EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los moscos Aedes. Su importancia en la salud de los guerrerenses

Fernando Lasso Echeverría

Abril 19, 2016

Los moscos Aedes existen en nuestro país desde hace mucho tiempo. Eran los transmisores de la Fiebre Amarilla, terrible flagelo sanitario al parecer de origen americano, pues es una enfermedad que se menciona en el Popol Vuh, libro milenario sagrado de los mayas en el cual describen sus síntomas típicos como la ictericia y el vómito de sangre, que los mayas llamaban Xekik, y posteriormente en los Chilam Balames de Chuyamel, de Tizimin y de Kaua, determinan la cronología de la aparición y la recurrencia de las epidemias, tan terribles, que se piensa que esta enfermedad fue la causante de la desaparición de la población maya, de muchos sitios con grandes y majestuosas construcciones abandonadas, que fueron edificadas antes de la llegada de los españoles.
De hecho, este mal, también fue un gran escollo para la conquista de América por los españoles, pues cientos de colonialistas murieron a causa de él; a cambio, los peninsulares trajeron la viruela, mal con el que “barrieron” a la población nativa y coadyuvó en forma determinante en la conquista del país. Es también un hecho irrebatible, que cuando los españoles intentaron reconquistar México en 1829 al mando de Barraza -entrando por Tampico- durante el corto gobierno presidencial de Vicente Guerrero, fue la Fiebre Amarilla –más que Manuel Mier y Terán y Antonio López de Santa Anna- la que diezmó a los españoles y frustró la invasión.
Durante la primera mitad del siglo XX, el paludismo era la quinta causa de mortalidad en la población del país, y Guerrero estaba peor; el 58% de la República mexicana estaba afectada por este padecimiento febril, y muchas entidades federativas –sobre todo costeras- estaban en la misma situación que Guerrero, lo que provocó que el gobierno federal instalara una gran campaña nacional perfectamente planeada contra este azote sanitario, y apoyada con recursos suficientes: antes de la campaña contra el paludismo, el gobierno federal se gastaba 1,200,000 pesos al año en la lucha contra este padecimiento, y al iniciar esta en 1955, el presupuesto subió a 55 millones de pesos anuales; sin embargo, a pesar de que este padecimiento no es transmitido por moscos Aedes sino por otros denominados Anophelinos, la campaña contra el mosquito que transmitía el paludismo, también le pegaba al Aedes y prácticamente lo erradicó del ámbito geográfico nacional, no obstante que en ese momento, este mosco no significaba un problema de salud pública para la población, pues la Fiebre Amarilla había sido erradicada en 1923 y el Dengue no se conocía aún en México. Pero la presencia del mosco Aedes, persistía en los estados sureños de Estados Unidos, y de ahí, poco a poco fue regresando nuevamente el país, facilitado esto, por vehículos terrestres y aéreos que fortuitamente lo trasladaban a ciudades mexicanas como “pasajeros”.
El Dengue se presentó en Guerrero –proveniente del Caribe, Centroamérica y los estados del sureste mexicano- a principios de los años 80, y al estar ya presente en nuestro medio el mosco Aedes -que era el transmisor- se registraron en poco tiempo miles de casos en una población totalmente susceptible, provocando un gran descontrol en el gremio médico local, pues no conocían el padecimiento; no obstante, en los servicios de salud llamaba mucho la atención el reporte masivo de brotes epidémicos de rubeola, confusión diagnóstica que motivaba el Dengue, por provocar una erupción cutánea en la mayoría de los pacientes, que acompañaba al cuadro febril; sin embargo, la población -antes que el personal médico- ya identificaba la enfermedad como una nueva patología, la cual identificaba como “quebrantahuesos”, porque además de los síntomas mencionados, provocaba dolores acentuados en músculos y articulaciones de los pacientes que los “invalidaba” temporalmente, hecho que la diferenciaba con la rubeola que es prácticamente asintomática.
