Fernando Lasso Echeverría
Julio 26, 2016
Estadísticas de 10 años, en la consulta dermatológica privada y en la del centro de salud más concurrido de Chilpancingo, nos dan la seguridad de afirmar que esta dermatosis es la más frecuente en la población, y valoré la importancia de difundir popularmente el conocimiento de esta enfermedad de la piel por este medio, con una terminología médica lo más simple posible. Aunque es conveniente aclarar que este artículo obviamente va enfocado a los compañeros médicos generales, y a los familiares de pacientes con esta enfermedad de la piel.
La dermatitis atópica es una enfermedad de la piel de índole genética, que si bien no mata a nadie, es crónica y sumamente molesta, por la comezón tan acentuada que provoca, y que lleva al médico general a diagnósticos y tratamientos errados que la empeoran, para mal de los enfermos. Puede decirse con certeza que la dermatitis atópica es una alergia heredada multifactorial, que en ocasiones coincide con enfermos asmáticos en la misma familia, combinándose con menor frecuencia las dos enfermedades en una misma persona.
Las enfermedades de la piel constituyen del 15 al 20% de la consulta general, lo cual marca la importancia que tiene esta especialidad para los profesionistas de la salud, que lamentablemente reciben en su capacitación médica formal, una clínica sobre dermatología muy endeble, que no los prepara adecuadamente para enfrentar esta realidad, y por otro lado, a la mayoría de los estudiantes de medicina, la dermatología no les es una materia prioritaria, y la cursan con absoluto desinterés, sin imaginar la cantidad tan acentuada de enfermedades de la piel que van a tener en su consulta, y que les va a meter en aprietos muy frecuentemente a la hora de hacer el diagnóstico.
Es muy común observar en la consulta especializada de piel, a pacientes con dermatitis atópica multitrados contra sarna, hongos, virus u otros bichos, que obviamente llegan agravados con estos tratamientos, que provocan en forma agregada una dermatitis de contacto, que acentúa la inflamación y la comezón en la piel enferma y por ende, el sufrimiento del enfermo y de quienes lo rodean; en segundo lugar, el gasto que la familia realiza en tratamientos inútiles es un daño colateral que el médico debe sopesar en estos tiempos difíciles para la población, económicamente hablando; es también muy frecuente que estos empeoramientos sean provocados por los “remedios caseros” muy usados para las comezones por las familias, como el alcohol, el mezcal y el limón, así como una lista interminable de plantas usadas tradicionalmente por generaciones pasadas, que continúan en uso. La infección bacteriana agregada como una complicación no es rara, y se debe erradicar previamente.
Dentro de los tratamientos médicos más frecuentes y más dañinos para estos enfermos (o recomendados por “médicos-boticarios” de mostrador), se encuentran lamentablemente los corticoesteroides (cortisonas) aplicados sobre la piel enferma; medicamentos que abundan en el mercado farmacéutico y que todo lo mejoran mientras se están usando, pero que al suspenderlos, la enfermedad brota con mayor fuerza y amplitud; por otro lado, el paciente necesita cada vez más cantidad del medicamento, para obtener mejoría, hecho que provoca que todo se complique cada vez más, para sacarlos de su problema dermatológico; por ello, los corticoesteroides son medicamentos totalmente contraindicados en el tratamiento de las dermatitis atópicas, llamadas también neurodermatitis, porque la tensión nerviosa es una de las causas más frecuentes en su aparición, aunque es conveniente mencionar, que la dermatitis atópica –que evoluciona mediante brotes intermitentes– puede ser desencadenada o empeorada también por múltiples causas, como el uso de ropa que no es de algodón sino de fibras sintéticas; el uso de jabones fuertes que contienen antibacterianos o sustancias que les agregan como desodorantes, pero que en realidad no funcionan como tal, por la brevedad con las que están en contacto con la piel de la persona en el baño; las asoleadas inmoderadas, que alteran el sistema inmunológico y que provocan además, sudor que irrita al paciente.
