EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

ESTRICTAMENTE PERSONAL

ESTRICTAMENTE PERSONAL

Raymundo Riva Palacio

Noviembre 13, 2006

Desde hace varias semanas está circulando en las salas de redacción un documento
sobre Josefina Vázquez Mota en el cual se señalan abusos de poder administrativos, en
esbozos de corrupción, y la dibuja como una mujer ambiciosa rendida, aclara, “al atractivo
del elogio, la adulación, el lujo y la comodidad que derivan en prepotencia y ofensa frente a
los que nada tienen”. El documento de marras pinta, en efecto, a una funcionaria que, como
secretaria de Desarrollo Social durante la mayor parte del gobierno foxista, violentó la
norma y actuó sin escrúpulos políticos “con el afán de desmarcarse de su pasado
empresarial y de derecha”.
El documento tiene 14 páginas escritas, cuando menos por dos personas distintas. Las
primeras dos, que reflejan algún oficio periodístico por su estructura y redacción, hacen la
vez de prólogo recordando cómo en los regímenes priístas hubo mujeres, familiares,
funcionarias o amigas, que se sirvieron del poder para sus fines personales. Las 12
restantes tienen la forma de una relación de hechos, entre lo que destaca la relación
puntual de 22 viajes durante su gestión como secretaria de Estado que dicen disfrazó de
“oficiales” cuando en realidad eran personales, y otros tantos donde fue acompañada por
personas que supuestamente no tendrían nada qué hacer en esas giras. Menciona, sin
precisar, que presionó a gobernadores para que le otorgaran privilegios y cómo actuó a
mansalva, cabildeando en la prensa, para que relevara a Santiago Creel como secretario
de Gobernación, cuando éste se fue a la precampaña presidencial, y luego “realizó una
campaña de agresión y desprestigio” en contra de su sucesora en Sedesol, Ana Teresa
Aranda.
En ninguna parte del documento hay mayores pruebas que pudieran afianzar el dicho que
contiene. Es un prontuario de acusaciones donde sugieren a los recipientes que todo,
particularmente los viajes, pueden ser corroborados a través de peticiones al Instituto
Federal de Acceso a la Información. Este trabajo comenzó a circular en los medios
precisamente cuando Vázquez Mota aparecía como una persona muy fuerte dentro del
equipo del presidente electo Felipe Calderón, y sus bonos en ese momento la ubicaban
como la posible futura secretaria de Gobernación. No se puede refutar al documento sus
apreciaciones sobre la ambición de Vázquez Mota para esa Secretaría, ni los vuelos
excesivamente desplegados en los medios gracias a su eterno asesor de comunicación
Rodolfo Guzmán, un ex periodista de prestigio decreciente. Lo que pueden argumentarse
son las intenciones detrás del documento.
Completo llegó a Calderón, y en su equipo procedieron a verificar los dichos que sugerían
actos de corrupción. Al terminar esa pesquisa encontraron que, en efecto, lo dicho ahí era
cierto, aunque la parte de la corrupción no se sostenía porque, en realidad, no habían
habido, en lo ahí contenido, violaciones a la ley y a la normatividad que regula al gobierno
federal. Calderón, que ha estado cercano a Vázquez Mota de tiempo antes que llegara a la
Sedesol, y que fue pieza importante en que alcanzara una curul hace tres legislaturas, giró
una interesante instrucción: arropemos y cuidemos a Josefina. Para ese momento, por
desméritos propios, Vázquez Mota había perdido muchos puntos dentro del equipo de
transición por el desgaste natural postelectoral y su incapacidad para negociar y forjar
acuerdos con los sectores políticos. Su ambición y exceso de proyección en los medios
–gracias a Guzmán que la vendía como operadora política excelsa– le generaron conflictos
al interior del equipo, entrando en una batalla con el hombre más cercano a Calderón, Juan
Camilo Mouriño que, naturalmente, perdió.
La embestida contra Vázquez Mota la resucitó. No iría a Gobernación y Relaciones
Exteriores era una cartera que no sólo generó descontento dentro de la Cancillería, sino
que la pugna por ella, en el diseño de pagar o no cuotas a la extrema derecha del PAN
–Luis Felipe Bravo Mena, ex Yunque, ex presidente del PAN, embajador en El Vaticano, es
su ficha–, complicó su eventual llegada ahí. Calderón comenzó a darle calor. Envió a
Mouriño a comer con ella en público, y cuando estaba a punto de subirse al avión para su
gira a Canadá, la bajó para pedirle que estuviera atenta al caso Oaxaca, en la víspera de la
intervención policial-militar en la capital. Para el viaje a Washington, Calderón le dio un trato
diferenciado, como si estuviera mandando el mensaje de que, al final de cuentas, para ella
sí sería la cartera exterior.
Antes de Canadá y Washington, el equipo de transición le hizo saber que si deseaba
Educación Pública se la darían, pero en las dos últimas semanas, con el nombre del ex
gobernador de Guanajuato Juan Carlos Romero Hicks circulando como el elegido de
Calderón para el cargo, el ataque a Vázquez Mota en el documento volvió a darle encuadre
al diagnóstico original del equipo del Presidente electo sobre su origen: la extrema derecha
mantiene su acoso y torpedeo contra Calderón y contra las piezas que estiman les pueden
dañar. El equipo de Calderón está convencido de que el documento fue elaborado en la
Sedesol y en el entorno de la actual titular, quien en pláticas privadas suele deslizar todos
los abusos en los que incurrió su predecesora. Aranda pertenece a la extrema derecha y a
su favor está que apostó por Calderón y jugó todo con él en contra de Creel.
Una de las claves que dibujan el origen se encuentra en el tono y contenido de algunos
párrafos de ese documento. Por ejemplo, recuerdan la incorporación a Sedesol de la
perredista Cecilia Loria, “entregándole la relación y apoyo con la sociedad civil,
particularmente de izquierda, a quienes favoreció con recursos en detrimento de otras
organizaciones civiles no identificados con esta ideología”, y “el descarado apoyo … a
feministas radicales como Marta de la Lama (en realidad se llama Martha Lamas) y a los
impulsores de una ‘perspectiva de género’ partidaria del lesbianismo y homosexualismo”.
Hay ataques directos contra algunos de sus ex colaboradores, como Rodolfo Tuirán, ex
subsecretario de Desarrollo Urbano, y a quien consideran “antinatalista y connotado
priísta”, y Rogelio Gómez Hermosillo, titular de Progresa, a quien descalifican como
promotor de la Teología de la Liberación.
El documento es mucho más que un ataque a Vázquez Mota. Aporta nuevos elementos a la
lucha soterrada que se está dando dentro del PAN y de cara al próximo gobierno. La
extrema derecha, que gobernó con el presidente Vicente Fox, está siendo relegada del
nuevo gobierno de Calderón, y no han bajado las armas. Por el contrario. Están en guerra
ideológica y programática contra Calderón, el presidente electo a quien, definitivamente, no
le faltan problemas de fondo por resolver.

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