Poco a poco el Dengue se fue propagando entre la población y el personal sanitario lo fue conociendo clínicamente más a fondo, identificando el dolor retro ocular como característico (patognomónico) de esta enfermedad, y por otro lado, las autoridades sanitarias nacionales difundieron el conocimiento de que esta enfermedad era producida por cuatro serotipos de virus, que no causaban inmunidad cruzada, y que por lo tanto, una misma persona era vulnerable a padecer cuatro veces Dengue con cuadros clínicos que no eran iguales; para ello, bastaba que el mosco que le picara, portara un virus de serotipo diferente al que le causó el primer ataque; y esto se confirmó, cuando al poco tiempo, empezaron a presentarse dengues hemorrágicos, de mayor gravedad y que requerían atención hospitalaria para evitar las defunciones, pero aun así las muertes ocurrían, sobre todo cuando los internamientos eran tardíos y la población empezó a alarmarse, y bueno, las autoridades sanitarias también tenían el temor de que los enfermos fueran tantos en un corto tiempo, que provocara que la demanda hospitalaria rebasara la capacidad instalada, situación extrema que hasta la fecha no ha sucedido.
Los guerrerenses nos hemos acostumbrado a convivir con el Dengue, pues no existe hasta la fecha ni vacuna ni tratamiento específico, y por ello, el combate a los mosquitos Aedes es la única arma contra este padecimiento. Los serotipos andan circulando en nuestro medio provocando casos aislados, hasta que se juntan los susceptibles en buen número y vienen los brotes epidémicos regionales o estatales. Lamentablemente, la lucha contra este “zancudo”, fue descuidada durante las administraciones gubernamentales más recientes y el Dengue se disparó, aunque estadísticamente andábamos “casi en el paraíso” con muy pocos casos registrados por mera negligencia operativa. Esperemos que las nuevas autoridades sanitarias, intensifiquen las actividades contra el mosquito, y de esta manera baje el riesgo de contraer (ahora, no sólo este padecimiento) sino también Chicungunya o Zika, enfermedades febriles de reciente introducción al país, que también son transmitidos por el mosquito en cuestión, y que son difíciles de diferenciar clínicamente entre uno y otro, sin un examen de laboratorio que no puede realizarse en laboratorios clínicos comunes.
El Chikungunya se describió por primera vez, en un brote ocurrido en el sur del pequeño país africano de Tanzania en 1952. Chikungunya es una palabra del idioma kimaconde, que significa “doblarse” en alusión al aspecto encorvado de los pacientes, debido a los dolores articulares que sufren. Actualmente –dice la OMS- este padecimiento se ha detectado en más de 60 países de Asia, África, Europa y América. Los primeros casos autóctonos confirmados en las américas, se registraron en 2013, en la zona francesa de la isla caribeña St. Martin. Desde entonces se han confirmado casos en 56 países de este continente, lo cual confirma la importancia que tiene el desplazamiento aéreo de enfermos a países o regiones libres de esta enfermedad; igualmente es trascendente el traslado aéreo y terrestre de mosquitos infectados en los vehículos donde estos insectos se suben y viajan circunstancialmente largas distancias. Hasta abril de este año, se habían registrado 2,559,790 casos sospechosos de Chikungunya en los 56 países americanos mencionados, incluyendo el sur de los Estados Unidos de Norte América. En el mismo periodo, se han reportado 379 muertes por este mal.
El Chicungunya, suele aparecer entre cuatro y ocho días después de la picadura de un mosquito infectado, aunque el intervalo puede oscilar entre dos y doce días; se caracteriza por la aparición súbita de fiebre, generalmente acompañada de dolores articulares. Otros signos y síntomas que presenta son: dolores musculares, dolores de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas. Los dolores articulares suelen ser muy incapacitantes, pero generalmente desaparecen en pocos días. La mayoría de los pacientes se recuperan rápidamente, pero en algunos casos, los dolores articulares pueden durar varios meses y hasta años inclusive. Se han descrito casos ocasionales con complicaciones oculares, neurológicas y cardiacas, y también con molestias gastrointestinales. Las complicaciones graves no son frecuentes, pero en personas mayores, la enfermedad puede contribuir a la muerte; por otro lado, a veces, los pacientes tienen sólo síntomas leves y la infección puede pasar inadvertida o diagnosticada erróneamente como Dengue, en aquellas zonas donde éste es frecuente.
