Raymundo Riva Palacio
Septiembre 05, 2005
ESTRICTAMENTE PERSONAL
Fuera máscaras. Elba Esther Gordillo, secretaria general del PRI le declaró la guerra este sábado al PRI, a Roberto Madrazo, emplazó a gobernadores y líderes a dejar de ser cobardes, le dio el beso del diablo al partido Nueva Alianza que trataba de proyectar una imagen ciudadana, y acusó a los priístas de que serán ellos, no ella, los responsables de una fractura dentro del partido si proceden con su expulsión. Ufff. La maestra sacó la escopeta durante una entrevista con Elena Gallegos, del periódico La Jornada, donde cayó en contradicciones y en omisiones, y lanzó una monumental acusación contra Madrazo, al afirmar que la amenazó de muerte. Provocadora, la retórica inflamatoria empleada por Gordillo, muestra, sobre todo, el inicio formal su prevista campaña para la destrucción de Madrazo y el PRI.
¿Por qué disparar sus cañones en este momento? Habrá quienes consideren en sus violentos disparos una señal de debilidad: la maestra podría decir esta argumentación, se siente perdida, desesperada y juega al si me hunden, se van conmigo. Pero ella es más sofisticada que eso. En la entrevista, lo que parece tramar es una fenomenal tolvanera que le abra márgenes de operación, restablezca viejas alianzas y, en el peor de los casos, eleve su moneda de cambio político. Para ello, la onomatopeya de su tono mediático juega perfecto. De otra manera, si tiene testigos de las amenazas de muerte, como lo asegura, ¿por qué no denuncia penalmente a Madrazo? Para qué vociferar que redactó un testamento político con dos copias que serían dadas a conocer en caso de que le pasara algo, si sería más contundente que provocara una investigación con lo cual, si comprobara su dicho, Madrazo sería sometido a un proceso judicial, con lo que perdería toda posibilidad de contender por la Presidencia, pues la ley prohíbe candidatos con antecedentes penales.
La amenaza es pólvora y arma de Gordillo contra Madrazo en el campo judicial, pero al jugar en otro establece claramente los términos de la guerra. Lo judicial lo tiene reservado en otro estadio, que posiblemente es el que trate de esconder detrás de la tolvanera política y mediática que levantarán sus declaraciones. Si esta es la estrategia seguida por la maestra, habrá que reconocerle astucia para esconder su buscado jaque al rey priísta, y habrá que regresar la atención al miércoles pasado, cuando en forma mucho menos sonora, declaró la guerra a Madrazo y al PRI. Ese día, el equipo jurídico de la maestra presentó al Tribunal Electoral del Poder Judicial (TRIFE) un documento de 60 páginas para promover un juicio para la protección de sus derechos políticos, donde afirma que el secretario técnico de la Comisión Política Permanente del PRI, quien era Palacios Alcocer, violentó sus garantías político-electorales al violar el artículo reglamentario del partido, que se refiere a la convocatoria para elegir al presidente sustituto. Lo que pretende la maestra es una declaración de nulidad de la convocatoria. Si el TRIFE fallara a su favor, sería devastador para el PRI en general, pues se repondría el procedimiento de la convocatoria, con lo cual la maestra asumiría la presidencia del partido, y todos los actos y resoluciones posteriores a emisión de esa convocatoria serían cancelados, como la propia convocatoria para elegir al candidato presidencial, la elección del candidato para la Presidencia, y su registro ante el Instituto Federal Electoral (IFE) a más tardar el 15 de enero. Hipotéticamente, si el Trife resolviera después del 15 de enero, el PRI podría quedarse, incluso, sin candidato presidencial.
La gran jugada judicial, sin embargo, no surgió del equipo jurídico de la maestra. Como si no fuera suficiente el embrollo actual, un nuevo actor, el menos deseado, se metió a la guerra en el PRI: Luis Carlos Ugalde, el presidente del IFE, quien debe su actual trabajo a la maestra. Ugalde le recomendó la vía del Trife por ser lo que mejor se ajustaba a sus propósitos. Si el juicio lo hubiera promovido en las instancias del PRI o ante el propio IFE, los tiempos procesales de la presentación, tramitación y resolución hubieran llevado el caso hasta el próximo año, con lo cual habría resultado imposible, en caso de ganar, restituirle su derecho a asumir el cargo de presidenta del PRI porque los estatutos señalan que no puede haber cambio de dirigencia en medio de un proceso electoral. Ugalde le hizo saber que tiene buenas probabilidades de ganar su juicio en el Trife, y esta semana podría ver a especialistas del IFE que le son leales para abundar la asesoría secreta.
La litis del proceso será más complicada de lo que originalmente le ha hecho saber Ugalde a la maestra. El artículo 164 de los estatutos del PRI, que es el que está siendo objeto del litigio, sí establece que una vez que exija la prelación que la lleve en automático de la secretaría general a la presidencia, la que convoque al Consejo Político para designar al sustituto. Pero la maestra optó por no ejercer su derecho de prelación y se mantuvo, como también lo declaró en la entrevista, como secretaria general. Al no ejercer a ese derecho y el secretario de organización Juan Ramón Martell, quien seguía en la línea de mando renunció al mismo, fue el secretario electoral, César Augusto Santiago quien asumió la presidencia del partido durante 15 minutos y convocó al Consejo Político. Se puede argumentar, en este sentido, que no existe la violación estatutaria que planteó. También se puede argumentar que esa asesoría coloca al presidente del IFE en una situación extremadamente delicada, pues anuló su carácter de independiente y tomó partido por una parte afectada en un partido. ¿Cómo podrá ser el árbitro de calidad en las elecciones de 2006? Su injerencia en los asuntos internos del PRI le costará credibilidad y, quizás, hasta su trabajo. Ugalde puede ser una más de las víctimas de la maestra. Pero en toda guerra hay víctimas. Lo más importante para la maestra sería, en todo caso, que ella no sea la que caiga en la refriega. Por lo pronto su estrategia es de alto riesgo y en dos frentes. Congruente, así es ella.