EL-SUR

Viernes 04 de Octubre de 2024

Guerrero, México

Opinión  

Xavier Carreto A.

La mediocridad educativa guerrerense Después de diez años de colaboraciones semanales ininterrumpidas con 460 artículos, en la revista Proceso, el doctor Pablo Latapí Sarré ha dado por concluidas sus actividades en este relevante medio nacional. La decisión es lamentable, pues el doctor Latapí es y ha sido el investigador de temas educativos más destacado en … Continúa leyendo Xavier Carreto A.

Enero 20, 2002

La mediocridad educativa guerrerense

Después de diez años de colaboraciones semanales ininterrumpidas con 460 artículos, en la revista Proceso, el doctor Pablo Latapí Sarré ha dado por concluidas sus actividades en este relevante medio nacional. La decisión es lamentable, pues el doctor Latapí es y ha sido el investigador de temas educativos más destacado en nuestro país, lo vamos a extrañar.

Entre las conclusiones más relevantes de sus trabajos señala el connotado investigador; que las causas profundas de la terrible mediocridad de nuestra educación pública son tres: “La perversión del sistema educativo por intereses políticos, principalmente los que generan las grandes simulaciones que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) protege; la falta de firmeza de las autoridades, a todos los niveles, que contemporizan con situaciones por temor a poner en riesgo sus carreras políticas o romper los precarios equilibrios del status quo; y la debilidad de la participación de los padres de familia y de la sociedad para exigir un servicio educativo de verdadera calidad”.

Las conclusiones del doctor Latapí retratan y se acomodan muy bien con la situación que prevalece en la educación pública del estado de Guerrero. Ciertamente los desempeños de los profesores de esta entidad dejan mucho que desear, desde el incumplimiento de su asistencia a clases, pasando por su impuntualidad, la falta de planeación y preparación de sus tareas docentes que se traduce en pobres desempeños y en resultados de aprovechamiento escolar alejados de los requerimientos de una buena formación para los niños y jóvenes guerrerenses. Los jefes de sector, inspectores, jefes de enseñanza y directores de escuela, por su parte, no realizan con eficiencia sus tareas, pues la mayoría son personas cansadas, impreparadas, sin entusiasmo por el quehacer educativo, comprometidas hasta el tuétano con el SNTE, quienes han llegado a ocupar estos cargos después de muchos años de servicio no por un desempeño relevante, sino gracias al escalafón, el cual reconoce la antigüedad no el mérito en el trabajo. Aunado a esta insuficiente labor magisterial, existen profesores que cometen una serie de tropelías como disponer de recursos de la cooperativa escolar, sustraer enseres propiedad de las instituciones educativas, abusar de sus alumnos, presentarse a laborar en estado inconveniente, entre otras irregularidades. Y, sin embargo, no reciben ningún tipo de sanción o, en muchas ocasiones, por el contrario son ascendidos de puesto, o, con frecuencia, son cambiados a mejores lugares de adscripción, todo gracias a la intervención de su sindicato. Las autoridades educativas -mencionadas en el párrafo anterior-, por supuesto, como asegura Latapí, no se quieren enfrentar a la organización laboral por temor a perder sus cargos o verse obstaculizados en sus ascensos o porque también tienen cola que les pisen y son cómplices de anomalías .

Tratándose de los secretarios de Educación, como es el caso nuestro, son personas improvisadas cuyo único merecimiento es ser políticos cercanos en el afecto del mandatario estatal, a quien por ley corresponde la responsabilidad de hacer estos nombramientos. Aunado a su insuficiente perfil profesional para tan destacado puesto, por la importancia que la educación tiene en el desarrollo de la entidad, carecen de autoridad moral para exigir el cumplimiento de sus responsabilidades a los profesores, pues ellos mismos realizan acciones contrarias a las normas legales como: utilizar recursos de esta secretaría para actividades ajenas a las educativas, por permitir que profesores vinculados a partidos políticos cobren sin realizar trabajo alguno o mantener callados a legisladores locales a través de incluirlos en la nómina, por beneficiarse con la venta de plazas lo cual realizan por intermedio de funcionarios menores, destacando la comercialización de nombramientos en telesecundarias.

Los resultados de la famosa auditoría integral, encargada a un despacho externo que tuvo un alto costo, es la fecha que no se conocen, aduciendo que está en las primeras etapas, cuando ya tiene un año cuatro meses que se inició. Mucho me temo que por lo menos en lo que dura esta administración estatal nunca se sabrá la verdad, pues el presupuesto educativo le sirve muy bien al propósito de ganar elecciones al Partido Revolucionario Institucional.

En cuanto a los padres de familia muy poco o nulo interés demuestran por la educación de sus hijos, ya que son una minoría quienes se están al pendiente de ellos. Las llamadas asociaciones de padres de familia sólo son membretes que sirven al interés de las autoridades para validar algunas políticas educativas que requieren de su apoyo. La simulación que se hace con este tipo de organizaciones está a la vista, pues siempre son las mismas personas que las integran, algunas de ellas sin tener hijos en edad escolar. Al resto de la sociedad tampoco parece interesarle que tengamos un servicio educativo de calidad, a pesar de que todos coinciden en la importancia que la buena educación tiene para alcanzar un mejor futuro. Por eso, como lo dice un spot publicitario en televisión del IMSS: “No basta saberlo, hay que hacerlo”.

Tal vez nos haga falta la aplicación rigurosa de una nueva ley educativa como la firmada por el presidente George Bush de Estados Unidos, el pasado 8 de enero, la cual tiene el siguiente lema: “Ningún niño se queda atrás”. Y entre algunos de sus contenidos principales tiene que las escuelas públicas donde las calificaciones no mejoren en dos años consecutivos podrían recibir más ayuda federal, pero si los resultados posteriores no muestran una mejoría, los estudiantes de bajos ingresos podrían asistir a otra escuela pública que ofrezca mejores resultados o incluso recibirán apoyo del gobierno para ingresar a escuelas particulares. También se contempla, sustituir al personal de aquellas escuelas en las que las calificaciones no mejoren en seis años. Asimismo, se estipula que en un plazo de cuatro años todos los maestros estén bien preparados para enseñar sus materias.

Sacar de la mediocridad en la que se encuentra la educación pública de nuestra entidad es una tarea que nos corresponde a todos y entre más tiempo tomemos conciencia de esto, más tiempo seguiremos viviendo en el atraso que nos limita para lograr una vida mejor.