EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

La biodiversidad en Guerrero y las estrategias para conservarla

Carlos Toledo Manzur

Mayo 17, 2006

Ya es casi un lugar común decir que México es uno de los países con mayor riqueza en recursos biológicos del mundo. Y en efecto, estamos dentro del grupo de selectas naciones consideradas como mega biodiversas, es decir, con un número elevado de especies vegetales y animales y una variedad excepcional de formas de vida. Somos el país con mayor número de especies de reptiles del mundo, el segundo en mamíferos y el cuarto lugar en plantas y anfibios. Esto significa que el cuidado y aprovechamiento adecuado de esta riqueza debiera ser uno de los elementos fundamentales de nuestra estrategia de desarrollo.
Si como nación destacamos en el mundo, el estado de Guerrero también resalta por su riqueza biológica entre los estados de nuestro país. Esto se debe a que nuestra entidad ocupa el lugar número 4, sólo detrás de Oaxaca, Chiapas y Veracruz, por lo numeroso y variado de sus recursos biológicos. Estimaciones recientes indican que en nuestro estado suriano se encuentran aproximadamente 5 mil 600 especies de plantas con flores, lo que representa el 20 por ciento del país, 140 especies de mamíferos, casi la tercera parte del total del país, cerca de la mitad de las aves a nivel nacional (420 especies), y 220 anfibios y reptiles, que significan la cuarta parte de los existentes en todo México. Además, al igual que en el territorio nacional, abundan en el estado las plantas y los animales que presentan una distribución geográfica restringida, es decir que sólo se encuentran en ciertos lugares, lo que se conoce como especies endémicas; esto hace aún más valiosos estos recursos.
Sin embargo, este privilegio que la naturaleza le otorga a Guerrero no tiene correspondencia con los esfuerzos llevados a cabo para cuidar y conservar este importante y variado capital natural. Resulta una tristeza que Guerrero sea uno de los estados con menor superficie establecida como área natural protegida. En realidad la conservación de la biodiversidad a través del establecimiento de reservas ecológicas ha sido un asunto prácticamente inexistente ya que sólo se cuenta con tres Parques Nacionales: el que existe alrededor de las Grutas de Cacahuamilpa, el Juan N. Ávarez en Chilapa y el Veladero en Acapulco. Además de pequeños, estos Parques dejan mucho que desear en cuanto a sus apoyos y formas de manejo y se encuentran amenazados por la constante presión a la que están sometidos.
Es por ello que resulta urgente que las acciones conservacionistas se intensifiquen en Guerrero, ya que la valiosa biodiversidad se destruye cada día que pasa debido a los procesos de deforestación, al uso irracional y a la contaminación, que constituyen factores activos que afectan los hábitats de las especies de plantas y animales, disminuyen sus poblaciones y las acercan a su extinción.
En los años recientes por fortuna han empezado a incrementarse algunas acciones conservacionistas las cuales se han venido construyendo en torno a dos estrategias fundamentales, que esperamos que pronto den sus frutos: la estrategia comunitaria de conservación de la biodiversidad y la estrategia que podríamos llamar institucional de establecimiento de reservas ecológicas.
La conservación comunitaria surge como una corriente alternativa a las formas tradicionales en las que se han establecido las áreas naturales protegidas en otros lugares del país, en donde los decretos impuestos por las instituciones gubernamentales desde arriba, han enfrentado los intereses inmediatos de las comunidades campesinas e indígenas empobrecidas, las cuales a su desfavorable situación social se le han agregado las restricciones que las reservas les imponen. Estas formas de hacer conservación son impulsadas con frecuencia por ecologistas insensibles a la problemática social y al hecho de que la mayor parte de la riqueza aún no destruida se encuentra precisamente en los territorios de las comunidades. Ante esto, se ha generado en los últimos años la estrategia comunitaria de conservación, que consiste en una alternativa para hacer reservas ecológicas que parten de la decisión de los propios ejidatarios y comuneros, en el marco de procesos de planeación comunitaria.
Esta alternativa ha sido apoyada principalmente por organismos internacionales y en el estado de Guerrero ha sido llevada a cabo por tres importantes programas: el Proyecto de Conservación de la Biodiversidad por Comunidades Indígenas y Campesinas (Coinbio), el Proyecto de Mejoramiento Integral de Ecosistemas (MIE-PNUD) y el Programa de Conservación y Manejo Forestal (Procymaf). Los dos primeros consisten en donaciones hechas a México por el Fondo Ambiental Mundial (GEF por sus siglas en inglés) el primero a través del Banco Mundial (BM) y el segundo a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), mientras que el Procymaf es apoyado por un crédito del BM.
A través de estos tres programas, que muchas veces han resentido la indiferencia y poca participación de los gobiernos tanto federal como estatal, se ha generado una interesante alianza entre los organismos internacionales y las comunidades campesinas e indígenas, lo que ha permitido la realización de procesos de planeación comunitaria, por medio de ordenamientos ecológicos territoriales, inventarios de recursos naturales y del diseño e implementación de proyectos sustentables. Lo anterior ha generado decenas de acuerdos en comunidades y ejidos para establecer áreas protegidas en sus territorios, en una superficie total que se estima en cerca de 100 mil hectáreas en diversas regiones del estado. Algunas de estas áreas naturales han empezado a ser certificadas por la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas (Conanp) como es el caso de las áreas de conservación del ejido Las Ollas, en Zihuatanejo, que tuvieron el privilegio de ser las primeras en el estado.
La segunda estrategia consiste en las acciones de conservación y de promoción realizadas por las instituciones estatales responsables de los asuntos ambientales, que en los últimos años se han venido fortaleciendo en el estado, con la creación de la SEMAREN, que en el actual gobierno, está llevando a cabo una agenda ambiental estatal que incluye acciones para establecer este año media docena de reservas ecológicas en diversos sitios de importancia biológica en el estado. Lo bueno de esta estrategia institucional es que lejos de llevarse a cabo como una imposición desde arriba, se está planteando con un intenso proceso de concertación con las comunidades involucradas para lograr que los decretos se hagan con el amplio consentimiento de los pobladores y con un conjunto de medidas compensatorias que permitan impulsar procesos regionales de desarrollo sustentable.
En realidad ambas estrategias son correctas y complementarias y esperamos que pronto puedan mostrar resultados efectivos en la importante tarea de la conservación de la riqueza natural del estado. Lo cierto es que independientemente de la modalidad que transiten, ambas estrategias deben lograr que los territorios convertidos en reservas ecológicas se integren como elementos fundamentales de los procesos de desarrollo rural y regional, y sean apoyos efectivos para elevar el nivel de vida de las comunidades, lo que puede lograrse si el conjunto de programas que impulsan el desarrollo de las comunidades privilegian en la asignación de recursos presupuestales y acciones a aquellas que hayan tomado o compartido la decisión de conservar parte de sus territorios.
Es decir, se requiere que se incentive a las comunidades conservacionistas con asignaciones prioritarias de recursos para que su decisión de conservar la biodiversidad sea posible implementando proyectos de desarrollo sostenible que aseguren la permanencia de las zonas conservadas por mucho tiempo. A su vez, las áreas de conservación podrían así funcionar como instrumentos de reforma de los modelos de desarrollo rural hacia la sustentabilidad.