Carlos Toledo Manzur
Febrero 19, 2016
Sin duda resulta interesante el planteamiento que hicieron el gobernador Héctor Astudillo y la subsecretaria Federal de Desarrollo Social, Vanessa Rubio al presentar una estrategia de combate a la pobreza en Guerrero. Destaca en este planteamiento la pretensión de definir metas precisas en materia de un conjunto de indicadores que expresan las diversas carencias que la población padece en diferentes rubros que tienen que ver con su bienestar. La definición de metas en función de indicadores permitirá evaluar el desempeño gubernamental en materia de política social, lo que es un asunto de primordial importancia en un estado como Guerrero con tantos problemas de bienestar ciudadano.
De entrada aunque es bien sabida la terrible situación que vivimos en cuanto a bienestar, no deja de impactar la cifra señalada por la subsecretaria Rubio acerca de la magnitud del problema social en el estado, cuando señala que asciende a 2.5 millones de habitantes la población pobre de la entidad. El diagnóstico preciso y la información detallada acerca de los indicadores que determinan esta situación deben ser hechos públicos para que los ciudadanos podamos conocer la situación de partida (la línea de base) en la que arranca este gobierno estatal y podamos ir evaluando los avances logrados.
Es también una buena noticia el anuncio de las inversiones que en conjunto los diferentes órdenes de gobierno aplicarán en Guerrero para atender esta triste situación. El impacto que esas inversiones tengan sobre la situación de la población será también una buena medida para juzgar la efectividad de las estrategias aplicadas y sobre todo, la eficiencia del desempeño gubernamental que por desgracia siempre se encuentra con cierto grado de dudas por la sospecha y el riesgo de que existan malos manejos y corrupción. Lograr un impacto claro y contundente en la aplicación de los presupuestos sería la mejor evidencia de que estos graves problemas se han evitado.
Asimismo resultan interesantes las “buenas intenciones” mostradas en relación a la coordinación interinstitucional, al instalarse un conjunto de “mesas” con la participación de las diversas dependencias organizadas en función de los variados aspectos del bienestar público. Articular las acciones de los diferentes sectores gubernamentales para lograr políticas integrales siempre ha sido un asunto central de una política social correcta y casi siempre han existido grades dificultades para lograrlo en la realidad. De todas maneras el que se haya planteado nuevamente como elemento fundamental de la estrategia, no deja de resultar positivo.
Sin embargo, más allá del uso de indicadores y metas, del anuncio de aplicación de recursos y de la pretensión de trabajar de manera integral, no resultan claras cuáles son en términos de contenido, las características de la estrategia planteada. No deja de ser fundamental insistir que la pobreza y la marginación que vive el estado son consecuencia de factores de carácter estructural que deben ser entendidos y señalados con claridad, para lograr que sean los fundamentos y la base de una real estrategia que logre cambios verdaderos. Las formas de articulación entre la población pobre del estado con el conjunto del país deben ser revisadas y se deben lograr establecer caminos en los que las acciones gubernamentales se dirijan efectivamente y de manera integrada a la transformación de esas condiciones estructurales para lograr impactos reales en el proceso de superación de las condiciones sociales adversas. La desarticulación interna entre los polos de desarrollo turístico y el resto de la población es un asunto que también debe ser superado, por plantear sólo algunos asuntos de esta problemática estructural.
Por otro lado, aunque la orientación de las acciones en función de “mover indicadores” es una medida sin duda correcta, siempre existe el riesgo de que se busque únicamente una atención superficial al asunto, al aplicar los recursos solo para lograr impactos cosméticos exclusivamente para los fines de la evaluación que se llevará a cabo este año, lo que implicaría quedarse solamente en la simulación sin lograr cambios en realidad en la situación de bienestar de la población. De todas maneras resulta necesario para todos estar pendientes y dar seguimiento puntual a la estrategia planteada.