EL-SUR

Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Rescatar la agenda de la izquierda en Guerrero

Vidulfo Rosales Sierra

Enero 07, 2021

Desde hace décadas el movimiento social en Guerrero impulsa a contrapelo de los caciques y sus pistoleros un cambio de las condiciones políticas, económicas y sociales de los habitantes de esta entidad suriana. En la década de los sesenta, al calor de las luchas de liberación nacional y por el socialismo en el mundo y América Latina, en Guerrero irrumpió el movimiento social con cariz revolucionario que se plantea una sociedad más justa donde no existan pobres ni ricos. Desde entonces el empuje del movimiento social no ha cesado. Pese a que los cacicazgos han hecho concesiones ante la fuerza de las luchas populares éstas no han mellado su hegemonía política y económica. Los presoneros del régimen caciquil siguen enriqueciéndose a manos llenas del erario público a costa de la pobreza de la inmensa mayoría y la cauda de violaciones a los derechos humanos en agravio de los que alzan la voz.
A fines de los ochenta y principios de los noventa el surgimiento del PRD abrió muchas esperanzas para el movimiento social que miró en este partido una organización política que permitiría impulsar el avance de la izquierda, construir una nueva mayoría y cambiar la correlación de fuerzas para gestar un cambio verdadero. Sin embargo, la confluencia en esta formación política de una variedad de posiciones político-ideológicas frenó de tajo estas aspiraciones. Fueron haciéndose del control del partido las facciones más pragmáticas propiciando alianzas con la derecha en aras de una mayor eficacia electoral.
Estas y otras circunstancias habrían propiciado la conformación del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). La lucha constante y el carisma de Andrés Manuel López Obrador, así como el hartazgo social provocado por los gobiernos corruptos del PRI y del PAN le dieron un triunfo contundente en las elecciones presidenciales de 2018.
Sin tocar la columna vertebral del régimen neoliberal, López Obrador ha emprendido una política que busca mejorar las condiciones de los más pobres a través del aumento de inversión pública que se traduce en fortalecer los programas sociales, privilegiar las empresas estatales como Pemex y CFE para tener soberanía en la producción de combustibles y energía, y combatir la corrupción. Propaga una nueva forma de hacer política sustentada en la preminencia de los valores ideológicos.
Sin embargo, en Morena también confluye una diversidad de posiciones político- ideológicas: desde la izquierda, pasando por las de centro hasta la derecha, en virtud de lo cual es difícil impulsar una agenda de izquierda que atienda los grandes temas necesarios para la transformación del régimen.
En las cámaras de senadores y diputados se han logrado consensos que han permitido que el Congreso apruebe los temas del interés del Ejecutivo. Sin embargo, en las entidades federativas el proceso que se vive es diametralmente opuesto. Gobiernos de Morena caminan en sentido contrario a las aspiraciones de la izquierda y los pueblos. Presidentes municipales, diputados y gobernadores se han aliado con la derecha para obstaculizar las luchas por la transformación.
En Guerrero varios presidentes municipales pasaron su mandato sin pena ni gloria, marcados por la misma prepotencia, arrogancia, corrupción, ineptitud y simulación de las anteriores administraciones. En muchos casos se aliaron o permitieron que la delincuencia organizada operara sin reparo alguno como en Iguala, o como en Tlapa donde altos funcionarios son investigados por sus vínculos con grupos delictivos que agredieron a defensores de derechos humanos. Los diputados de la Legislatura local pudieron concretar la reforma indígena y afromexicana, pero en lugar de eso se enfrascaron en ramplonas confrontaciones internas de corte electorero abandonando la demanda histórica de los pueblos indígenas y afromexicanos que además es un tema que la izquierda viene impulsando, pero a la que extrañamente se opusieron algunos diputados de Morena. Así transcurrió la gestión de una legislatura con mayoría relativa de Morena sin poder concretar un tema legislativo propio de la agenda de la izquierda y de interés del pueblo.
A la fecha Morena se prepara para el cambio de gobierno en Guerrero con amplias posibilidades de ganar la gubernatura. En ese contexto es menester empezar a colocar en la palestra los grandes temas que históricamente viene impulsando el movimiento social y la izquierda representando las más altas aspiraciones del pueblo. A juicio de quien escribe, éstos pueden ser: 1. La justicia transicional que incluya las desapariciones de la guerra sucia, las ejecuciones extrajudiciales y cruentas represiones a las protestas sociales tanto del pasado como del presente y el castigo a los autores materiales e intelectuales de estos crímenes; 2. Las desapariciones en el marco de la violencia generada por los grupos de la delincuencia organizada; 3. Revertir los niveles de violencia que generan los grupos de la delincuencia organizada y su desarticulación; 4. Revertir los niveles de pobreza y marginación secular que padecen la mayoría de los guerrerenses; 5. Concretar la reforma indígena y afromexicana; y 6. Impulsar el turismo no solo en Acapulco sino en otras zonas y regiones de Guerrero que tienen mucho potencial y que permanecen en el olvido.
Lamentablemente ningún candidato o precandidato parece tener en su agenda los anteriores temas. Incluso en el debate por la candidatura de Morena ni por equivocación salió alguno de estos tópicos, pues lo que prevaleció fue la ausencia de propuestas programáticas y la descalificación trivial. La otrora historia aguerrida del ahora candidato de este partido y su carisma no serán suficientes para enfrentar estos problemas complejos y resolverlos, lo que es necesario si se quiere ir perfilando una transformación efectiva.
Los militantes de Morena y las organizaciones sociales debemos hacer esfuerzos de articulación y construir un programa mínimo que contenga los temas anotados y otros más. Es hora de dejar la matraca electoral y retomar el papel histórico que el pueblo demanda de una izquierda comprometida con las más altas aspiraciones de un cambio verdadero.
Agazaparnos en la nostalgia de las luchas pasadas y en la trayectoria de caudillos resulta peligroso e insuficiente para un estado sumamente complejo como Guerrero con una diversidad de problemas difíciles de resolver.
Terminó la precampaña. Ha llegado la hora de que Morena actúe como movimiento, regresar con los distintos actores sociales y establecer los diálogos necesarios con los representantes de pueblos, barrios y colonias para ir construyendo el programa que deberá enarbolar el partido y sobre todo tender los puentes y acercamiento a ras de suelo con el pueblo para palpar los grandes problemas y condensarlos en un programa mínimo.
Apostarle a la forma tradicional de hacer política puede dar resultados contraproducentes, pues los caciques enquistados en los otros partidos ahora coaligados, sólo esperan que Morena se siga desgastando en guerras intestinas y el momento oportuno para repartir dinero y ofrecer otros privilegios con tal de retener el poder.
La justicia transicional y la sanción a los responsables de las masacres y graves violaciones a los derechos humanos es un tema que tiene que formar parte del debate estatal en este contexto electoral.