EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Los pueblos indígenas y el Tren Maya

Marcos Matias Alonso

Diciembre 21, 2019

 

El 14 y 15 de diciembre participé como observador en el “Proceso de consulta libre, previa e informada sobre el proyecto de desarrollo del Tren Maya”. Las siguientes notas enfatizan lo que vi, oí y leí durante mi estancia en Chichimilá y Dzitás (Yucatán) y X-Hazil en Carrillo Puerto, Quintana Roo.
El Tren Maya es un proyecto de infraestructura de transporte férreo que pasará por los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. Recorrerá mil 460 kilómetros con 18 estaciones y dará servicio para el turismo nacional e internacional. El objetivo del Tren Maya es lograr el desarrollo integral del sureste de México. Sus principales ejes son: ordenamiento territorial, preservación del medio ambiente, bienestar social y la protección del patrimonio de los pueblos mayas de la región.
Al informar que el Tren Maya alcanzará una velocidad de 160 kilómetros por hora o más, se abandona la idea de que sea el prototipo del tren de la revolución mexicana. El Tren Maya nada tendrá que ver con el humeante caballo de hierro del siglo XIX. Según se ha explicado, tampoco será un Tsíimin Káak o un caballo de fuego que destruya bosques, que devaste los recursos naturales, que arruine los mantos acuíferos y derrumbe la supervivencia de los pueblos mayas.
El Tren Maya no será una infraestructura con tecnología del siglo XIX o del XX. La mayoría de los trenes “bala” o de alta velocidad que recorren los países europeos y asiáticos, transitan en armonía con la naturaleza, no destruyen los recursos naturales y son la nueva generación de trenes del siglo XXI. China es líder en la innovación del nuevo tren de levitación magnética que alcanza hasta 600 kilómetros por hora. Los asiáticos son líderes en este tipo de transporte con tecnología de vanguardia.
A grosso modo, el “Proceso de Consulta Indígena” sobre el Tren Maya tuvo dos fases primordiales: la primera de carácter informativa, que ocurrió el 29 y 30 de noviembre; y su etapa consultiva, que se realizó el 14 y 15 de diciembre. En las asambleas informativas, los pueblos mayas pusieron condiciones claras. Insistieron en que su apoyo al proyecto del Tren Maya quedaba condicionado a la atención de sus principales demandas. Dichas asambleas giraron en dos ejes: información técnica del proyecto que dieron los representantes del gobierno federal. El segundo eje giró en torno a los rezagos sociales insatisfechos en la región.
La infraestructura comunitaria es una de las principales demandas de los pueblos mayas. Es de esperarse que, simultáneamente al inicio de las actividades del Tren Maya, se atiendan las demandas de los pueblos indígenas. De los documentos que entregaron las autoridades comunitarias, el gobierno federal tendrá que elaborar una “Programa de Desarrollo Indígena del Sureste de México”. Las demandas sociales tendrán que cuantificarse y las dependencias federales, estatales y municipales deberán comprometer recursos financieros para el próximo año fiscal.
En las asambleas consultivas del 14 y 15 de diciembre participaron pueblos mayas, chol, tzotzil y tzeltal. La numeralia registró representantes de más de 25 instituciones del gobierno federal, estatal y municipal. Hubo 100 observadores nacionales e internacionales. En las asambleas consultivas indígenas estuvieron representados 115 municipios de cinco estados y mil 400 autoridades comunitarias.
La voz principal fue de los comisariados ejidales, comunales y líderes comunitarios, con pleno respaldo de sus propias comunidades. El tema central de la agenda fue escuchar la opinión de las autoridades y representantes indígenas sobre el proyecto del Tren Maya. En Chichimila y Dzitás (Yucatán) y X-Hazil en Carrillo Puerto (Quintana Roo) escuché más de 60 intervenciones de diversas autoridades comunitarias para reiterar diversas dudas sobre el Tren Maya e insistir en sus principales demandas sociales.
Las autoridades agrarias de X-Hazil, Felipe Carrillo Puerto, Chunyaxche, X-Maben y Tres Reyes, reiteraron la urgencia de indemnizar y reparar los daños derivados de la apertura de 300 kilómetros de la carretera 307 que corre de Chetumal a Cancún. Varios ejidatarios insistieron: “…estamos de acuerdo con el Tren Maya, pero antes de cualquier otro asunto, queremos que la SCT indemnice y pague la deuda por las tierras que nos afectaron desde hace más de 15 años”. Es recomendable que la instancia competente del gobierno federal resuelva estos problemas que pueden desencadenar escenarios conflictivos en la región de Carrillo Puerto.
Diversos comisariados ejidales reiteraron una demanda añeja que exige revisar el Decreto de la creación de la Reserva de la Biósfera de Sian Ka’an. Los pueblos mayas han sido excluidos y exigen una mayor participación en las áreas de reserva ecológica. Ello obliga a revisar los mecanismos de participación del pueblo maya en todas las Áreas Naturales Protegidas y otras Reservas de la Biósfera.
Inédito ver los presídium de las asambleas, la mitad ocupada por las autoridades comunitarias y la mitad por la representación gubernamental. Insólito escuchar a las autoridades sin ningún tipo de mediación. Oí su voz de manera directa sin tutela de ningún representante externo. Inusitado escuchar a los voceros mayas traducir ampliamente en la lengua de sus antepasados. Novedoso distinguir que no hubo ningún Tata Mandón que tirara línea sobre algún tema específico. En las asambleas, la “línea” es que no hubo línea externa ni interna.
Fue clara la posición de las autoridades mayas de los cinco estados de la República. Resalto sus dos acuerdos principales:
a) Los pueblos y comunidades mayas, choles, tzotziles y tzeltales de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, deciden apoyar de forma unánime y contundente el proyecto del Tren Maya. El consenso comunitario fue incuestionable.
b) La abrumadora mayoría de las autoridades comunitarias que participaron en las Asambleas Consultivas Indígenas, reiteraron su exigencia para que la Presidencia de la República ordene a todas las dependencias federales, atender sus demandas rezagadas y las nuevas necesidades de su población.
Cierro estas notas con la reflexión final de Fray Martín Collilli, Comisariado Ejidal de X-Yatil, del municipio de Carrillo Puerto:
“Ya no queremos más tuz tuz. Ya no queremos más mentiras ni engaños. No queremos un nuevo sueño equivocado como la Riviera Maya que no dejó ningún beneficio para nosotros. Traigo la palabra de mi pueblo para manifestar nuestro apoyo al Presidente de la República y al Tren Maya. Queremos que los beneficios se queden en nuestra tierra y no se lleven la riqueza a otro lado. En mi comunidad no hay centros de salud, no hay escuelas ni carreteras. Queremos que cambie esta situación. No queremos intermediarios ni que nadie hable por nosotros. Yo no quiero firmar ningún papel. Lo que más me gustaría es que el Presidente de la República firme una carta compromiso con el pueblo maya y saber que los compromisos se van a cumplir. Eso es lo que quiero. Eso es lo que quiere mi pueblo”.
No es desmedida la propuesta de Fray M. Collilli. Ojalá que la Presidencia de la República valore ratificar los acuerdos y compromisos en una gran concentración con el pueblo maya en la Península de Yucatán.