EL-SUR

Jueves 17 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Jesús Vargas Vargas

Vicisitudes de la contienda electoral  Ya estamos a punto de definir el actual proceso electoral con el que elegiremos a los gobiernos municipales y nuestros representantes en el Poder Legislativo estatal, proceso en el que se observaron inéditas actitudes y comportamientos en los principales actores políticos de la entidad enmarcadas en una nueva realidad y … Continúa leyendo Jesús Vargas Vargas

Octubre 01, 2002

Vicisitudes de la contienda electoral

 Ya estamos a punto de definir el actual proceso electoral con el que elegiremos a los gobiernos municipales y nuestros representantes en el Poder Legislativo estatal, proceso en el que se observaron inéditas actitudes y comportamientos en los principales actores políticos de la entidad enmarcadas en una nueva realidad y cultura política nacional y estatal.

En primer lugar, salvo algunas actitudes jurásicas que todavía se observaron en los partidos a la hora de definir sus candidaturas, parece ser que la democracia interna ha llegado para quedarse, ya no son las viejas prácticas del dedazo, de los iluminados o de las concertaciones entre las diferentes corrientes políticas, esto representa un avance porque ya no son las voluntades absolutas las que determinan quienes deben encabezar los gobiernos y quienes deben representar a la ciudadanía en el Congreso local, pesan más ya las voluntades y criterios colectivos lo cual significa que es a través de la política como se dirime quienes son los que más convienen a la sociedad para que funjan como gobernantes y como representantes.

Aun y cuando se observaron fuertes confrontaciones internas en los partidos, derivadas de las pasiones y las emociones de los militantes, es alentador que sus divergencias cada vez más se estén dirimiendo a través de sus mecanismos institucionales, de sus estatutos y reglamentos; la democracia no es perfecta, se perfecciona y si todavía las pasiones y las emociones influyen mucho en los comportamientos políticos no es porque la democracia interna de los partidos sea imperfecta o porque no exista, es más bien resultado de la escasa cultura partidista, del escaso desarrollo político y de la escasa experiencia en el uso de los mecanismos institucionales, además de la existencia de ambiciones de poder de militantes ubicados privilegiadamente, no precisamente políticas.

En cuanto a la institucionalidad del proceso, los órganos electorales están demostrando capacidad de autonomía política con los consejeros ciudadanos e imparcialidad con la presencia de los representantes de los partidos, aunque su función debería trascender a la administración institucional y vigilancia en el cumplimiento del Código Electoral e involucrarse más en la educación política ciudadana para que no sigan siendo determinantes en la cultura política de la sociedad las imperfecciones de los partidos, que son muchas, del sistema educativo institucional, incluyendo las universidades; sin embargo, aún falta perfeccionar la actividad del órgano electoral en cuanto temas como las reglas para las precampañas, la obligatoriedad y organizaciones de los debates entre otros.

En términos de la competitividad, esta ha aumentado considerablemente no sólo en los municipios grandes sino en los de menos desarrollo y no precisamente por la actuación de los partidos y de los medios de comunicación, sino por el interés de la población de involucrarse para acceder al gobierno de sus comunidades.

Al nivel del número de partidos la competitividad es aceptable, están participando diez opciones de voto, sin embargo, y aquí el pero de la competitividad partidista, al nivel de la oferta, de la propuesta partidista, lamentablemente aún es muy pobre, pobreza que luego se traduce en administraciones o legisladores muy limitados en su actuación política.

Los candidatos a los gobiernos municipales sigue prometiendo solucionar los problemas de la gente, aún que luego no solucionen nada, su propuesta está basada hacer manar del gobierno las soluciones cuando en realidad las capacidades para resolver los problemas de los gobiernos débiles económica y políticamente hablando son muy reducidas, no se ha entendido que en el gobierno de la sociedad es esta la que resuelve sus propios problemas, que es ésta la protagonista principal, el gobierno lo único que debe ser es el articulador del esfuerzo social y no el único capacitado para entender los problemas y decidir las soluciones.

Por lo anterior, ante la falta de propuesta nueva, innovadora, creativa y moderna acorde a tiempos más políticos y democráticos que los pasados,  la competitividad entre los partidos sigue centrándose más en las estrategias de la contracampaña o campaña sucia, en denostar al adversario, lo que configura entre la población un ambiente electoral más que de opción de confrontación.

Otro elemento inédito en el actual proceso electoral, resultado del mayor pluralismo político en la entidad y de la posibilidad de la alternancia es sin duda el interés proselitista de los gobernantes, lo que a nuestro juicio es normal en los actuales tiempos políticos que vivimos, porque entre mayor sea el número de partidos fuertes en las contiendas electorales, por un lado, son más cuestionados los resultados de los gobiernos en turno, y por el otro, ante la posibilidad de la alternancia, los gobernantes tienen mayor interés de defender la continuidad partidista de su opción de gobierno, en consecuencia tenemos gobernantes públicamente más activos en mostrar su filiación partidista, lo cual para la democracia es sano por que esta se alimenta del fomento de lo público y transparente y no de lo privado y secreto.

El Pacto de Civilidad también puso su parte en el desarrollo de nuevos comportamientos políticos al observar que varios actores y algunas opiniones consideraban que la civilidad, la legalidad y el respeto deben ser actitudes políticas naturales muestra de una mayor madurez partidista, institucional y gubernamental frente a los procesos electorales.Otro aspecto, y fundamental, de las nuevas actitudes de la contienda política es sin duda la mayor disponibilidad  de los actores para encauzar por las vías legales las controversias derivadas de probables conductas ilegales en su participación en el proceso electoral, situación de la mayor importancia porque permite establecer que estamos arribando a un nuevo estadio del desarrollo político en la entidad, dejando cada vez más atrás el Guerrero bronco, el Guerrero violento, que ha coadyuvado a nuestro atraso económico y social.Hasta ahora el saldo ha sido positivo, sin embargo el proceso electoral no ha acabado: lo importante es establecer que la democracia está avanzando, que la política está triunfando, en la definición del rumbo de nuestro estado, está en reconocer que nuestra democracia no es perfecta, pero es perfectible, está en identificar su nivel de desarrollo, no es muy avanzada pero tampoco está muy atrasada, podemos todos hacer más.