EL-SUR

Jueves 18 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Playa sostenible modelo en la isla de La Roqueta

Efren Garcia Villalvazo

Noviembre 27, 2021

Justo en la quincena pasada apareció una nota en medios que llamó la atención por su aparente simplicidad, y tenía que ver con la isla de La Roqueta: la puesta en marcha de un programa piloto para evitar que se introduzcan plásticos y vidrio, haciendo énfasis en una variedad de plástico que familiarmente conocemos como unicel.
Y como plásticos se refiere a botellas de PET, productos envueltos, paquetes de frituras, galletas, dulces, bocadillos, hieleras, platos y charolas de unicel, bolsas de polietileno –en especial las de un solo uso–, y todo aquello que se considere en el diseño de su vida como producto el que sea usado por poco tiempo y a continuación se deseche. El unicel casi es un caso aparte, pues la facilidad con la que se desbarata y se dispersa en un medio como la arena o el agua lo vuelve más peligroso para un ecosistema predominantemente marino como lo es la isla de La Roqueta, sobre todo si lo visualizamos desde la perspectiva de los micro y nanoplásticos, hoy por hoy, uno de los grandes temas que tiene en jaque la salud y viabilidad biológica de los océanos.
Con respecto al vidrio, aunque desde el punto de vista químico no es reactivo –el vidrio es prácticamente arena– por cierto que representa un riesgo al romperse y herir con bordes afilados los pies desnudos de los bañistas en la playa, además de que supone un esfuerzo extra el sacarlo de ambiente insular, que como se podrá uno imaginar, tiene un servicio de remoción de residuos sólidos que resulta engorroso y complicado.
Como apoyo importante de la reducción de residuos sólidos en el estado se cuenta con la Ley #593 de Aprovechamiento y Gestión integral de los Residuos Sólidos del estado de Guerrero, que en su capítulo 49 Bis publicado en abril del 2019 prohíbe de manera expresa vender o proporcionar bolsa de plásticos desechable, envases de unicel, cubiertos desechables, popotes desechables en cualquier tipo de establecimiento comercial y de servicios, haciendo una excepción si el material que se usa es biodegradable, hasta la fecha asunto difícil de lograr en la vida real y en el que se necesita promover a la brevedad un mayor desarrollo tecnológico que sea suficiente para producir materiales realmente biodegradables.
En las semanas que anteceden a las vacaciones de invierno se llevarán a cabo visitas por parte de regidores de la Comisión de Ecología, Turismo y Salud a los establecimientos que son reconocidos emisores de plástico hacia La Roqueta, tal como tiendas de conveniencia y de autoservicio, haciendo del conocimiento del cliente mediante posters que no podrán introducir plástico a la isla durante su visita. Para aplicar esta limitación con el apoyo de Capitanía de Puerto se establecerán filtros en los sitios de embarque hacia La Roqueta, los cuales se encuentran ubicados en los muelles de Caleta y Caletilla, el Paseo del Pescador, el Malecón Municipal y el Parque de La Reina, además de las marinas del Club de Yates Acapulco, Marina Acapulco y Marina Santa Lucía.
Sin embargo, el proceso de reducción que arriba se menciona no es suficiente para reunir toda la magia que se necesita para lograr que en la playa de La Roqueta como modelo se produzcan condiciones apetecibles para el turismo, que en el caso de Acapulco, busca que se cumpla con la fórmula exitosa que mantiene a nuestro puerto compitiendo con ventaja en los mercados turísticos, y que son las playas de arena suave, agua de mar fresca, un clima de verano a lo largo del año y un sol que llegó a ser garantizado como parte de la oferta hotelera porque pocas veces al año se le deja de ver en el cielo limpio y claro de la bahía. Todo gratis, todo abundante, todo sin costo. Sin embargo, para mantener todo limpio y en buenas condiciones sí que tiene un costo. Y no todo es tema económico.
Para lograr que la playa de La Roqueta se conserve y alcance su estado óptimo mucho tendrá que ver la participación decidida de la ciudadanía conformada en grupos ambientalistas, de las autoridades ambientales, las de turismo, de comercio y de salud de los tres órdenes de gobierno, muy de la mano con Capitanía de Puerto y la misma Secretaría de Marina, las cuales en el evento mencionado hicieron acto de presencia en el restaurante Palao de la isla para hacer ver que participan de manera coordinada y efectiva para consolidar este gran efecto en conjunto que se está logrando con una propuesta de ordenamiento de la playa proveniente de organizaciones ambientalistas apoyadas responsablemente por sus autoridades.
