EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

El caso Félix Salgado y la lucha por la democracia en Guerrero

Juan Angulo Osorio

Marzo 06, 2021

Como sucede con frecuencia, fui requerido este viernes para hablar sobre la situación de Guerrero en el programa de noticias y comentarios Atando Cabos, que conduce la periodista Denise Maerker en Radio Fórmula de la Ciudad de México.
Esta vez el tema fue la aprobación del registro de la candidatura de Félix Salgado Macedonio por el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC).
Terminado el reporte, la conductora comentó que tenía la impresión de que “estos temas que se vuelven nacionales generan en los estados como casi el cierre de filas alrededor de las personas señaladas”.
Y de inmediato le dije que yo también estoy en ese cierre de filas, y no por defender a Félix Salgado, sino porque se han dicho muchas cosas feas de los guerrerenses.
Y le mencioné que, según se ha escrito en decenas de artículos y columnas y comentado en programas de radio y televisión en la capital del país, los guerrerenses apoyamos no sólo a un “violador de mujeres”, sino a alguien que cuando fue alcalde dejó que se estableciera el narco en Acapulco; a alguien que es un sujeto “torvo, primitivo y violento”.
–Pero eso me parece que tiene que ver con él no con ustedes, pero bueno –comentó entonces Denise.
Le respondí que Salgado Macedonio ganó la encuesta para definir al candidato de Morena a la gubernatura, y subrayé que el sondeo se levantó después de que se hizo pública la primera denuncia por violación.
Me refería a la que se publicó en el periódico Milenio, y que fue ampliamente difundida en sus noticieros de televisión y en sus redes sociales. La de una mujer que trabajó en La Jornada Guerrero cuando Félix Salgado era el director, quien describió con detalle cómo éste la habría violado en 2016 y dijo que la denuncia del caso que presentó en 2017 en la Fiscalía General del Estado no fue atendida. Es decir, que la denuncia no tuvo ningún efecto entre los consultados para la encuesta.
“¿Qué es lo que sientes? Me parece interesante Juan porque además yo te respeto muchísimo”, dijo entonces Denise.
Para abundar en el contexto local, le dije que no hay un solo diputado o diputada de Morena en Guerrero que esté cuestionando la candidatura de Félix Salgado, como sí ocurre en la Ciudad de México; que no hay ni un solo integrante, mujer u hombre, del Comité Ejecutivo Estatal que esté en contra, como sí lo está, por ejemplo, la secretaria general del CEN, Citlali Hernández.
Y ella indicó que “ese cierre de filas a nivel local además se ve muy a menudo” y se refirió al caso del gobernador de Tamaulipas –que convocó a un mitin en su apoyo ante las acusaciones de la Fiscalía General de la República. Pero subrayó que en el caso de Félix Salgado Macedonio, lo están señalando mujeres que también son guerrerenses, y preguntó si la voz de ellas no merece atención.
–Sí pero se han dicho cosas que no son ciertas, muchas cosas –dije.
–¿Cómo qué?
Le respondí que por ejemplo el narcotráfico se había establecido en Acapulco antes de la presidencia de Félix Salgado; que el gobernador era Zeferino Torreblanca quien declaró que él no se iba a meter con los narcos, que ni podía ni quería; que el presidente de la República era Felipe Calderón. Y el jefe de la Novena Región Militar era el general Salvador Cienfuegos… y ahora resulta que para los articulistas de la Ciudad de México sólo Félix y solamente él fue el responsable de que creciera el narcotráfico en Acapulco.
Le dije que, en estos días de linchamiento, incluso expertos en narcotráfico han vinculado a Salgado con el cártel de los Beltrán Leyva cuando en su momento se le señaló, en todo caso, de haber permitido que Los Zetas se infiltraran en la Policia Municipal. Escribo ahora que todo eso se publicó después de la balacera en La Garita, el 27 de enero de 2006, en la que policías municipales se enfrentaron con sicarios del Cártel de Sinaloa y mataron a un jefe de éstos cercano a Arturo Beltrán Leyva. Una de las dos cabezas que el 20 de abril del mismo año fueron dejadas en una oficina del gobierno del estado en Acapulco, con la leyenda que se hizo tristemente famosa “Para que aprendan a respetar”, era la de un comandante de la policía municipal del gobierno de Félix Salgado. Agrego que después de esa balacera Félix Salgado incrementó su seguridad ostensiblemente y bajó varios kilos de peso. Entonces, amigo lo que se dice amigo de los Beltrán, o de su jefe de sicarios La Barbie, no era.
Le dije a Denise que también se ha escrito que Salgado “robó como los grandes” cuando fue alcalde en Acapulco, siendo que no tuvo ninguna denuncia de corrupción, de mal uso del erario a su cargo ni durante su gestión ni después de ella. Añado ahora que no se le conoce como un politico que se haya enriquecido cuando lleva ya más de 30 años ocupando diversos cargos.
