EL-SUR

Sábado 28 de Septiembre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Lo esencial y lo superfluo

Jaime Castrejón Diez   Al pasar, aparentemente, de los escándalos a la normalidad, estamos entrando a una fase que podríamos considerar surrealista de la política. Aparentemente nadie quiere cerrar este capítulo vergonzoso por diversos motivos. Unos porque esperan que pasen al olvido ciertos temas centrales y otros porque consideran que todavía se pueden ordeñar más … Continúa leyendo Lo esencial y lo superfluo

Mayo 17, 2004

Jaime Castrejón Diez  

Al pasar, aparentemente, de los escándalos a la normalidad, estamos entrando a una fase que podríamos considerar surrealista de la política. Aparentemente nadie quiere cerrar este capítulo vergonzoso por diversos motivos. Unos porque esperan que pasen al olvido ciertos temas centrales y otros porque consideran que todavía se pueden ordeñar más estos incidentes.

Hay cosas que no pueden cambiar, si es complot o no hay pruebas fehacientes de corrupción en altas esferas del gobierno del Distrito Federal, con o sin complot hubo falta de pericia en el trato diplomático con Cuba. El tercer aspecto que es importante es que PAN, PRI, PRD vieron en estas circunstancias posibilidades de obtener ventajas políticas, PAN frenando a López Obrador, PRD y PRI en ataque frontal al secretario de Gobernación. En los dos casos se trata de los dos aspirantes mejor colocados en las encuestas y por lo mismo excelentes blancos para el ataque.

¿Cómo queda el universo político después de estos sucesos? Hay la parte dura de los políticos y los medios que no quieren que esto se acabe y en el otro extremo quienes ven los noticieros o los diarios y dicen ¡ya estuvo bien! En medio hay distintos matices de los dos extremos. Lo que es cierto que se está prolongando esta etapa pero, a pesar de los deseos de los interesados, no va a durar hasta el momento de las grandes decisiones de los partidos y su mayor logro es que la opinión pública se vuelva más escéptica.

De hecho los partidos han perdido presencia y credibilidad desde antes y con esto también se ven afectados. Esto obliga a reflexionar ¿Por qué los partidos políticos mantienen la llave del Poder? En encuestas recientes los partidos son vistos con desagrado por la ciudadanía, quedaron por debajo de los policías en la opinión de los encuestados. Es momento de volver a retomar el argumento de si sólo los partidos pueden registrar candidatos a puestos de elección popular ¿No es esto una democracia indirecta?

Con el escenario que hemos vivido en las últimas semanas hay suficiente evidencia para decir que los partidos tienen demasiado poder, más de lo que merecen y que la legislación en materia electoral es cuestionada. ¿Marcará esta etapa el principio del fin de la partidocracia?

Es importante en estos momentos darnos cuenta que en todo este proceso la opinión pública detecta un vacío; los partidos opuestos al gobierno lo han llamado un vacío de poder, lanzando toda la responsabilidad al Ejecutivo. La realidad es que el vacío es de instituciones, desde la Presidencia, el Legislativo, el Judicial y los medios. Ninguno ha encontrado el papel real que le corresponde y eso lo resiente la sociedad.

A falta de avances reales en los temas fundamentales del país, todos los actores políticos mencionados buscan impactar a la opinión de la sociedad, se ha convertido en más importante la “imagen” que la realidad como ya lo había sugerido Giovanni Sartori en su libro Homo Videns al aseverar: “… la democracia representativa no se caracteriza como un gobierno del saber sino como un gobierno de la opinión, que se fundamenta en un público sentir de res pública”.

En su reciente artículo en Letras Libres, Enrique Krauze cita al filósofo hindú Amartya Sen sobre este tema. Dice Sen: “La democracia no reside sólo en la expansión del voto y las elecciones libres. ‘La gloria’ de la democracia está en el ‘debate público abierto’ ”… –las comillas son de Krauze. En ese artículo propone un comité de opinión pública, que es deseable, para sacar del empantanamiento el debate en los órganos constitucionales.

A estas alturas ya la ciudadanía tienen formada una opinión. Por muchos años el Estado de Derecho ha sido la bandera política por excelencia, pero ahora eso ha cambiado. Las encuestas muestran que las procuradurías están respondiendo más a intereses políticos que a la verdadera causa de la justicia. La falta de confianza en el sistema se ha vuelto el sentir general y eso significa que la definición real de Estado, esto es que lo conforman gobierno y gobernados, ha dejado fuera el interés de los gobernados, que no es ya el mismo de los partidos.

Cuando se piensa en nuevas alternativas es porque las instituciones tradicionales han fracasado y son necesarias nuevas vías. Repensar la distribución del poder en función de la evolución del país es indispensable cuando el discurso político es más parte de la picaresca que digna de estar en el Diario de los debate.