EL-SUR

Miércoles 09 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Héctor Manuel Popoca Boone

Copra redimida De estar abatido el precio de la copra a niveles por debajo del costo de producción el año pasado, (dos pesos el kilo); en la actualidad ha repuntado aún cuando no a niveles del todo satisfactorios (3.80 el kilo). La elevación del precio en mucho se debió, sin lugar a duda, a la … Continúa leyendo Héctor Manuel Popoca Boone

Septiembre 05, 2002

Copra redimida

De estar abatido el precio de la copra a niveles por debajo del costo de producción el año pasado, (dos pesos el kilo); en la actualidad ha repuntado aún cuando no a niveles del todo satisfactorios (3.80 el kilo).

La elevación del precio en mucho se debió, sin lugar a duda, a la movilización y lucha unitaria que la mayoría de los copreros de Guerrero dieron a través del Consejo Estatal del Coco (Cecoco) en las postrimerías del año pasado y en el inicio del actual. La culminación de esa lucha fue el traslado masivo de los productores a la capital de la República para manifestarse públicamente y de esa forma, sensibilizar al gobierno federal sobre la situación económica crítica por la que estaban atravesando.

Fue memorable el reparto popular de cocos y la paralización del tráfico vehicular en la metrópoli, en la glorieta que de la avenida Reforma conduce a la Alameda Central, a riesgo y a punto de darse los copreros de cocolazos con los policías-granaderos de la ciudad de México.

No fue fácil ni sencillo demostrarle al Secretario de Economía del gobierno federal que los industriales del jabón y detergentes estaban teniendo ganancias extraordinarias con la situación imperante. Además que dichos empresarios nunca mostraron un dejo de solidaridad con los copreros de Guerrero, que durante muchos años, les posibilitaron amasar grandes fortunas económicas. Egoísmo e indiferencia fue lo que demostraron desde las primeras hasta las últimas pláticas. No cedieron absolutamente en nada.

Varias reuniones de trabajo y largas horas de negociación; exponiendo razones y argumentos, cifras y estadísticas hasta convencer al secretario de Economía, doctor Ernesto Derbez de imponer un arancel del 45 por ciento a la importación de aceite de coco y sucedáneos, con el objeto de proteger la rentabilidad económica del cultivo de la palma de coco, frente los fenómenos de dumping y contrabando que se presentaban.

Filipinas, Indonesia y otros países de Asia, estaban sacando al mercado internacional grandes volúmenes de aceite de coco fuertemente subsidiado por sus gobiernos, por lo que podían venderlo por debajo del costo de producción.

En nuestras investigaciones también encontramos en los registros de la Dirección General de Aduanas de la Secretaría de Hacienda la sorpresa que de Costa Rica estaban entrando a México sesenta mil toneladas de aceite de coco al año, cuando ese pequeño país centroamericano a lo sumo produce ¡diez mil toneladas al año!. Existía contrabando y triangulación a través de un país con el que tenemos libre apertura de fronteras.

Aún así, tuvieron que pasar cinco meses para que la instrucción del secretario de Economía de establecer el arancel se hiciera efectiva. En dos ocasiones consecutivas salió el decreto publicado con errores. Primero lo publicaron dejando fuera a los sucedáneos del aceite de coco con lo cual no habría repercusión en el precio de mercado regional. Protesta de por medio, después lo publicaron dándole de vigencia tan solo !veintiocho días!. La tercera fue la vencida y por fin lo publicaron correctamente. Mi conjetura es que hubo contubernio entre servidores públicos federales de segundo nivel y los industriales para retardar la entrada en vigencia de la publicación.

Durante el tiempo que transcurrió para la publicación del decreto, los industriales retacaron sus bodegas de aceite importado para tratar de seguir teniendo el máximo de utilidades extraordinarias y demostrar que aún con el arancel no subiría el precio de la copra; pero con una fuerte demanda efectiva en el mercado, como la tienen los jabones y detergentes, no hay inventario que dure y por fin, el precio de la copra empezó a subir.

Este trascendental e histórico triunfo del movimiento coprero guerrerense no hubiera sido posible si el gobierno de René Juárez no se la hubiera jugado al lado de los costeños surianos, hombro con hombro, con un apoyo y solidaridad irrestricta a sus justas demandas.

El arancel va a durar hasta diciembre del presente año. Los industriales están presionando fuertemente para que no se prorrogue. De lograr su objetivo volverá a bajar el precio de la copra por debajo de los costos de producción. Copreros y gobierno estatal debemos prepararnos para, otra vez, enfrentar una lucha difícil.