EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Cuando el sexenio se acorta

Humberto Musacchio

Marzo 04, 2021

Es plausible que el presidente Andrés Manuel López Obrador se proponga recuperar la rectoría estatal en materia energética, lo es que, con sus asegunes, procure mantener una relación amigable con el gobierno estadunidense y que se combata la corrupción. Sí, es loable, pero para llevar a buen término los mejores propósitos se requiere un amplio apoyo popular, no sólo de los votantes de su partido, sino de una mayoría más amplia.
Desde luego, esa indispensable búsqueda de respaldo no está entre los propósitos del gobierno, como lo evidencian los frentes que cotidianamente se abren en las “mañaneras”, la fobia hacia el periodismo crítico o disidente y la condena de personas y personajes opuestos al actual gobierno.
Una virtual insurrección se vive en Morena ante el afán de imponer, por encima de lo que sea y a cualquier precio, a Félix Salgado Macedonio, el hasta hoy candidato a la gubernatura de Guerrero, un sujeto de por sí impresentable, pues no se olvidan los numeritos que protagoniza cuando está borracho y menos todavía su falta de respeto hacia las mujeres.
En otros casos, hay acusaciones de abuso sexual que suelen ser discutibles, como esas que se hacen, sin pruebas, años después de ocurrido lo que dicen que ocurrió. Sí, hay señalamientos que con falsedades pueden destruir un matrimonio, una carrera profesional, incluso una vida. Pero no está en esa tesitura Salgado Macedonio, pues existen contra él denuncias penales y múltiples anécdotas que no parecen molestar a los defensores del machismo.
Para el presidente López Obrador, la repulsa expresada hacia Félix Salgado, el autollamado “Toro sin Cerca”, es reprobable porque “no se pueden hacer linchamientos políticos” y, también, porque a su juicio son dudosas y hasta sospechosas las múltiples acusaciones contra el contumaz abusador, al extremo de sugerir que alguien está detrás de quienes lo señalan, pues, sobre las acusaciones, el mandatario preguntó “de parte de quién” y en otro momento, en tono regañón, soltó un “¡Ya chole!” y exigió que todo mundo se atenga a la presunta encuesta que supuestamente realizó Morena para inventar la candidatura del cornúpeta.
Lo cierto es que al Presidente, además de los problemas causados por la pandemia, que no son pocos, se le acumulan las quejas, los reclamos y las promesas incumplidas. Sus giras ya no son el paseo triunfal que solían ser y ahora afronta los gritos de los inconformes, la exigencia de que se investigue el paradero de los desaparecidos (son 83 mil 858, de acuerdo con Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación).
López Obrador ya ni siquiera baja el vidrio de su vehículo cuando se le acercan los ciudadanos y ciudadanas que piden respuestas y soluciones. Un caso extremo y por supuesto reprobable, fue la mentada de madre que le propinaron cinco patanes que iban en el mismo avión que AMLO, quien más allá de sus aciertos y errores representa a las instituciones.
Bajo una tremenda presión femenina, la Comisión Nacional “de Honestidad y Justicia” de Morena dizque analizó el caso y, temiendo que el 8 de marzo se convierta en una gran protesta contra Ya Saben Quién, resolvió que las acusaciones contra el energúmeno “son improcedentes e infundadas”, pero, por si las dudas, ordenó reponer el proceso de selección de candidato, ¡con el mismo indiciado como participante! Desvergüenza pura.
Lo cierto es que la misoginia, una enfermedad nacional, sigue presente en el partido que uno quisiera suponer ajeno a la discriminación y el maltrato hacia las mujeres. Pero no hay tal. Hace unos días, doña Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación, denunció que sufre discriminación de género por parte de sus compañeros de gabinete. Y si eso sucede en las alturas del poder, ya podemos imaginar lo demás.
Y mientras el sexenio se acorta en medio de tantos problemas sin resolver, de usos y costumbres tomados de lo peor de nuestra historia, con varios focos rojos encendidos, ninguna encuesta puede garantizar el triunfo morenista en las elecciones del próximo mes de junio. Los partidos de oposición ya tomaron nota, pero Morena prefiere seguir con el sueño de una victoria fácil y hasta contundente. Su despertar le resultará doloroso.