EL-SUR

Sábado 06 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Jaime Salazar Adame

 La política académica de la UAG   Como sabemos las universidades de provincia como la Autónoma de Guerrero no disponen de recursos suficientes para emplearse a fondo en actividades sustantivas de la importancia de la investigación que apuntalen el desarrollo de la entidad guerrerense, fundamentalmente porque se carece de decisión para realizarla. Sólo funcionan  algunos … Continúa leyendo Jaime Salazar Adame

Marzo 02, 2004

 La política académica de la UAG

 

Como sabemos las universidades de provincia como la Autónoma de Guerrero no disponen de recursos suficientes para emplearse a fondo en actividades sustantivas de la importancia de la investigación que apuntalen el desarrollo de la entidad guerrerense, fundamentalmente porque se carece de decisión para realizarla. Sólo funcionan  algunos grupos basados en actitudes y valías personales que disponen de financiamiento externo al autogestionarlo exitosamente.

En todo caso, cuando se plantean objetivos estratégicos, se hace en el corto plazo y en función de los estímulos económicos para la realización de esa y otras actividades sustantivas como la docencia y la vinculación con el entorno, porque la UAG dispone de docentes e investigadores activos dispuestos a la hora de asumir los retos del subdesarrollo, pero los académicos que producen se ven truncados simple y sencillamente por la primacía de los grupos de presión que han instrumentalizado a la institución para fines de índole político partidista.

De tal manera se mira tan desagradable e indignante situación porque los responsables de la administración universitaria al desviar los recursos destinados por las autoridades de la Secretaría de Educación Pública para el pago de las llamadas becas al desempeño académico, envían claras señales a la sociedad que no dejan lugar a dudas acerca de que la “Universidad de tales grupos” va por un lado y la universidad de los grupos activos académicamente va por otro. ¿O cómo explicar que casi al concluir el ciclo anual del citado estímulo económico sólo se halla pagado aproximadamente la mitad de los recursos entregados para ese fin por la SEP? ¿Y por otra parte se continúen otorgando becas y prebendas a activistas del proselitismo político en boga?

Dicho de otra manera: la supervivencia de las actividades sustantivas como docencia,     investigación y vinculación en el marco de los programas de desarrollo institucional y de la llamada reforma universitaria, no es buena, simple y sencillamente porque la subsistencia de los trabajadores académicos depende de su agilidad en la consecución de fondos e infraestructuras, y cuando disponen de esquemas estratégicos como el Programa para el Mejoramiento del Profesorado (Promep) y las famosas tortibecas, tales estímulos que formalmente son parte del salario, les son regateados, jineteados y finalmente desviados.

Qué mejor espectáculo que difundir ante la sociedad y los empresarios para penetrar en el sector productivo que la máxima casa de estudios escriturada al grupo en el poder de golpe y porrazo está eliminando el protagonismo de los trabajadores académicos, la certeza de la investigación, el apostolado de la enseñanza y la correa de transmisión academia-sociedad al optar por el impulso de actividades político electorales ajenas a su naturaleza, sólo véase el desplegado publicado por El Sur (23/02/04) a favor de un precandidato a la gubernatura firmado por autoridades universitarias encabezadas desde el propio rector hasta directores de Unidades Académicas pasando por dirigentes sindicales como los del STAUAG y del STTAISUAG.

Como la educación es un problema general que exige un tratamiento especial para la universidad en su conjunto, su prestigio a menudo depende del eco que la propia institución logre en su entorno, porque el éxito de la investigación atrae fuentes de empleo, es decir, capital y empresas, así como la reputación de la enseñanza proporciona confianza y crédito en los egresados, es decir, en los profesionistas universitarios, y ambos aspectos repercuten en la forma de la vinculación con los sectores social y productivo, de todo esto se desprende la importancia que los conductores de la UAG debieran dar a la institucionalidad, traducida en el respeto a los derechos de los trabajadores, en seriedad, mesura y dignidad al encargo que recibieron sólo por cuatro años no por secula seculorum.

Desviar los recursos de los estímulos al desempeño académico de sus exclusivos fines profesionales por parte de quienes administran a la Universidad de Guerrero son actitudes desmoralizadoras que minan irremediablemente el entusiasmo de los grupos académicos que contra viento y marea, tratan de mantener en su campo del conocimiento una posición universitaria digna a pesar de la exclusión que significa el arrebatarles una prestación ganada a partir de esfuerzo y tesón.

Es lamentable que en el contexto de las anticipadas campañas políticas por el gobierno de la entidad, la Universidad Autónoma de Guerrero sea protagonista en los embates políticos, y no de los debates en las propuestas de solución a los problemas del atraso, el desempleo, la violencia y desigualdad sociales que priman en la entidad suriana, urgida de adelanto del conocimiento científico y su acertada aplicación a través de tecnología para satisfacer las necesidades del hombre como factores esenciales para el bienestar y progreso de los pueblos.

 [email protected]