Dijo entonces la periodista que ve que en Guerrero hay “un cierre de filas en torno a Salgado Macedonio que va mucho más allá de Morena; que tiene que ver con esta percepción de que se han dicho cosas desde el centro y que hay una ofensa a los guerrerenses y nada más me gustaría Juan ponerlo así: a mí me parece que las mayorías no siempre tienen la razón. En el caso de Salgado no se me hace que sea necesario decir nada más, porque no creo que sea necesario irse a analizar cómo fue como alcalde de Acapulco, etcétera. Simplemente es una persona sobre la que pesa una serie de denuncias por abuso sexual y yo pensaría qué independientemente de las mayorías tendremos que vivir en una sociedad en donde una persona señalada por tres casos de abuso sexual, pues no pudiera –en cuanto no están debidamente aclaradas– ser candidato a la gubernatura. Creo que no es más que eso y en el proceso nuevo sobre eso que me parece en el fondo tan sencillo no veo un señalamiento que pueda ofender a los guerrerenses”.
–Sí Denise. Yo también cuando leí la primera denuncia publicada en México dije hasta aquí llegó Félix Salgado, no va a avanzar. Pero pues eso es lo que quisiéramos, verdad. Efectiva-mente no siempre la masa tiene la razón, pero estamos en México y acá las cosas no son así. Quisié-ramos que sucediera como en otros países, aquella ministra que compró con recursos públicos un chocolate y tuvo que renunciar a su cargo; apenas a Nicolás Sarkozy –el ex presidente de Francia– lo condenaron a tres años de cárcel por tráfico de influencias…
–¿Vale la pena luchar por eso, no? –me preguntó.
Le respondí que sí vale la pena luchar por eso, pero asimismo vale la pena luchar por el respeto a los derechos de los acusados y en México eso es un problema (y más para quienes no pertenecen a las élites, agrego). Recordé que la primera denuncia por violación contra Félix en este periodo se hizo ante un medio de la Ciudad de México, cuando nuestros medios no gozan de la credibilidad que uno quisiera. Que si es cierta la denuncia que se castigue a Félix Salgado, pero que no se le presente como si estuviera en la posición a que ha llegado solamente porque es amigo del presidente de la República. No es su amigo, es su compañero de lucha y se unió al movimiento de Cuauhtémoc Cárdenas incluso antes que López Obrador. Y subrayé que Félix Salgado ha sido opositor de todos los presidentes de la República, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto (y que ese comportamiento también se lo están cobrando ahora); que no es un cacique de Guerrero, como lo presentan, un hombre poderoso al que no se le podía acusar ante instituciones que tiene controladas; por el contrario, ha sido opositor de los caciques de Guerrero que han usado las instituciones en su contra; y que sus posiciones públicas siempre han estado a la izquierda.
–Perdón Juan que te interrumpa pero todo esto que estás diciendo puede ser cierto y ¿qué tiene que ver sobre la acusación de tres mujeres? –acotó Denise Maerker.
–Que no se digan mentiras sobre lo que ha sido la lucha de los guerrerenses por la democracia en el estado y en el país –respondí.
–Me parece bien, pero que no se confunda una cosa con la otra.
–Se ha pagado un sacrificio muy alto; en ningún lugar como en Guerrero ha habido tanto sacrificio en muertes en esta lucha (por la democracia) en la que siempre ha estado Félix Salgado Macedonio.
–Bueno te agradezco muchísimo, es un punto de vista y es un ángulo que nos compartes y como siempre te mando un abrazo y un gusto como siempre platicar contigo –cerró Denise la conversación.
Hay más ejemplos de las mentiras e imprecisiones que se han dicho y escrito en los dos meses que han transcurrido desde que Salgado fue designado candidato a gobernador por Morena –lo que por cierto no ocurrió antes de esa decisión pues, pese a que era un fuerte contendiente, en la Ciudad de México suponían que el designado iba a ser Amílcar Sandoval. Agrego algunos ejemplos más:
–Que el 17 de diciembre pasado Mario Delgado iba a dar a conocer que la encuesta favoreció a Pablo Amílcar y que dio marcha atrás porque Félix Salgado chantajeó y amenazó con irse como candidato de otro partido. Falso. Mario Delgado iba a dar a conocer que el ganador de la encuesta fue Salgado, porque además esa siempre fue la realidad. El único sondeo conocido públicamente de una casa no vinculada a alguno de los aspirantes, la de Consulta Mitofski que publica el periódico El Economista, daba el 30 de noviembre los siguientes resultados: Interna general: FSM 26.2%; PAS 20.9%. Interna (simpatizantes de Morena): FSM, 34.6%; PAS, 27.7%. En conocimiento, FSM tenía 56.5% y PAS 34.2%, en un lejano séptimo lugar.
Y quienes se inconformaron entonces fueron otros, empezando por Amílcar Sandoval. El problema fue precisamente que el ex delegado del gobierno federal nunca superó a Salgado en las mediciones. De haberlo logrado sin duda habría sido el elegido, pues acá en Guerrero todo mundo sabía que estaba más cercano al ánimo del presidente que cualquier otro contendiente, incluido Salgado.
