino Herrera, vendrá en efecto de muy lejos pero no tanto: Yucatán.

  Don Luis Long 

Luis Long fue un personaje muy apreciado en el Acapulco de los años 20 dedicado al comercio de abarrotes. Su negocio se ubicaba en Roberto Posada donde antes había operado el Colegio Guadalupano de la célebre maestra Nicolasita Vizcarra. El nombre de Luis Long figura en la lista de socios fundadores de la Cámara de Comercio de Acapulco, en 1924, junto con Isaías Acosta, Manuel Muñúzuri, Arturo García Mier y William Mc Hudson. También, Federico Pintos, Juan Manzanares, Samuel Muñúzurri, Alejandro Batani, Hugh Sthepens, Francisco Vela y Ramón Córdova, entre otros.

Sin que nadie aquí se lo encargara y menos aún por recompensa de por medio, don Luis Long tomará como reto personal la traducción de los caracteres chinos sobre una roca de La Quebrada, inscritos en torno al dibujo de una embarcación. Se trataría sin duda de la que trajo a los monjes chinos en el año 412.

Don Luis expondrá su teoría a quien se lo solicite hasta que la roca desaparezca. O bien hurtada para adornar algún patio trasero o bien dinamitada durante alguna remodelación de La Quebrada. No existe, y es una lástima, ningún testimonio público sobre los estudios realizados por el señor Long sobre aquella roca grabada y tampoco noticias sobre el contenido del mensaje. 

Otros residentes chinos 

Don Juan Wong Chen bajaba a todas las tardes del barrio del Teconche para dirigirse a su trabajo en algún cine de la ciudad. Fue de los socios más antiguos del STIC dirigido por Nacho Arcos Guevara.

Don Juan Wong Ham, se dedico al transporte de pasajeros, concretamente en la Flecha Verde.

Era chino, por supuesto, el propietario del restaurante El rincón chino de la calle Progreso, hoy subsistente aunque con otro giro. En el local original fue asesinado el abogado Juan Castañón, esposo de doña María de la O.