El triunfo de Andrés Manuel López Obrador es sin lugar a dudas un triunfo para los pueblos indígenas. Ganó quien más los conoce, quien trabajó directamente con ellos por varios años, recorrió las comunidades y habló directamente con la gente. Esta vez la compra de votos, a pesar de la pobreza, no funcionó.
Sin embargo, todavía faltan casi cinco meses para que tome posesión, tiempo en que el gobierno actual puede no sólo continuar con, sino intensificar el despojo y las violaciones a los derechos indígenas que lo han caracterizado. Ahora aún es momento de exigir al régimen en el poder que respete sus derechos, que evite el asesinato de dirigentes como Calixto Pedro Guillermo, mixe de San Juan Guichicovi, Oaxaca, muerto a machetazos el 8 de julio, que detenga la construcción del nuevo aeropuerto, que realice consultas previas, libres e informadas, en donde se están realizando megaproyectos, etc. No es momento todavía de pedir a López Obrador que resuelva los problemas, hay que evitar que aumenten ahora y que sean más difíciles de enfrentar.
En su discurso en el Zócalo, después de que fue declarado ganador, AMLO afirmó que daría preferencia a los pueblos indígenas. Pocos días después, Adelfo Regino Montes, quien será el encargado de la Coordinación de Asuntos Indígenas en el próximo gabinete, reafirmó el compromiso del futuro presidente con ellos.
Anunció que se realizarán planes de desarrollo en las regiones indígenas basados en consultas, que se otorgará financiamiento para reactivar el desarrollo y que se creará un nuevo organismo público para la atención de esta población. Afirmó también que se llevará a cabo una reforma constitucional en la que se retomarán los Acuerdos de San Andrés y los instrumentos internacionales en materia indígena, y los pueblos en cuestión serán considerados sujetos de derechos. Esto es un buen inicio, desarrollo en lugar de limosnas tipo Prospera y además basado en consultas, y el establecimiento de una nueva relación con los pueblos basada en su reconocimiento como sujetos de derecho. Además, quien encabezará el equipo para hacer todo lo anterior es un abogado indígena, y no una contadora como lo fue en el régimen actual.
Apenas han pasado 10 días desde la elección de AMLO y el trabajo ya inició, y sin duda cuenta con más credibilidad que los presidentes anteriores. Haciendo un rápido sondeo con diversos líderes indígenas, concluí que la mayoría confía en el presidente electo y en Regino, quien ha sido compañero de lucha de ellos por muchos años y a quien no tienen que empezar por explicar cuáles son los pueblos indígenas del país ni cuál es su problemática, como han tenido que hacer con los funcionarios anteriores.
Los que no confían son los del EZLN, que ya lanzaron un comunicado afirmando que “podrán cambiar el capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”. Suponiendo que sea así y siguiendo su metáfora, deberían considerar que si cambian el capataz, los mayordomos y caporales y se unen con los obreros, pueden derrotar al finquero, o por lo menos avanzar en esa derrota. Con poca seriedad, los zapatistas compararon la coyuntura política y electoral con un partido de futbol e insistieron en que nada va a cambiar. Por lo visto, ya se les olvidó que Adelfo Regino fue uno de sus asesores en las negociaciones donde se crearon los acuerdos de San Andrés y continuó cercano a ellos por mucho tiempo (¿sería hasta que aceptó un puesto en el gobierno oaxaqueño?). Pero finalmente es bueno que haya una oposición más hacia la izquierda.
El proceso de cambio será largo, es imposible acabar con tanta injusticia hacia los pueblos indígenas (y en general en el país) en unos días, llevará sin duda todo o gran parte del sexenio y tal vez más, pero será más rápido si todos colaboramos y si los indígenas se mantienen organizados y unidos en sus regiones.
Cambiando un poco de tema, por ahora hay que estar pendientes de la elección de autoridades municipales en Ayutla de los Libres, Guerrero, que se llevará a cabo el próximo domingo 15 de julio. Recordemos que se realizará la asamblea municipal de representantes comunitarios para decidir por sistema normativo propio (usos y costumbres) la forma del nuevo gobierno y elegir a sus integrantes. Estarán presentes cientos de observadores de distintas partes y muchos medios de comunicación. Esperemos que todo suceda en paz.