Jorge Camacho Peñaloza
Noviembre 15, 2019
Quien evita la tentación evita el pecado.
San Ignacio de Loyola.
Evo Morales sucumbió al poder de agigantarse desde 2005 como el primer indígena que llegaba a ser Presidente de su país –cosa que en México sólo lo ha logrado el zapoteco Benito Juárez García, para muchos el mejor presidente que ha tenido México–; como el Presidente más capaz que ha tenido América Latina en los últimos años bajando la pobreza extrema en su país y haciendo crecer la economía como nunca, mérito que tal vez sólo él lo tenga en un contexto de malos, muy malos y pésimos gobiernos que hemos padecido en América Latina, tanto de derecha como de izquierda; ampliando el bienestar de la población de su país; generando altos índices de equidad distributiva; impulsando como nunca la democracia en un país en América Latina; llevando a elección importantes decisiones de la vida económica, política y social de su país; recipendiario de la Presea Sentimientos de la Nación que otorga el Congreso del Estado de Guerrero a quienes han tenido una distinguida trayectoria que coincida con los principios políticos del Primer Congreso de Anáhuac y de los Sentimientos de la Nación, como son la lucha por la paz, la democracia, la defensa de los derechos humanos y, en general, los más altos valores de la humanidad. Sin embargo, finalmente acabó por sucumbir ante el poder pretendiendo perpetuarse en él a toda costa.
Ganó tres elecciones en 2005, 2009 y, después de haber creado una nueva Constitución, fue a una tercera elección en 2014, ganando mayoritariamente aunque sus opositores lograban altos porcentajes de votación también, terminaría en enero del 2020 su tercer mandado, pero todavía no iba ni a la mitad y en el 2015 algo lo hizo sucumbir ante el poder ocurriéndosele preguntar a la ciudadanía si debía o no postularse como candidato para un cuarto periodo. El 21 de febrero de 2016 se fue a referéndum, el 48.7 por ciento de dijo que SI, el 51.7 por ciento dijo que NO, pero Evo sucumbió ante el poder.
En 2017 impulsó una reforma jurídica reclamando al Tribunal Constitucional de su país su derecho a participar en una cuarta ocasión como candidato a Presidente de la Nación Pluricultural de Bolivia, el cual sentenció a su favor en el sentido de que podía seguir buscando la reelección de manera indefinida argumentando que era parte de sus “derechos humanos” y el 29 de noviembre de 2017 el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia (TSE) le autorizó su candidatura por el Movimiento Al Socialismo en las elecciones primarias de enero de 2019, en las que se escogerán a los que podrían participar en las votaciones generales del 20 de octubre, en las que finalmente Evo Morales se levantó como ganador bajo la sospecha de irregularidades por parte de los observadores de la Organización de los Estados Americanos.
¿Qué motivó a Evo mantenerse en el poder? Cualquiera que haya sido la razón, hasta la más sublime, como aquella de que “es que el pueblo me ama” o “es que le tengo amor al pueblo”, o “es que represento a los que menos tienen”, o“es que nadie ha visto por los pobres como yo”, o por la sublime causa de los pobres y los indígenas, Evo Morales no supo leer, u ofuscado por el poder, o por ambición dictatorial, que su arribo a la Presidencia de su país se debió a la democracia, a la voluntad de la ciudadanía; sucumbiendo al poder no supo entender que en la democracia la legitimidad de un gobernante no lo da el amor que un gobernante le tenga al pueblo o que el pueblo le tenga amor al gobernante, en la democracia la legitimidad la dan los ciudadanos votantes, que ya le habían dicho que no.
Evo Morales en febrero de 2016 debió haber enfriado sus intenciones de permanecer en el poder por cinco años más para sumar 20 como Presidente de Bolivia y concluir su tercer periodo en enero de 2020, dejar un legado de crecimiento con democracia y desarrollo, y preparar a sus seguidores y simpatizantes para que siguieran votando por el proyecto y no por el hombre, pero sucumbió ante el poder y subsumió el proyecto y quiso seguir él.
Evo Morales no entendió que la democracia es un sistema para evitar que alguien se perpetúe en el poder, que en la democracia manda la ciudadanía que ya le había dicho que no, que en la democracia los proyectos los hace ganar la ciudadanía y no los fieles seguidores.
Vuela vuela palomita y ve y dile: A Evo, para que lo entienda Andrés, que las ambiciones personales llegan a destruir nobles proyectos de transformaciones sociales, que el siglo XXI es el siglo de la ciudadanía, que no se le vaya a ocurrir tirarse a la tiranía.