Jorge Camacho Peñaloza
Enero 13, 2017
Es tan fácil engañarse a uno mismo sin darse cuenta, como difícil engañar a los demás sin que se den cuenta. La Rochefoucauld.
Sin duda el presidente Enrique Peña Nieto ha cumplido con el principal eslogan del inicio de su gobierno: “Mover a México”… pero a la corrupción, la simulación, el escándalo, el empobrecimiento, hacia las manos de extranjeros, la ineficacia, la crisis y hacia la desaprobación de su desempeño.
Suele haber gobernantes que llegan elegidos por la sociedad como los salvadores y se convierten en sus destructores, y eso sucede cuando se gobierna inconscientemente, fuera de la realidad, creyendo que se sabe y no se sabe, no entendiendo que no se entiende, ignorando que se ignora, roban sin darse cuenta, es dinero de nadie, y así muchos gobernantes pasan sus periodos afectando a la sociedad sin percatarse del daño que le hacen.
Ejemplos de emperadores, reyes, dictadores, presidentes de sus naciones, muchos gobernadores que han sido de nuestro país y vigentes, han gobernado y gobiernan así, sin tener conciencia de su responsabilidad, creyendo que saben y no saben, y era de esperarse en el caso de Peña Nieto haciendo una campaña no de candidato a la Presidencia de la República, sino de artista por el rating televisivo. “Peña bombón te quiero en mi colchón”, le gritaban algunas mujeres como parte del show de su campaña.
A los hombres débiles e ignorantes el poder hace que pierdan la conciencia porque notan que el pedazo de poder político que controlan les permite hacer más de lo que con sus propias capacidades, conocimientos, habilidades y virtudes podrían hacer, cayendo en la creencia de que lo que pueden hacer con ese poder político, se debe a sus propias virtudes, entrando a la inconsciencia del autoengaño.
La cleptocracia, es el término de este tipo de gobernantes y que de acuerdo con el diccionario “es el establecimiento y desarrollo del poder basado en el robo de los recursos públicos, institucionalizando la corrupción y sus derivados como el nepotismo, el clientelismo político y/o el peculado, de forma que estas acciones delictivas quedan impunes debido a que todos los sectores del poder están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico.”
Así viven los que piensan que piensan en la toma de decisiones del grupo que gobierna el país, en el autoengaño, creyendo que no hay crisis, que las cosas van bien, que los mexicanos no queremos ver los avances, por eso Peña nos ha convocado a superar lo de los 43 de Ayotzinapa, a que ya chole con nuestras quejas cómo rezaba un anuncio de la Presidencia de la República, incluso nos ha encarado en el colmo de la inconsciencia, como si el nivel de responsabilidad del Presidente de la República fuera el mismo que el de la ciudadanía común, para preguntarnos “ustedes qué harían”.
La pequeña movida del mar de inconformidad que se está convirtiendo en un verdadero tsunami, está moviendo a México, como se lo propuso Peña Nieto, lo logró, hay que reconocerlo y tal vez aplaudirle, aunque él sabe que el público real ya no le aplaude, pero para rescatarlo de su inconsciencia de que cada mañana jode a México, rescatarlo de las torpezas que día a día comete el grupo que gobierna, y reencauzarlo por las vías de la legalidad, participación ciudadana, democracia, equidad, la eficiencia de gobierno y para rescatar nuestra riqueza petrolera, hay que mover a México, pero en sentido inverso.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A toda la comarca que es bueno pasar de la indignación a la acción, pero no a la vandalización, y que la protesta se canalice con propuesta.