CRONICA MUNICIPALISTA

Crónica de viaje mesoamericano

(Primera de tres partes)

Del 16 al 18 de julio se efectuó en Managua, Nicaragua, el Tercer Foro Mesoamericano Por la Integración Popular, evento que congregó a delegados de México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, quienes en 3 días de intenso trabajo produjeron  el Plan de Acción que las organizaciones populares ejecutarán en sus respectivos países  para enfrentar el Plan Puebla Panamá, identificado como el proyecto neoliberal y neocolonial diseñado por el Imperio del Norte para apoderarse de los recursos naturales que los pueblos mesoamericanos han cuidado y son garantía de su sobrevivencia.

El evento se realizó en las instalaciones del Centro de Capacitación Olof Palme, propiedad del Frente Sandinista de Liberación Nacional donde más de 2 mil personas convivieron en un ambiente de fraternidad que sólo al final del acto se atemperó por ese ánimo beligerante dispuesto a confrontarlo todo, si la transparencia en los procedimientos y los métodos democráticos no están garantizados.

La delegación mexicana estuvo representada por medio centenar de hombres y mujeres de organizaciones no gubernamentales, de académicos, estudiantes, campesinos y de sindicatos.

La mayoría viajamos en autobús, pagando nuestro pasaje, en un recorrido de casi 3 mil kilómetros en 3 días, lo que nos permitió conocer ciudades tan importantes como Guatemala, Tegucigalpa y, desde luego, la capital de Nicaragua.

Durante nuestro viaje nos acompañó un clima excepcionalmente benigno. Sin calor, con poca lluvia. Disfrutamos de toda clase de vegetación que en este tiempo se pinta en diferentes tonalidades de verde.

Nos sorprendió la infinidad de ríos, ahora de abundante caudal, las plantaciones de caucho y de otras especies forestales, enormes lagos y lagunas, zonas agrícolas con cultivos de caña de azúcar, arroz, alfalfa.

Vimos los platanales extendidos en largos y bien organizados surcos, ganado de buena cruza pastando en potreros bien cuidados, regiones de bosque donde casi ha sanado la cicatriz de los incendios. También hay montaña donde sólo la piedra abunda en compañía de la miseria. Por lo general es en las zonas altas y templadas donde el maíz sigue siendo el cultivo por antonomasia.

Guatemala es un país donde la cultura indígena está más arraigada. La gente vive ligada a su tierra de la que extrae toda clase de alimentos y los lleva al mercado, a la plaza.

De la frontera en Chiapas, por Talismán, recorrimos el segundo día hasta el pueblo de Chiquimula, Guatemala. Dimos un gran rodeo para llegar a Honduras, pues por esos malentendidos entre funcionarios, además de los que suele haber entre gobiernos, se nos prohibió el cruce por El Salvador. Como digo, eso nada tuvo que ver con el evento de Managua, sino con la actitud de revancha de la Embajada Salvadoreña, según nos dijeron, en respuesta a que durante la última visita que el Papa hizo a México, en la aduana se impidió el acceso a los autobuses de una peregrinación de fieles católicos salvadoreños que venían a nuestro país.

En esa situación nosotros somos parte de quienes están sufriendo las consecuencias de la absoluta falta de interés real de parte de nuestros gobiernos para lograr la necesaria integración regional.

Bueno, pero salvo ese hecho que nos obligó a recorrer más kilómetros, también tuvimos así la oportunidad de conocer Tegucigalpa, esa ciudad cuyo nombre siempre ligué con mar, barcos y lagos, vegetación exuberante y mucho comercio. Ahora que la conozco puedo decir que su parecido es mayor con las otras grandes ciudades del área: una ciudad donde se concentra la desigualdad, donde las residencias más ostentosas dan paso a las inacabables ciudades perdidas que van rodeando la metrópoli.

Hay pobreza y hambre, desempleo mendicidad y violencia. Un ejército de policías debe cuidar el orden pero sólo una parte del día porque en la noche otra vida empieza, con distintos actores.

Ricardo Maduro, presidente de Honduras es un hombre joven frente a Enrique Bolaños, nuevo dirigente de la Patria de Sandino. Nicaragua desde 1999 cobra el 35 por ciento de arancel a los productos hondureños como represalia al acuerdo entre Honduras y Colombia que en ese mismo año “cercenó” a Nicaragua 130 mil kilómetros cuadrados de su plataforma marítima en el Mar Caribe, por eso los nicaragüenses le llaman el “Impuesto por la Soberanía” al arancel de referencia que de acuerdo con los argumentos nicaragüenses, servirán para pagar los gastos del juicio en la corte internacional.

Como el caso de referencia debe haber muchos que hablan sobre la enorme dificultad de los gobiernos  para llevar la solidaridad y la cooperación a sus pueblos.