El acopio de residuos en la isla está asociado fuertemente con el flujo de turistas hacia la playa principal, siendo que a mayor número de turistas –por lo menos hasta el día de hoy– representa una mayor acumulación de residuos sólidos. Aquí entra otro de los grandes temas que hasta ahora poco se ha considerado en la operación de las playas, y que es la capacidad de carga, la cual es obtenida mediante una fórmula empírica que establece un número máximo de turistas que pueden hacer uso de una playa de acuerdo con variables tales como la superficie disponible –ajustada a la baja con episodios de mareas altas y oleaje de tormenta–, servicios de baño y restaurante y algunos otros que dan una idea de la cantidad de gente que puede estar en ese lugar durante una jornada sin afectarle significativamente, logrando con esto que los negocios que ahí se desarrollen permanezcan en condiciones operativas y que sean atractivos por mucho más tiempo. Es otra forma de visualizar la sostenibilidad.
El siguiente capítulo tiene que ver con la muy principal actividad económica del transporte de turistas hacia la isla, la cual, como se ha mencionado arriba, no puede ser un número infinito, siendo que debe permanecer por debajo de la capacidad de carga ya manifestada. La alternativa al desembarco sería la del paseo alrededor de la isla, el cual permitiría mantener los ingresos por la venta de pasajes, pero al mismo tiempo protegería las condiciones naturales de la playa en beneficio de los turistas y de los propios prestadores de servicios turísticos.
Aprovechando la presencia de las autoridades en materia de navegación y señalamiento marítimo, se extenderá los beneficios a una delimitación segura y efectiva en beneficio de los bañistas, de navegación en zona de turistas y de control de la oferta de servicios no regulados durante la trayectoria desde los muelles, los cuales actualmente incluso se extienden fuera del horario de operación normal de la playa, que es hasta las 17 horas.
De gran importancia será la regularización y puesta en orden de las actividades de los concesionarios en los establecimientos de la playa, los cuales en general se ha desbordado fuera de sus concesiones en zona federal, llevan a cabo actividades no declaradas en su concesión e invaden de manera conflictiva áreas de trabajo de otros concesionarios al amparo de una falta de interés absoluto de la Profepa por controlar este proceso que continuamente producen molestias a los turistas que se aparecen por la isla, los cuales son abordados de manera agresiva por “corredores” desde el propio muelle de desembarque de la isla y en las escaleras de acceso hacia la playa. Últimamente hay concesionarios que han invadido la zona de bosque montando una enorme cocina provisional que coloca a la isla en gran riesgo de incendio y de pérdida total de la cobertura vegetal y toda la fauna y flora asociada, todo ante la vista pasiva de la autoridad ambiental que no regula a estos infractores repetidores y permanentes de las condicionantes manifestadas en sus concesiones, las cuales se ven por esto en peligro de ser revocadas.
Finalmente, destellando en el horizonte como parte de la visión del proyecto de playa modelo de La Roqueta, se encuentra el cumplimiento de la guía que representan los Objetos para el Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y muchas de sus metas en la esfera ambiental (ODS 6 Agua Limpia y Saneamiento, ODS 13 Acción por el Clima, ODS 14 Vida Subacuática, ODS 15 Vida de ecosistemas terrestre) en la social (ODS 1 Fin de la pobreza, ODS 3 Salud y Bienestar, ODS 11 Ciudades y Comunidades Sostenibles) y en la económica (ODS 8 Trabajo Decente y Crecimiento Económico, ODS 10 Reducción de las Desigualdades, ODS 12 Producción y Consumos Sostenible), para tener como resultante una conservación y mejora de la calidad de vida de todas las especies del planeta, la humana incluida.
La puesta en marcha de este pequeño gran programa de ordenamiento de la isla, y en especial de la playa como modelo de sostenibilidad, será revisado por autoridades y sociedad civil una vez pasadas las vacaciones de invierno y, después de aplicar los ajustes que sean necesarios, será implementado poco a poco en otras playas del destino. La meta será la de conseguir que mejore su nivel de certificabilidad, para con el tiempo poder aspirar a una certificación de playa tipo Blue Flag o de la NMX-AA-120-SHCP-2016.
Caso contrario, las playas de cualquier manera presentarán condiciones positivas verificables por el propio turismo con respecto a su estado de limpieza y buen servicio, que a fin de cuenta como una satisfacción del cliente. Y en ese sentido siempre será mejor tener una playa limpia que una playa certificada, sobre todo considerando el prestigio que han perdido las empresas certificadoras en un ambiente de feroz competencia que existe actualmente en las playas de nuestro país.

* El autor es oceanólogo (UABC), ambientalista y asesor pesquero y acuícola. Promotor de la ANP isla La Roqueta, del Corredor Marino de Conservación del Pacífico Sur Oriental además de impulsor de la playa ecológica Manzanillo.