Jorge Camacho Peñaloza
Octubre 18, 2019
La falta de autocrítica de la autoridad es el peor enemigo de la verdad. Albert Einstein.
El ambiente que se respiró fue institucional, no agresividad, no displicencia, no protagonismo, no triunfalismo, por parte de los actores políticos que participaron en ese acto del Cuarto Informe del gobernador Héctor Astudillo Flores, no sé ocultó ningún tema, dio las cifras que tenía que dar para cumplir con la transparencia y rendición de cuentas; no hubo tensión en las caras y gestos en los actores políticos ahí reunidos, todo en un excelente marco como lo es el salón de plenos donde fui integrante de la LX Legislatura, el mismo que vi alguna vez incendiándose por la furia social contra el poder político que no supo evitar la desgracia de los normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014.
Sin duda el mensaje que el gobernador quiso enviar con su Cuarto Informe de Gobierno fue que cierra sus cuatro años de gobierno con la misión cumplida, además de que tiene una buena relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador, que no le inquieta saber que son de posiciones partidistas distintas y que por el contrario reconoce y acepta que la ciudadanía decidió dar su confianza a otra expresión política en la pasada elección del primero de julio del 2018, tema del que nos ocuparemos en otra colaboración.
Héctor Astudillo inició su gobierno con muy altas expectativas, su mensaje por un Guerrero con orden y paz convenció a los guerrerenses quienes desde el primer día exigieron resultados, sobre todo en cuanto a la paz dados los altos índices de violencia, los grupos delincuenciales que operan en Guerrero y sus aliados los grupos armados autodenominados policías comunitarias estaban a sus anchas, Acapulco, Chilapa y Chilpancingo, la Tierra Caliente con El Tequilero, y la Costa Grande eran verdaderas zonas de guerra, no había paz, y esa violencia se estaba convirtiendo en una pesada losa de fracaso de Héctor Astudillo, la piedra en su zapato que pareciera marcaría el fracaso de su administración.
Al pasar de los primeros meses de su gobierno la violencia continuaba paseándose por todo el estado y la pregunta de los guerrerenses era ¿dónde está la paz prometida? Y conforme seguían pasando los meses y no se lograba disminuir la violencia aún y con la presencia en el estado de los secretarios del gabinete de seguridad del gobierno federal anterior y encabezar sendas reuniones en Acapulco y en Chilapa, los guerrerenses empezaron a creer que el Gobernador no iba a poder cumplir con su promesa de paz.
Pero hay que reconocer que para el gobernador Héctor Astudillo desde el inicio de su gobierno fue prioridad ponerse al frente de la coordinación de las instancias de seguridad estatales y federales para enfrentar la intensa actividad delincuencial y confrontación de los grupos delincuenciales para tratar de reducir la violencia y cumplir su promesa de paz en la entidad.
El fruto de su terca insistencia de poner sobre la mesa de la coordinación con las fuerzas federales se intensificó en el último año, seguramente incentivado por la decisión de no dejar la promesa como incumplida de regresar la paz a Guerrero, puedo asegurar que Héctor Astudillo es uno de los gobernadores que más se reúne con los integrante de la mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz y la Seguridad, 150 reuniones en el último año y más de mil 300 reuniones de las coordinaciones regionales, el resultado es el que debe ser cuando se atiende en serio un problema: se han reducido los principales delitos de alto impacto en el último año.
Hay que reconocer que el gobernador Héctor Astudillo Flores ha mejorado las condiciones de paz en la entidad, no sólo ha reducido el conflicto político mejorando la gobernabilidad como un contexto que define la interacción entre gobierno y sociedad, que se da en un continuo entre el reconocimiento del mando y obediencia mutuos, sino que ha logrado disminuir la violencia delincuencial ámbito en el que no hay paz, fuera de éste en Guerrero hay paz y gobernabilidad.
Vuela vuela palomita y ve y dile: Al gobernador Héctor Astudillo, que le mando esta flor a su esfuerzo personal, nomás no baje la guardia y no se confíe porque en lo que respecta a su gabinete, ahí sí que muchos en lugar de sumar restan y se podrían mejorar muchas cosas y acabar como dicen acá en el rancho, más mejor.
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