Por eso en todas sus declaraciones públicas del periodo en que se preparaba o levantaba la encuesta, Sandoval insistía en llamar al resto de los aspirantes a respetar los resultados. Estaba seguro de que él sería el elegido, pues es práctica en Morena no hacer públicas las cifras de sus sondeos. Si no fue el escogido, es porque habría sido increíble que él ganó una encuesta y su designación habría sido vista claramente como una imposición.
–Se ha escrito que Félix Salgado es el candidato de Morena porque “es amigo” de López Obrador, como si fueran cuates de parranda. Además de que lo acompañó como crítico de todos los presidentes de la etapa neoliberal; que se enfrentó a Genaro García Luna cuando éste era un funcionario poderoso; y que señaló los vínculos de Mario Villanueva con el crimen organizado cuando el gobernador de Quintana Roo seguía siendo amigo del presidente Ernesto Zedillo; además de todo eso, Salgado Macedonio fundó, desde dentro del PRD, y con personajes de la izquierda histórica de este partido, el Grupo ProAMLO, con el cual hacía labor en las bases perredistas para que apoyaran la candidatura presidencial de Morena y no la del postulado por la coalición PAN-PRD-Movimiento Ciudadano, el panista Ricardo Anaya.
Es ciertamente mucho lo que tenemos que avanzar para que se generalice en Guerrero, y en el país, una cultura política democrática. Para establecer relaciones políticas modernas, propias del siglo XXI, basadas en el respeto a los derechos fundamentales de los pueblos, de las minorías y de las personas.
Pero a eso no vamos a llegar con campañas de linchamiento político que tienen de plataforma a grandes medios, interesados menos en el avance de los derechos de las mujeres y más en descarrilar un proyecto de transformación del país.
Tengo diferencias de fondo con el proyecto de López Obrador, en particular porque privilegia un cambio desde arriba; porque desconfía de las organizaciones autónomas de los trabajadores y el pueblo, lo que es una debilidad estratégica pues deposita toda la energía en el ámbito electoral, de por sí voluble y cambiante.
Pero la campaña de linchamiento contra Félix Salgado, las grandes mentiras que se han publicado, me hacen matizar mis diferencias e incluso me acercan a las posiciones críticas del presidente hacia la gran prensa y hacia la comentocracia, sin que tampoco convalide sus insultos.
Pero por ejemplo, en la nota publicada este miércoles en la primera plana del New York Times, ese grande e influyente diario estadunidense que tiene todos los recursos del mundo, las autoras escriben:
“Basilia Castañeda dijo que creía tan fervientemente en el presidente de México que fundó la primera sede de su partido político en su pequeña ciudad y que hizo campaña con el hijo del presidente para las elecciones.
“Luego, en diciembre, el hombre al que acusa de haberla violado cuando ella tenía sólo 17 años fue nominado por el partido del presidente como candidato a gobernador de su estado, Guerrero”.
Como si la noticia le hubiera llegado así nomás a Basilia Casta-ñeda; como si no supiera ella, que es militante de Morena, que Salgado era uno de los más fuertes aspirantes a la candidatura; como si en la campaña que Basilia “hizo con el hijo del presidente” no hubiera sido la misma en la que su presunto agresor fue elegido senador de la República.
Y el problema, por supuesto, no es la denunciante; es el manejo que hacen los medios de su denuncia.
Es el caso también de cómo varios miembros de la comentocracia sacaron de contexto la expresión de “ya chole” de López Obrador –que era contra el linchamiento mediático de Félix y no contra las denuncias de las mujeres–; y su llamado a respetar la decisión del pueblo de Guerrero que apoyó a Salgado en la encuesta; su llamado a tenerle confianza, a no pensar que solamente las élites tienen capacidad para reflexionar y para decidir.
Tiene razón Denise Maerker cuando dice que no siempre el pueblo tiene la razón. Pero es muy difícil asumir que una mayoría de guerrerenses está dispuesta a equivocarse otra vez con Félix Salgado como cuando lo hizo dos veces candidato a gobernador, dos veces senador de la República, una vez diputado federal y otra alcalde de Acapulco.
Quién sabe si se sostenga la candidatura de Salgado. Pero si cae no será un triunfo del movimiento feminista, sino de una campaña contra un personaje vuelto “impresentable” por los grandes medios sólo porque “viene del pueblo y es ajeno a los grupos privilegiados, a sus corrillos, cafés y cubículos, que no es parte de la izquierda caviar, blanca, ni de la socialdemocracia edulcorada”, como escribió en estas páginas el diputado local de Morena, Arturo Martínez Núñez.
No será un símbolo de modernidad política el colapso de la candidatura de Salgado por esas razones. Los grandes medios y los enemigos de López Obrador desvirtuaron las denuncias de las mujeres. Las convirtieron en un espectáculo y en un torneo para dilucidar quién usaba los adjetivos más estridentes, quién sacaba más las cosas de contexto, quién publicaba o decía las más grandes imprecisiones o de plano mentiras.
Si este periodismo sale avante, vamos hacia atrás, no hacia adelante.