EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La 4T en último lugar

Jorge Camacho Peñaloza

Agosto 13, 2021

Hemos participado en 24 Olimpiadas de las 27 que se han efectuado desde Atenas 1896, considerados los primeros juegos olímpicos de la edad moderna, en las que México ha ganado 73 medallas desde 1900 cuando participó en su primera justa en París; la primera medalla ganada fue de bronce en Polo en ese año, cuando la justa tuvo como sede la Ciudad de las Luces.
Por disciplina se han ganado 15 medallas en clavados, 13 en boxeo, 12 en atletismo, 7 en equitación, siete en taekwondo, cuatro en halterofilia, tres en tiro con arco, dos en polo, dos en ciclismo, dos en futbol y uns en pentatlón, básquetbol, esgrima, tiro deportivo y lucha grecorromana, respectivamente. En total 13 de oro, 24 de plata y 36 de bronce.
Por gobiernos, en el que más se han conseguido medallas fue en el de Felipe Calderón en el que en total se obtuvieron 10 medallas, cuatro en Beijing 2008, dos oros y dos bronces, quedando en el lugar 36 del medallero general por país, donde tuve la fortuna de ser el responsable del equipo olímpico mexicano como directivo de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y me tocara caminar en la ceremonia de inauguración en el Estadio Nacional de Pekín, el inigualable y espectacular “Nido de Pájaro”, posición que sólo ha sido superada en la Olimpiada de Los Ángeles 84 cuando nos ubicamos en el lugar 17 (en esa muchos países del bloque socialista aplicaron boicot con sus inasistencia a la justa deportiva), mientras que en Londres 2012 se ganaron ocho medallas una de oro, tres de plata y cuatro de bronce.
En segundo lugar, en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, en las Olimpiadas de México 68, se obtuvieron en total nueve medallas, tres de oro, tres de plata y tres de bronce; en tercer lugar, con Ernesto Zedillo Ponce de León, fueron siete medallas olímpicas, una de bronce en Atlanta 1996 y seis en Sidney 2000, una de oro, dos de plata y tres de bronce; en el gobierno de Miguel de la Madrid, en Los Ángeles 1984, se lograron seis medallas, dos de oro, tres de plata y una de bronce; en cuarto lugar, con Enrique Peña Nieto en Río de Janeiro 2016 las y los deportistas mexicanos alcanzaron cinco medallas, tres platas y dos de bronce; en quinto lugar, en el periodo de Vicente Fox, en Atenas 2004, se consiguieron cuatro medallas: tres de plata, una de ellas ganada por Ana Gabriela Guevara actual dirigente de la Conade, y una de bronce.
De entre los seis últimos gobiernos, el actual de la Cuarta Transformación abanderado por Andrés Manuel López Obrador, se ubicó en último lugar en Tokio 2020, con cuatro de bronce, quedando en el lugar 84 del medallero general, con una delegación de 128 deportistas, 78 hombres y 50 mujeres, que participaron, estoy seguro entregando, toda su fuerza y todo su espíritu, logrando medalla Alejandra Valencia y Luis Abuelo Álvarez, en tiro con arco; Gabriela Agúndez y Alejandra Orozco, en clavados sincronizados desde la plataforma de 10 metros; Aremi Fuentes en halterofilia y nuestra selección de futbol.
Una de las pasiones y pilares de mi vida ha sido el deporte, aún soy plusmarquista nacional en Decatlón, soy comentarista deportivo y he sido directivo del deporte; me apasiona el maratón, la bicicleta, el lanzamiento de jabalina, llevo el deporte en mis venas, pero también como muchos de mis compañeros deportistas me siento muy identificado con la política, en la que también he logrado ser candidato a gobernador de Guerrero en la elección del 2015, en la que abanderando al PAN obtuve la más alta votación que haya tenido el partido en esa justa. También fui diputado en el Congreso del Estado y me he desempeñado como servidor público como Delegado de la entonces Sagarpa y como director del organismo estatal Radio y Televisión de Guerrero.
La política y las Olimpiadas tienen algo en común que fueron inventadas por los griegos entre el 700 y 500 años A.C., ambas como un recurso para la unidad y la paz entre los habitantes de las ciudades-estado griegos, para exaltar la importancia de las reglas, las normas, las leyes, los jueces, pero sobretodo la virtud de la tolerancia, el respeto a esas reglas y la demostración en público de que se era el mejor; tal vez por eso muchos deportistas como yo, después nos inclinamos a la política y la hacemos con espíritu olímpico, es decir, con cabalidad.
Como deportista me duele que en esta Olimpiada sólo se hayan obtenido cuatro medallas, pero entiendo que para este gobierno de la Cuarta Transformación el deporte no es una prioridad, ni la pobreza, pues, como lo comentamos hace ocho días, en estos tres últimos años ha aumentado el número de pobres en el país.
Hacer deporte olímpico no es fácil, requiere más que un esfuerzo sobrehumano como el que han hecho los que han logrado esas 73 medallas para el país, esas y esos que, gracias más a su esfuerzo personal que a otra cosa, han sentido estar en el Monte del Olimpo que representa el podium de los ganadores; el deporte olímpico o de alto rendimiento debe ser una cultura del deporte, no sólo esfuerzos y apoyos aislados, sino toda una política y cultura que impulse al deporte como asignatura central para el desarrollo de la persona desde la infancia, una cultura que se arraigue en la mentalidad de la sociedad que permita alentarnos y vernos como personas sanas y deportivamente ganadoras en la casa, la escuela, el trabajo, la colonia, la empresa, la iglesia, en el campo, en todos lados, y no sólo en el recreo escolar y en los planes burocráticos para cumplir con el trámite.
Vuela vuela palomita y ve y dile: Al señor que está en el Palacio Nacional que ya deje el pleito y se ponga las pilas, porque si gana la consulta de la revocación, que así como va lo dudo, todavía le van a tocar las Olimpiadas de París 2024, que en lugar de andarse peleando con medio mundo en sus mañaneras, mejor aborde el tema del deporte por lo menos cada dos semanas y entonces sí podrá decir: “me canso ganso, si de una de las cunas de las primeras revoluciones liberales no nos traemos más medallas que en la época de todos los gobiernos neoliberales”.