EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Asonada en el Tucom

Raymundo Riva Palacio

Agosto 01, 2005

ESTRICTAMENTE PERSONAL

 

 

Este jueves será el gran día para Unidad Democrática, al revelarse los resultados de una medición múltiple –encuesta nacional, votación de 700 notables y entre pares– que determinarán quién de ese grupo bautizado como el Tucom, acrónimo de “Todos Unidos contra Madrazo”, disputarán al dirigente nacional del PRI Roberto Madrazo la candidatura presidencial. El método de selección fue impecable, pero dista mucho, como proceso, que haya sido lo democrático que todos clamaban sería.

El proceso fue manipulado y dirigido de principio a fin por el equipo de uno de los contendientes, el senador Enrique Jackson, cuyos alfiles se apoderaron de la burocracia del Tucom, que se encargó de revisar las listas de los notables –donde podía controlar el 25 por ciento del voto total–, depurarlas y, sospechan algunos, de censurarlas. El equipo de Jackson incumplió con los compromisos de equidad y respeto, conociendo de antemano las listas, y violentando las formas y las normas, buscaron persuadirlos para que votaran a favor del senador. Si operara la lógica de los aparatos burocráticos, podría anticiparse que él ganaría la precandidatura que enfrentará a la de Madrazo, pero por haber sido secreto, no se podrá saber hasta esta semana si el convencimiento se tradujo en apoyo.

Jackson fue tomando el control del Tucom con cartas abiertas e integrando la burocracia que terminó dominándolo. El senador colocó desde un principio a dos piezas que resultarían claves: Roberto Campa y Juan Gabriel Valencia. Campa, que llegó del regazo de la maestra Elba Esther Gordillo, se formó a lo largo de los años junto a Jackson, desde que el sonorense se ocupaba de las redes políticas y policiales en el Distrito Federal hace 20 años. Valencia es un hombre muy cercano a Liébano Sáenz, ex secretario particular del ex presidente Ernesto Zedillo, y enemigo de Madrazo. Como su representante formal en el Tucom ubicó a Sabino Bastida, quien llegó al PRI con el zedillista José Antonio González Fernández y se quedó al frente de la Fundación Colosio en la campaña presidencial de Francisco Labastida.

Mientras Bastida se encargaba de transmitir las propuestas y los deseos de Jackson al Tucom, muchos de ellos para acotar y bloquear a Montiel, entre Campa y Valencia se encargaron de jugar al policía bueno y al policía malo. Campa, secretario técnico del Tucom, cumplió con el papel de conciliador, allanando el camino para tejer la trampa a los demás sin que se dieran cuenta, mientras Valencia, que fungía como el relator, llevaba la voz cantante contra el gobernador del estado de México Arturo Montiel. El primero atemperaba y el segundo cuestionaba y acotaba. Los dos fueron quienes guardaron bajo llave la lista de notables y desarrollaron toda la manipulación consecuente. Le jugaron sucio a los representantes de los gobernadores de Coahuila y México, y de los ex gobernadores de Hidalgo y Tamaulipas, que contendían por la precandidatura, cercándolos y limitándoles el acceso a la lista. Al mismo tiempo, dieron entrada libre a ella a personas del equipo de Jackson.

Quienes revisaron antes que nadie la lista para comenzar a cabildear fueron el último secretario de Gobernación zedillista, Diódoro Carrasco, jefe de campaña de Jackson, y el senador Emilio Gamboa, quien fue uno de los que comenzó a cuchichear al oído de Jackson que podía aspirar a la Presidencia. Gamboa ha sido una figura clave, y entre sus logros fue abrirle las puertas de la televisión para que inundara de spots la pantalla y pudiera contrarrestar la intensa campaña electrónica de Montiel. “Nos están saliendo los spots casi regalados”, decía metafóricamente uno de los cercanos a Jackson. Y es muy probable, aunque hay un intangible, el que Gamboa bloqueara la nueva ley de Radio y Televisión con el apoyo de Jackson. También le acercó financiamiento, en particular del banquero y presidente del Grupo Maseca Roberto González, cuyos recursos se sumaron a los que aportaron a la campaña del senador los gobernadores de Nuevo León, Natividad González Parás, y Sonora, Eduardo Bours.

El gobernador de Coahuila Enrique Martínez y el ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, nunca pudieron rivalizar en spots con Jackson o Montiel; el ex gobernador de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez Soto, optó por no inyectar recursos en medios electrónicos. Con la burocracia montada en la promoción del senador, Montiel también comenzó a perder apoyos, algunos más evidentes que otros. En el primer caso se encuentra Mentor Tijerina, a quien iba a contratar para manejarle la estrategia de imagen. Fue una vez a Toluca para hacer una presentación, pero el ex colaborador de González Parás desapareció súbitamente y reapareció hace tres semanas en un acto organizado por Jackson. En el segundo caso se encuentra Labastida, quien luego de haber enviado una melosa carta a Montiel para decirle que estaba con él todo el camino, le dio la espalda. Aunque no hizo pública su posición, periodistas amigos de él en Sinaloa comenzaron a glosar cada uno de los discursos de Jackson, soslayando todo lo que hacía Montiel.

Más adelante sumó a la burocracia a otro senador, Genaro Borrego, ex gobernador de Zacatecas y vergonzosamente defenestrado como líder del PRI por el ex presidente Carlos Salinas, a quien nombraron como vocero del Tucom y que se presentaba como un réferi en la contienda. Borrego, sin embargo, no pudo encontrar su espacio en el breve tiempo que estuvo en el Tucom donde, pese a no renunciar, y consistente con una carrera política cobarde, decidió hace dos semanas irse a Europa para no estar presente en los últimos días de jaloneo, cobarde como siempre. Borrego fue la única pieza que le falló a Jackson en la asonada en el Tucom, cuyos resultados, positivos o negativos, se verán dentro de unas cuantas horas.

 

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