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Sábado 14 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

La democracia somos todos

Canal Privado Quizás por culpa de nuestra arraigada cultura política, a los guerrerenses, mexicanos que también somos, se nos olvida el verdadero sentido de la democracia. Tan concentrados estábamos en derrotar al régimen priísta, tan cansados de los caudillos de siempre, tan convencidos de que ellos eran origen y causa de nuestros males, que nos … Continúa leyendo La democracia somos todos

Abril 23, 2005

Canal Privado

Quizás por culpa de nuestra arraigada cultura política, a los guerrerenses, mexicanos que también somos, se nos olvida el verdadero sentido de la democracia. Tan concentrados estábamos en derrotar al régimen priísta, tan cansados de los caudillos de siempre, tan convencidos de que ellos eran origen y causa de nuestros males, que nos gusta pensar que la receta democrática tiene sólo un ingrediente básico: sustituir a los malos por los buenos.

El problema es que así todo se reduce a un simple cambio de reparto con el mismo argumento, a una rotación en la alineación de un equipo que sigue jugando igual.

O sea, otro patrón, pero patrón al fin y al cabo. Con la misma concepción vertical, discrecional y a menudo autoritaria del ejercicio del poder.

Ojalá y fuera tan sencillo. Porque aún escogiendo al mejor de los remplazos –y Zeferino parece estar en esa categoría–, si lo demás permanece, poco se avanza.

Porque el sistema no varía, porque nada garantiza que el siguiente también será “de los buenos”, porque el poder así entendido confunde, extravía y emsordece hasta al más pintado.

Pero sobre todo porque el que debe ser el principal protagonista de toda democracia, la sociedad civil, sigue condenado a su papel de coro, de comparsa secundaria de un guión que no ayudó a escribir.

Pero la responsabilidad no es toda de los que gobiernan. Por instinto, por inercia natural, el que manda invade todos los espacios que le dejan sus gobernados. De manera graciosa y gratuita, ningún régimen concede facultades que nadie le exige.

La tarea es de la sociedad civil, la que debe entender que su fuerza electoral es sólo una herramienta y no un fin en sí misma. Su voto le permite a la gente decidir quién quiere que la gobierne, pero también subrayar un mandato para el elegido de que debe hacerlo escuchando y obedeciendo a su pueblo. Si no lo hace, los gobernados tienen el derecho y la obligación de exigírselo y recriminárselo.

Vicente Fox es un ejemplo lamentable de héroe que se convierte en villano, castigado por traicionar las promesas y los reclamos que lo llevaron al poder.

Zeferino Torreblanca sintetiza su principal proyecto político en lo que llama una “revolución de actitudes”, una especie de evolución de nuestra cultura social y política. Hay que esperar sus primeras señales que demuestren su decisión para lograrlo.

Pero la espera no debe ser pasiva. Con o sin el visto bueno del gobernador, los guerrerenses debemos trabajar para que nuestra voz sea cada día más audible, para que nuestra influencia sea ineludible.

Por fortuna, pareciera que el ánimo de muchos es positivo y favorable. En Acapulco, Chilpancigo, Iguala y Zihuatanejo, por ejemplo, las páginas de la prensa ya no sólo se llenan con discursos, declaraciones, opiniones y noticias de los políticos. Cada vez son más las voces de grupos, organizaciones y ciudadanos que reclaman espacios de debate y decisión sobre los asuntos públicos.

Ya no es el monólogo amplio y tranquilo al que estaba acostumbrado el poder. La interlocución que demanda la sociedad es una realidad que deberán asumir y aceptar, así les resulte incómoda.

Mucho esperamos de Zeferino y hay que recordárselo todos los días. Pero mucho también es lo que debemos de construir sin su ayuda. Nunca ha existido mejor momento que éste.

 

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