EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Candidatos ignoran a la población negra

Margarita Warnholtz

Mayo 18, 2018

 

Ninguno de los candidatos a la presidencia de la República tiene propuestas para los pueblos afromexicanos o negros. Según datos del INEGI corresponden solamente a un 1.2% de la población total del país, por lo que probablemente los aspirantes a la presidencia consideren que representan muy pocos votos como para preocuparse por ellos. Pero este sector de la población tiene muy claro lo que quiere y sería bueno que los candidatos por lo menos lo supieran.
En una conversación sostenida hace unos días en Pinotepa Nacional, Oaxaca, con Israel Reyes Larrea y Angustia Torres Díaz, ambos integrantes de la Alianza para el Fortalecimiento de las Regiones Indígenas y Comunidades Afromexicanas (AFRICA AC), hablamos sobre sus demandas y otros puntos. En síntesis buscan reconocimiento constitucional, estadístico y reconocimiento histórico digno.
Después de más de 20 años de lucha los afromexicanos por fin lograron que se les tomara en cuenta en las estadísticas del Inegi en el conteo de 2015. Esto lo consideran un avance pero no resuelve sus problemas.
Angustia Torres aclara que aunque los académicos digan que son afromexicanos o afrodescendientes ella se identifica como negra y le gusta que la llamen negra, pues “aunque digan que no es políticamente correcto, es el término con el que nos asumimos todos en la comunidad”.
Afirma que el mayor racismo hacia ellos viene del Estado y es la falta de reconocimiento. Comenta que cuando salen de su región no solamente son discriminados, sino que se enfrentan a detenciones por parte de las autoridades migratorias que los confunden con centroamericanos y, dado que no están reconocidos “como una etnia más” del país, les cuesta trabajo demostrar que son mexicanos, pues aunque muestren su identificación dudan de ellos.
Para Israel Reyes, el reconocimiento constitucional es básico, pues si no hay reconocimiento no hay políticas públicas específicas ni leyes para los negros. Afirma: “Como dice la doctora Elia Avendaño, un pueblo sin reconocimiento es como un niño que no tiene acta de nacimiento, existe pero el Estado no lo ve. Nosotros proponemos que además del reconocimiento constitucional se reconozca la zona de la Costa Chica (tanto de Oaxaca como de Guerrero) como territorio negro. Hemos ido con diputados y senadores pero no se ha podido”.
En cuanto al reconocimiento histórico digno, Reyes Larrea explica que es necesario que se conozcan y reconozcan los aportes de los negros a la cultura y a la identidad mexicana y que los libros de texto deberían contener la historia del pueblo negro, pero una historia digna. “Nuestra gente no conoce su historia y eso hace que se inventen mitos; si existiera un libro de texto desde Sonora hasta Chetumal, con la historia del pueblo negro y sus aportes, entonces sí tendríamos elementos para apropiarnos de ella y decir éste soy yo. También hubo reyes y reinas negros en África, no todos fueron esclavos”, dice. Como maestro de primaria conoce bien los libros de texto y afirma que solamente en el de tercer grado se menciona a los negros mexicanos y lo único que dice es que fueron esclavos.
Reyes hace también una fuerte crítica a los académicos. Afirma que el trabajo académico es muy importante, pero que los académicos deberían despojarse del protagonismo y acompañar la lucha por el reconocimiento de los pueblos afromexicanos. Dice que, salvo los integrantes del Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC) de la UNAM, quienes los han apoyado permanentemente, los académicos, particularmente algunas investigadoras del Instituto Nacional de Antropología e Historia, han provocado divisiones en las organizaciones y solamente “sacan nuestra historia en sus simposios, donde no existe la presencia de los negros”.
Como conclusión, Reyes Larrea afirma que “el reconocimiento constitucional, el estadístico y el reconocimiento histórico digno son los tres ejes torales para que el Estado mexicano salde esa deuda histórica con los negros, lo demás es simulación, como eso de andar poniendo plaquitas”. Con lo de “plaquitas” se refiere a la placa que se develó en Cuajinicuilapa, Guerrero, en marzo del año pasado “en memoria de la esclavitud”, que fue muy criticada por los pueblos afro (“es indigno, como hacerle un monumento a Hernán Cortés”, dicen algunos) y que, por cierto, al mes comenzó a despintarse y actualmente ya no se puede leer prácticamente nada de lo que dice.