EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Lleve su lixiviado, lleve su refacción

Efren Garcia Villalvazo

Marzo 07, 2020

MAR DE FONDO

 

Debido a cuestiones médicas las vueltas por el sanatorio de un amigo ubicado en la colonia Progreso fueron frecuentes y obligadas. Saliendo de ahí ataca un olor fuerte, pungente, ácido, dominante sobre cualquier otro estímulo proveniente de los sentidos: es un lixiviado. Proviene del depósito de basura que se encuentra sobre la calle Durango, justo ahí enfrente del mercado de la colonia Progreso. Toneladas de basura son dejadas a diario por los vecinos de la colonia y al tiempo de haber llegado ahí comienza a escurrir este líquido pardo que gracias a la inclinación de la calle hace un recorrido de casi una cuadra afectando con su aroma asqueroso a decenas de metros a la redonda, terminando por secarse y volar en miles de minúsculos fragmentos llevados por el viento ¿Y qué hay a decenas de metros a la redonda? Primeramente el ya citado mercado de la colonia y los restaurantes en el interior del mismo, más otro puñado de restaurantes que están sobre la avenida principal debido a lo comercial que resulta, tres escuelas de nivel básico, un sanatorio, la iglesia de San Cristóbal, la unidad deportiva además de centenares de casas de todo tipo y nivel socio económico. Toda una colección de sitios en donde se reúnen menores de edad, feligreses, parroquianos, consumidores de barbacoa y relleno los fines de semana y compradores comunes y corrientes de una colonia popular que quedan a merced de respirar el aroma de lixiviado y de seguro quedar expuestos a una batería de bacterias y virus provenientes de la descomposición de los residuos urbanos y que respiran a diario por tener la desgracia de vivir o tener actividades en la zona.
Por otro lado, es hacer notar –¡también!– que en calles como la Manuel Acuña, Sonora, Artículo 27 y la que sube –no sé cómo se llama– al multifamiliar se han convertido en sitios de desguace de carros para ser vendidos por piezas. Decenas de personas cortan, desatornillan, desarman carros de manera descuidada sobre la calle y banquetas ocupándolas en su totalidad y vertiendo sobre la acera lubricantes, combustibles y líquidos refrigerantes que mezclados con polvo forman una gruesa capa que cubre el suelo que sabemos que en la siguiente lluvia seguramente irá a dar al mar, a las playas, a la avenida Costera, siendo estos últimos sitios de trabajo de la mayor parte de los acapulqueños de la ciudad. ¿Habrá algún tipo de control sobre todos estos vehículos de descarte para saber si no han sido robados a sus dueños para ser vendidos por piezas? Nunca se ha visto a un funcionario declarando sobre el tema, así que parte de la respuesta se encuentra a la vista.
Se ha cumplido con la parte de denuncia y señalamientos puntuales. Y en la parte propositiva se presentan las preguntas obligadas de a quién le toca. ¿Dirección municipal de Ecología por la parte de contaminación de las calles y olores a descomposición, la Dirección de Salud por la dispersión sobre la calle y por el viento de los lixiviados y su elevado potencial de producción de enfermedades, la de Vía Pública que permite invasiones sobre calles y accesos por la operación de talleres de desguace irregulares, la Dirección de Mercados para proteger a los cientos de compradores que asisten diariamente a adquirir su canasta básica y alguito más quizá, la Secretaría de Educación Pública para proteger a los centenares de niños que acuden a las escuelas cercanas a la zona cero? ¿Qué tal al político que anda buscando una bandera o que le toca esta bandera pero no la toma por lo problemática? ¿Algún regidor o diputado local o federal que no solo se tome fotos de su baño de pueblo comiendo en el mercado y que genuinamente se interese en hacer un trabajo que impacte de manera positiva en una colonia popular con miles de personas que trabajan día a día para hacerse de manera legal o ilegal de un ingreso para cumplir con su familias o sus vicios? ¿Quizá la misma presidente municipal, consciente del nivel de riesgo que se vive a diario en esta colonia y que no es responsablemente apoyada por las ya mencionadas direcciones y secretarias a su cargo para cumplir con su tarea de administradora del destino y buen desempeño de la ciudad?
Quizá se necesite una nueva herramienta que solo ahora se está advirtiendo y usando para temas ambientales y de salud que en muchas ocasiones aparecen como inseparables, como subrayando la profunda dimensión humana que tienen como origen los problemas de contaminación. Este recurso es una recomendación emitida por la Comisión Nacional de Derechos Humanos. La base para lo anterior es un renglón del Artículo Cuarto Constitucional que menciona el derecho “a un medio ambiente sano…” como premisa básica para el desarrollo positivo y sustentable de la sociedad.
Tengo dos referencias a la mano que marcan la importancia de lo anterior: en una de ellas un grupo de 23 niños promovieron en fecha reciente un amparo para detener el proyecto del hotel Riu Rivera Cancún, con el argumento de que la tercera etapa de la construcción de este lugar violentaba su derecho a un ambiente sano, abundando que se presentaba destrucción de fauna y flora, que se omitió un manejo adecuado del agua –que es escasa– y el deterioro en general del ecosistema y afectación de áreas naturales protegidas de la zona. Las autoridades demandadas son el gobernador del estado, el Congreso del estado, el titular del periódico oficial de la entidad, el ayuntamiento de Benito Juárez, su presidente municipal, el síndico, la directora de Ecología y el director de Desarrollo Urbano. Adicional a este documento otro grupo de seis niños promovió otro amparo en contra del mismo proyecto, buscando reforzar la posición anterior.
Ya en el estado de Guerrero, la CNDH emitió una recomendación para limitar el uso del agua del río Atoyac debido a que no cumple con los requisitos mínimos indispensables para ser utilizada para consumo humano. El soporte técnico para lo anterior fue proporcionado por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) el cual después de un estudio de calidad de agua en varios puntos de la cuenca del río Atoyac llegó a la conclusión de que no era aconsejable utilizar el agua de esta corriente por el nivel elevado de contaminación que contiene y el alto riesgo de contraer enfermedades de tipo gastrointestinal. Con este dictamen la actual presidente municipal de Atoyac se lanzó a resolver el problema que tiene más de 20 años en el municipio, mismo que se presenta de seguro en todos los demás municipios del estado. Sin embargo ella está convirtiendo una recomendación en contra en una palanca para poder forzar procesos de depuración del agua antes de devolverla a un cauce para reintegrarla al ciclo natural del agua. Ojalá otros alcaldes siguieran su ejemplo y no se detuvieran ante la pared paralizante de esta administración federal que consiste en decir “que no hay dinero”, extinguiendo de raíz hasta el más noble de los propósitos.
¿Necesitaremos una recomendación de la CNDH para eliminar el basurero del mercado de la colonia Progreso? ¿Y otra para que no desbaraten los carros en las calles de esta colonia popular? Quizá solo haya que recordar lo que significaba vivir en un “ambiente sano”. Y eso es no aceptar sin reservas estar ambientalmente enfermo.