Esta situación, y el hecho de que los médicos privados no reportan los casos que atienden en su consulta particular, hará que las instituciones de salud, manejen siempre cifras de enfermos registrados muy inferiores –como ha sucedido con el Dengue- a los que se estén presentando en la entidad; por ejemplo, para fines del 2015, la Secretaría Estatal de Salud reportó alrededor de 1800 enfermos registrados de Chicungunya, pero es común que en padecimientos como éste, sólo se registre un paciente de cada diez que se presentan, realidad que nos hace ver que probablemente, ya se presentaron cerca de 18,000 casos en todo el Estado; por otro lado, en una entidad como la nuestra que vive (¿o sobrevive?) del turismo, es perfectamente comprensible que las mismas autoridades de Salud no reporten la realidad de lo que está pasando –como ha sucedido en otras crisis sanitarias como la del cólera en la década de los 90- con la finalidad de no ahuyentar el turismo.
La SSA nacional, refiere oficialmente que para fines del año pasado teníamos registrados en el país, poco más de 5,000 casos por fiebre de Chikungunya, que se presentaron principalmente en Cohahuila,, Colima, Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca. De acuerdo con el mismo reporte, los estados en donde aumentaron más los casos en el último mes, no sólo de Chykungunya sino también de Dengue fueron Guerrero y Oaxaca. De hecho, Guerrero es el estado que presentó durante 2015, el mayor número de casos de ambos padecimientos en todo el país.
Pero eso no es todo; acaba de llegar al país otra enfermedad febril viral, transmitida también por los mosquitos Aedes llamada Zyka, nombre derivado del nombre de un bosque situado en Uganda, en donde por primera vez hace varias décadas, se detectaron casos de esta enfermedad, caracterizada también por fiebre, dolores musculares y articulares, erupción dermatológica y conjuntivitis, sin embargo esta enfermedad se diferencia del Dengue y el Chicungunya, en que puede –además- transmitirse de persona a persona, por medio de sangre contaminada, fluidos sexuales y durante el embarazo, de la madre al feto; este último hecho, es lo más grave del asunto, porque el virus puede provocar alteraciones neurológica severas intrauterinas en el niño, que pueden causar muerte temprana al producto o bien microcefalia, que es una anormalidad muy grave de la formación craneana, que conlleva retraso mental. Por otro lado, se teme, que esta enfermedad también provoque secuelas neurológicas como el síndrome de Guillán Barre, que es una parálisis de las piernas al parecer temporal. En varios países sudamericanos, a donde llegó primero el Zyka, ya se comprobó esta situación, que hace más preocupante la presencia de este virus en nuestro medio. Ya se han detectado algunos casos de Zyka en Guerrero, al parecer importados, pero estos, pueden ser el inicio de una futura epidemia.
Para combatir el Dengue y estos nuevos padecimientos, se requiere de acciones en todos los niveles de gobierno, pero también de la participación activa y decidida de la comunidad. Es decir, con esto último, nos estamos refiriendo a algo que ya hemos repetido mucho: que sin la firme colaboración de la población en actividades de descacharrización (con el apoyo de los ayuntamientos), que minimice la reproducción del mosquito transmisor en todo tipo de utensilios (cacharros) que se tienen en los patios o alrededor de las casas, y que juntan agua en donde la hembra del mosquito pone sus huevos convirtiéndose primero en larvas (maromeros) y luego en mosquitos, la lucha contra esta nueva enfermedad fracasará, como ha fracasado la lucha contra el Dengue y el Chikungunya; sin embargo, debemos reconocer la siguiente dificultad: que el bajo nivel educativo y la pobreza de la mayoría de los núcleos poblacionales guerrerenses lo entorpece; su prioridad no es limpiar la casa y sus alrededores, sino buscar el sustento familiar.
No obstante, estos procedimientos, también tienen efectos solo parciales sin las actividades institucionales de fumigación contra el mosco transmisor: insecticida y larvicida suficientes, personal capacitado para aplicarlo en forma programada, vehículos para su transporte y los necesarios viáticos para las brigadas de fumigadores; y esto ciertamente no es barato, pero mientras los gobiernos estatales o federales no entiendan que la salud pública no se realiza con buenas intenciones sino con método y dinero, no habrá buenos resultados; los gobiernos, deben meterle los recursos económicos necesarios al sector, para tener una población sana; de otra manera, las cosas no marcharán tan bien como todos lo quisiéramos. A las autoridades de la Secretaría Estatal de Salud, las debe animar el hecho de que combatiendo a un solo vector (mosquito), disminuye a su mínima expresión, tres enfermedades que causan mucho daño a la población y por ende, a la economía del Estado.

• Ex presidente de la Sociedad Médica de Chilpancingo y ex presidente del Colegio Médico Estatal.