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Opinión  

Caballo de Troya

ESTRICTAMENTE PERSONAL Elba Esther Gordillo parece tener una gran fuerza. El mismo día en que dicen que se reunió con Unidad Democrática, el célebre Tucom, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dictaminó que el PRI no podía impedir que asuma su presidencia. El acto fue interpretado como la victoria que ella esperaba … Continúa leyendo Caballo de Troya

Agosto 15, 2005

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Elba Esther Gordillo parece tener una gran fuerza. El mismo día en que dicen que se reunió con Unidad Democrática, el célebre Tucom, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dictaminó que el PRI no podía impedir que asuma su presidencia. El acto fue interpretado como la victoria que ella esperaba para ser ungida en el liderazgo nacional sin poder humano legal que pudiera impedirle la permanencia que deseara o, al menos, hasta el 2006. Sin embargo, las cosas no son como parecen. Lo que la maestra, el tribunal y las manos que mecieron su cuna para que se le acomodaran las fichas mediáticas hicieron fue, simple y llanamente, un descontón político. Para efectos internos del PRI, el término de la maestra en la presidencia podrá ser hasta 59 días, al término del cual se tiene que ir.

El tribunal concedió la razón a un militante priísta que impugnó un artículo

transitorio que autoriza al Consejo Político a discutir la prelación y a modificar el artículo 164 que se refiere a la sustitución de presidente del partido, argumentando que no se discutió en la asamblea general en marzo pasado. Al darse ese fallo se tendría que aplicar el artículo 163, que impide un cambio de dirigentes cuando se está en una campaña constitucional o de postulación de candidatos, con lo cual parecía allanado el camino para que la maestra se quedara hasta el 2006, año clave por la elección presidencial, y sobretodo por la posibilidad de manejar las listas de diputados y senadores.

Sin embargo, el tribunal aparentemente incurrió en errores y falló sobre algo inexistente. En la asamblea general pasada, el líder nacional del PRI, Roberto Madrazo, envió una carta a la mesa de estatutos donde pedía esa modificación. Tras leerla, los miembros de la mesa votaron que se pospusieran la discusión y le otorgaron al Consejo Político la autorización para que sea él quien debata sobre el artículo y, en dado caso, lo modifique. Esto significa que lo planteado por el tribunal queda sin fundamento legal y que la victoria de Elba Esther Gordillo parece más un recurso para ganar tiempo y cabildear en el Consejo Político. Lo cierto es que la maestra está arrinconada y emplea mañosamente el artículo 164 para exigir la presidencia del partido. De acuerdo con él, sí le corresponde ascender al cargo por el concepto de prelación, pero esconde la segunda parte de la frase, donde establece que al ocupar el cargo tiene que convocar en un plazo máximo de 60 días al Consejo Político para que realice la elección del presidente y el secretario general sustitutos, que “deberán concluir el periodo estatutario correspondiente”.

O sea, si la maestra Gordillo aceptó la prelación, debe aceptar también al Consejo Político que está facultado a elegir, por lo que no se aplica el artículo 163 porque no se abre una campaña para la elección de una dirigencia o un presidente, sino simplemente para escoger al sustituto. Un punto fino en esta compleja madeja es que mientras la maestra desea primar a su persona, el Consejo Político prima el derecho colectivo. Dicho en otras palabras, la maestra podría tomar de inmediato posesión de la presidencia del PRI, pero sólo y hasta que el Consejo Político —que está obligado a convocar— la nombre, ella será formal y legalmente la dirigente. Esta secuencia es lo que provocó que Gordillo prolongara todavía más su regreso público a la política mexicana, pues el problema que enfrenta no es técnico, ni jurídico, sino eminentemente político: carece del apoyo del Consejo Político para ser ungida más de 60 días; en este momento, lo más probable es que si votan, la botan.

De acuerdo con funcionarios priístas, ella le solicitó a Madrazo que se responsabilizara de construir el consenso a su favor, pero le dijo que eso le correspondí a sus operadores. Desde el jueves pasado la maestra comenzó el trabajo de cabildeo en México, iniciando con una reunión con los 40 miembros del Consejo Político que fueron impulsados por ella. Sin embargo, según trascendió, sólo 17 le dijeron que contara con ellos, mientras que 23 le retiraron su apoyo. El gran resto de los mil 200 integrantes del Consejo Político, no la quieren en la presidencia. Aceptan que asuma el tiempo que le corresponde conforme a estatutos, pero ni un minuto más. La percepción generalizada es que traicionará a Madrazo y al partido, y que su objetivo central no es ni garantizar la unidad ni llevarlos a una victoria en 2006, sino desmantelar el PRI. Esta creciente línea de pensamiento es sumamente dura en su contra, pero según informes internos del PRI, hay fundamento.

La maestra, de acuerdo con funcionarios priístas, ofreció a cuando menos dos personalidades la candidatura presidencial del nuevo Partido Alianza Nacional, creado fundamentalmente con el apoyo del magisterio oficial, presidido por personas que trabajaron junto con ella, que han engañando a jóvenes entusiastas de la política que están siendo utilizados como fachada de partido ciudadano. Uno fue el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, a quien le ofreció la candidatura en la casa de su protegido, el diputado verde Jorge Kawhage; el otro fue el rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente, a quien trató de seducir en la misma semana que a Cárdenas, quien sigue dentro del PRD. Hasta donde se sabe, en ambos casos la respuesta fue negativa.

Lo que se conoce dentro del PRI es que en esas reuniones la maestra expresó que su intención es destruir a Madrazo y al PRI. Ni más ni menos. Por eso, cuando Gordillo le pidió ayuda a Madrazo, argumentando que ella es garantía de que el partido no se fracturará, lo que hubo a su espalda fueron sonrisas. Es con ella, están seguros, que el PRI se dividirá. La maestra, para lo que a la mayoría del PRI concierne, es un caballo de Troya que, para su infortunio, se volvió transparente.

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