La piel del enfermo con dermatitis atópica es sumamente sensible y provoca entre otros fenómenos, que las comunes picaduras de mosquitos en la personas con este padecimiento sufran una reacción inflamatoria muy severa que puede formar ampollas en cada picadura, hecho que no es habitual en personas que no tienen la enfermedad; por otro lado, la piel del paciente tiende a ser seca desde etapas tempranas, y ello aumenta la sensibilidad a todos los factores ya mencionados (ropa que no es de algodón, jabones fuertes, asoleadas y sudor, etc.); por ello, la recomendación de que se use en este tipo de pacientes un jabón para baño suave y no desengrasante como el Dove por ejemplo, y se les aplique una crema hidratante normal (Lubriderm, Nivea, Oleoderm, etc.) después del baño es muy útil, pues hace que los brotes se distancien mucho, y que los pacientes tengan una vida más normal. Por supuesto, el uso de un antialérgico oral (hay muchos en el mercado farmacéutico), es fundamental para aminorar en forma importante la acentuada comezón que caracteriza a esta enfermedad, y que hace difícil la vida de los que la padecen.
Como esta enfermedad tiene factores genéticos predisponentes, puede aparecer en edades muy tempranas como en bebés menores de un año por ejemplo, denominándose en esta etapa neurodermatitis del lactante, siendo su aparición más común en los cachetitos del niño, los cuales se enrojecen y provocan en el pacientito comezón acentuada, que lo molesta mucho, y que llega a provocar que la madre se angustie profundamente, porque el niño despierta –generalmente con llanto– muy frecuentemente y que a su vez cause insomnio en la madre y la aplicación de numerosos remedios caseros o medicamentos que agravan la enfermedad cada vez más, llegando a provocar que la piel se observe francamente como quemada (hasta con costras inclusive) aumentando la ansiedad de la madre, que no observa mejoría –sino lo contrario– a pesar de todo lo usado. He tenido madres de pacientes, que llegan a la consulta francamente neuróticas y llorando, por las desveladas que les causa el padecimiento crónico de su hijo, y su impotencia para aliviarlo. Con frecuencia, por su hipersensibilidad dérmica, los enfermitos se ven afectados en zonas genitales y en las nalguitas, estimulada esta dermatitis localizada por la orina o el mismo excremento, provocando una “dermatitis del pañal” agregada al cuadro.
Posteriormente, en niños de la primera edad (de uno a cinco años), la enfermedad se desplaza a otros sitios, apareciendo las lesiones más frecuentemente en las flexiones del codo en brazos, y detrás de las rodillas en las piernas de los niños, y siempre acompañadas con una comezón acentuada y muy molesta, que les altera su vida en general; en esta etapa, por ejemplo, la llegada de un nuevo hermanito –que les provoca inseguridad emocional– desencadena brotes muy severos en los enfermitos. Este padecimiento dermatológico, generalmente se supera al llegar a la adolescencia, siempre y cuando no se haya abusado de los tratamientos con cortisonas aplicadas sobre la piel, algo difícil en la actualidad. En los adultos, en los cuales la enfermedad se vuelve crónica en exceso –generalmente por los tratamientos errados como el uso muy prolongado de corticoesteroides ya mencionado– las lesiones se circunscriben a la nuca del paciente, en párpados superiores, dorso de manos, y alrededor de la boca, aunque también pueden persistir, las de los brazos y las piernas.
Vale la pena mencionar que recientemente se han introducido en el mercado farmacéutico, nuevos medicamentos como el Elidel (Pimecrolimus) y otros similares, que son sumamente caros para la población media y baja, y no han demostrado un beneficio radical del padecimiento, que obligue a los familiares de los enfermos, a sacrificar su presupuesto para aplicar el medicamento en forma prolongada. Por ello, los tratamientos continúan siendo aquellos que no dañen más al enfermo o al bolsillo de la familia y que se vean acompañados de una adecuada orientación médica sobre el padecimiento, hecho que ayuda mucho a controlar este problema de salud.
* Dermatólogo de la SSA estatal.