EL-SUR

Lunes 07 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Gil Florente Castellanos

Comunicación y práctica docente  (Segunda parte)  La escuela es un centro de convivencia altamente comunicante. Los alumnos, los maestros y los directivos se relacionan mediante el envió de mensajes verbales y no verbales; además del contenido se transmite y recibe la actitud del emisor como del receptor, es decir se metacomunican; ello posibilita enviar a … Continúa leyendo Gil Florente Castellanos

Agosto 29, 2002

Comunicación y práctica docente

 (Segunda parte)

 La escuela es un centro de convivencia altamente comunicante. Los alumnos, los maestros y los directivos se relacionan mediante el envió de mensajes verbales y no verbales; además del contenido se transmite y recibe la actitud del emisor como del receptor, es decir se metacomunican; ello posibilita enviar a los alumnos un cúmulo de solicitudes subyacentes para que adopten determinados patrones de conducta, y éstos a su vez responden expresivamente con acciones y actitudes (conductas observables), que a veces no corresponden a la percepción real del evaluado y por ello requieren del establecimiento de relaciones entre dos elementos comunicantes: el maestro y el alumno.Este compromiso exige comportamientos que se dan a conocer mediante el contenido del mensaje; tales contenidos pueden ser  precisos e imprecisos. Hay precisión cuando se trata de una orden y cuando esta parte de un comunicador funcional; es imprecisa cuando el mensaje se cifra en códigos que deben ser comprendidos por el receptor.En la escuela la decodificación requiere de explicaciones verbales y manuales (textos escritos) que potencian al estudiante para que pueda comunicarse con su profesor. La conferencia, la clase, el taller donde se recurre a las palabras para dar información (tendencia verbalista), requieren  la capacidad del que aprende para “percibir la necesidad y deseos” del que enseña. Por las diferencias individuales y por  antecedentes formativos de los comunicantes dichas capacidades varían y por ello  en ocasiones la comunicación no logra su objetivo de dar información y recibir.

Y es que en la escuela la comunicación se complica y adquiere diferentes matices, dependiendo de la estrategias de aprendizaje que pongan en práctica los docentes al enseñar un tema. La variedad de la estrategia implica la variación de la metacomunicación. Una práctica tradicionalista tendrá un mensaje diferente del que se usa en la Pedagogía Operatoria. Aquella lleva una carga impositiva que obliga a escuchar y responder con actos y actitudes demarcadas; ésta estimula el dialogo y el consenso en un contexto social interactivo. Los resultados son también diferentes: en la primera estrategia se recepciona la información concientemente y se dan respuestas reflexionadas. No obstante el afán innovador que ensaya procedimientos didácticos para mejorar la calidad de la enseñanza, en el contexto escolar perviven las posturas coercitivas y la impreparación que ocasionan la distorsión del mensaje, dificultando el proceso de enseñanza-aprendizaje.La comunicación es un factor determinante en los procesos formativos; éstos fracasan si el mensaje es incongruente e inconsistente. No basta emitir la información a nivel denotativo como se procede al dar lecciones; se requiere arribar al nivel metacomunicativo que pondera el aspecto relacional. No basta que el maestro explique verbalmente el contenido del tema, es necesario que se dé cuenta de qué forma fue recibido por el alumno y conocer el desequilibrio generado por los contenidos desconocidos; no es suficiente el dictado, es necesaria la réplica para constatar la capacidad de respuesta del decodificador. Se requiere que la transacción garantice la posibilidad de compartir experiencias de aprendizaje para que los códigos sean descifrados con menos dificultad y usados de manera funcional.