EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

No olvidemos a los afromexicanos

Margarita Warnholtz

Septiembre 17, 2016

Ayer, 16 de septiembre, celebramos la Independencia de México. Algunos nos preguntamos qué dirían o qué harían los héroes que nos dieron patria si vieran cómo estamos en la actualidad. Lo más probable es que se rebelaran de nuevo al ver, entre muchas otras cosas,  que más de la tercera parte de nuestro territorio está concesionado a empresas extranjeras, que el país está prácticamente en manos del narcotráfico, inmerso en una violencia inútil, que nos siguen faltando 43 y miles, que la mayoría de los mexicanos viven en la pobreza, y que todavía hay un sector de la población que, después de más de dos siglos, seguimos sin reconocer: los afromexicanos. Hasta hace unos meses todavía se negaba su existencia y ahora son apenas un dato poco preciso en las estadísticas, hecho que consiguieron después de años de luchar por su reconocimiento.
Pero ser un dato no es suficiente, siguen sin poder transitar libremente por las carreteras del país porque por el color de su piel los confunden con migrantes indocumentados, y siguen sin ser reconocidos constitucionalmente. Es por ello que hay muchas organizaciones de afrodescendientes o negros, que continúan trabajando y peleando por sus derechos.
Una de ellas es la llamada Mano Amiga de la Costa Chica, con sede en Cuajinicuilapa, Guerrero. Fue fundada en 2006 por el maestro Silvio Jiménez Lugo, con el objetivo de impulsar el reconocimiento, el desarrollo social, económico y cultural de los afromexicanos y combatir la discriminación y las injusticias de que son objeto.
A diez años de creada, esta organización es ahora liderada por Mijane Jiménez Salinas, licenciada en Derecho que asumió las riendas de la misma hace unos meses, después de que falleciera el maestro Silvio, su padre.
Desde sus inicios, Mano Amiga de la Costa Chica trabaja con perspectiva de género, y ahora que es liderada por una joven, prioriza las actividades con mujeres particularmente en relación al desarrollo económico, sin descuidar los demás objetivos de la organización.
Durante este año han realizado dos eventos importantes en Chilpancingo, una muestra pictórica en el museo José Juárez de la Universidad Autónoma de Guerrero y un festival cultural. Además, imparten talleres a mujeres de Cuajinicuilapa, y están desarrollando proyectos de autoempleo, para el empoderamiento económico de las mujeres afromexicanas.
Se mantienen en coordinación con otras organizaciones de afrodescendientes tanto de México como de otros países, y recientemente una de las integrantes de la directiva de la organización, Asunción Salinas García, asistió como delegada al V Encuentro de parlamentarios, parlamentarias y líderes políticos afrodescendientes de las Américas y el Caribe, que se realizó en Costa Rica hace un par de semanas.
Al evento acudieron 120 personas de 20 países del continente, intercambiaron experiencias, discutieron sobre la situación de la población afrodescendiente en el continente y estrecharon lazos y compromisos. En el documento final de la reunión, se comprometieron, entre otras cosas,  a defender los avances institucionales de la  última década a favor de los afrodescendientes, a continuar luchando contra el racismo y la discriminación, y a “promover y respaldar la organización social y política afrodescendientes desde el nivel local, nacional e internacional”. En síntesis, a seguir luchando, como lo han hecho por siglos sus antepasados, para garantizar la justicia, el reconocimiento, los derechos humanos y el desarrollo sostenible de más de 200 millones de afrodescendientes que viven en América.
En México hay muchas organizaciones que, como Mano Amiga de la Costa Chica, luchan por los derechos de los afromexicanos. Ahora sin duda aprovecharán el Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2014) proclamado por Naciones Unidas, para fortalecer su trabajo, en coordinación con organizaciones similares de otros países.
Por cierto, ahora que estamos en el mes patrio, es buen momento para recordar que Vicente Guerrero también era afrodescendiente.