EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Sí, fue el Estado

Jorge Camacho Peñaloza

Octubre 02, 2020

El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar.
José Ortega y Gasset.

La sociedad, los políticos y gobernantes suelen perder de vista al Estado, el conglomerado de instituciones creadas por la sociedad, del que forman parte los poderes públicos, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que les da vida y funcionamiento, en teoría, para organizarse, ordenarse y regularse, de repente como que los políticos, gobernantes y la sociedad no alcanzan a entender que el Estado es el todo, por lo que muchos gobernantes y políticos se eximen de las responsabilidades de los demás niveles y órdenes de gobierno y la sociedad cree que el poder del político reside en las personas de los que nos gobiernan.
Desde la primera colaboración para El Sur después de los aberrantes hechos de la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014 en Iguala, hace seis años, sostuve que el autor intelectual y material de los crímenes y 43 estudiantes desaparecidos de la normal de Ayotzinapa fue el Estado, es decir, el gobierno del municipio, del estado y el de la República, antes, durante y después de los aberrantes hechos, que fue el Estado el que, antes de suceder, los propició; durante los hechos los detonó y protagonizó y, después, los encubrió.
Todo el mundo, en todos los escritorios a los que llegaba la información de inteligencia del gobierno del estado y del gobierno federal, de los partidos políticos, de los poderes legislativos y judicial, así como instituciones de derechos humanos estales y federales, sabían que el presidente municipal estaba involucrado con un grupo delincuencial que se desprendió del Cártel de los Beltrán Leyva, con lazos hasta familiares, y que tenía como base a la ciudad de Iguala, todo mundo sabía que la policía municipal estaba controlada por ese grupo delincuencial, y que el presidente municipal estaba involucrado en el asesinato de Arturo Hernández Cardona, y nadie hizo nada, ahí, antes de los aberrantes hechos del 26 y 27 de septiembre de 2014 ya había una omisión del Estado mexicano.
En la noche de los sucesos, cuando la policía municipal comandada por integrantes del grupo delincuencial perpetraron la desaparición de los 43 y homicidio de cinco estudiantes y cuatro civiles más, elementos de las policías federales y algunos mandos del Ejército, que mantienen informadas en tiempo real a los integrantes del gabinete de seguridad federal, en lugar de haber ordenado parar los abominables hechos, deleznablemente colaboraron directa o indirectamente, por acción u omisión, con la policía municipal de Iguala y el grupo criminal. Otra vez, fue el Estado en pleno.
Y después de los crímenes y la desaparición de los 43 estudiantes, otra vez, el Estado mexicano representado por las narco autoridades municipales de Iguala, las omisas y cómplices autoridades estatales y federales, volvieron a actuar a favor de la policía criminal e integrantes del grupo delincuencial de Iguala construyendo la fenecida Verdad Histórica y nuevamente fue el Estado.
Ahora, a seis años de la falta de justicia, es importante recalcar que fue el Estado, que se demande al Estado mexicano, que este resarce los daños y que se atrapen y sancione penalmente a los funcionarios y servidores públicos que hayan tenido una participación determinante antes, durante y después de los aberrantes hechos por omisión, intervención directa de apoyo a los autores intelectuales y materiales de los mismos.
Es importante porque los actuales y futuros funcionarios de los tres niveles de gobierno sepan que sus cargos forman parte del Estado, que como tal no se pueden eximir a los delitos que este cometa; que sepan que el Estado sí puede auto inculparse con el sistema de pesos y contrapesos y la vigencia del Estado de Derecho, que sepan que ocupar un cargo en el servicio público conlleva responsabilidades jurídicas, que ya no podemos seguir con el Estado encubridor, que se castigue a los autores materiales e intelectuales, así como a la omisión y el encubrimiento.
El acto de disculpas públicas del Estado a los familiares de los 43 y de las personas que perdieron la vida en esos aberrantes hechos será de una histórica relevancia para que quede constancia que el Estado falló y que tiene la capacidad de reconocer sus fallas y de impedir la impunidad, solo así los gobernantes y servidores públicos que pretendan atentar contra la sociedad, lo pensarán dos veces.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A Pablo Amílcar Sandoval que le urge asesor en comunicación e imagen política, porque insiste en mandar mensajes que chocan con lo que hace; dice que nunca se hizo propaganda con su cargo público ni un solo rato, pero ya fuera del cargo usa fotografías de cuando era delegado para ahora decir que sí busca ser candidato.