EL-SUR

Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

Zeferino, político atípico

Rogelio Ortega Martínez

Febrero 11, 2005

 


Lo común en las campañas electorales es la oferta de los candidatos y los partidos políticos a los ciudadanos. Prometer mucho y hacer compromisos, es lo típico; ofrecer posiciones en el gobierno, apoyo a cargos de elección y candidaturas plurinominales es lo tradicional para ganar adeptos, para ganar aliados políticos; se volvió común, en la política electoral mexicana, las dádivas para comprar y doblegar voluntades.

Sin embargo, parece que en Guerrero la mayoría de los electores están hartos de lo típico, de lo común, de lo tradicional, y así se reflejó en la campaña de Zeferino Torreblanca y hoy en su triunfo. Zeferino no ofreció, convocó a los ciudadanos a comprometerse con el cambio que Guerrero necesita. Zeferino fue ajeno a las dádivas y a las falsas promesas, incluso se portó desafiante al decir “si quieren discursos con falsas promesas, si quieren dádivas, si quieren mandiles, playeras y palanganas voten por quienes siempre se las han dado y ofrecido en tiempos electorales”.

Zeferino sustentó el éxito de su campaña en la esperanza de hacer conciencia en las y los ciudadanos hartos de tanta demagogia y corrupción, en la esperanza de que la mayoría de las y los guerrerenses estuviesen dispuestos a votar por el cambio.

Podemos perder, le decían con preocupación algunos compañeros; ofrece, haz compromisos, ya estando en el gobierno ahí vemos como cumplimos, lo importante es ganar. Zeferino contestaba que era preferible perder, antes que hacer falsas promesas y llegar al gobierno con las manos atadas por tantos compromisos.

Con Zeferino no existe ningún puesto de gobierno asegurado a persona, grupo o partido político alguno. Su equipo de apoyo se ajustó al mínimo necesario, conduciéndose además con rigurosa austeridad. Las personalidades que lo acompañaron en su sus recorridos por Guerrero, lo hicieron de motu proprio, solventando en forma individual, cada cual sus gastos, y siguiendo a marchas forzadas la ruta de campaña y la intensa actividad del candidato.

Zeferino comió siempre lo que la gente le ofreció en medio de sus carencias; pernoctaba donde la gente lo hospedaba y, en aras de llegar puntual al siguiente compromiso de campaña, prefería sacrificar el desayuno, el almuerzo o la comida. Parece faquir, decían algunos.

Todos sabemos que Zeferino proviene de una familia que con esfuerzo y trabajo logró una posición económica holgada, lo que le permitió estudiar en el Tecnológico de Monterrey y luego hacer estudios de especialización en Inglaterra, para incorporarse después a la actividad laboral en los negocios de su familia. Siendo un joven empresario desarrolló su don de líder al presidir varios organismos empresariales. Lo típico de un personaje con tal perfil y con aspiraciones políticas es que se afiliara al PRI o al PAN, y varios amigos de su generación así lo hicieron. Zeferino en cambio prefirió hacer política desde la oposición de izquierda, se vinculó al PRD y lo abanderó en tres ocasiones como candidato a la alcaldía de Acapulco hasta lograr el triunfo y gobernar bien el municipio más grande e importante del estado de Guerrero. Esta es la otra divisa del éxito de Zeferino: la gente lo reconoce como un gobernante probado.

Zeferino aprendió en la ruta de la precampaña y en el camino asimiló nuevas experiencias con una rapidez impresionante. Enriqueció su discurso cada día en la medida en que se acercaba él a la gente y la gente a él, en especial la gente más humilde y pobre que es la mayoría en Guerrero. Ante la pobreza lacerante y la marginación ancestral, en especial de las comunidades rurales y poblaciones indígenas, Zeferino supo articular un discurso sencillo, llano, interactuando con sus interlocutores y convocando siempre a la suma de esfuerzos para construir un Guerrero mejor, sin demagogia ni falsas promesas, sin actitud mesiánica.

Zeferino es un político de izquierda, pero no de izquierda tradicional, contestataria, oposicionista, sectaria y dogmática; sí, de izquierda moderna, con proyecto de cambio, con vocación de triunfo, con capacidad de gobernar bien para todos con orientación social, pluralista e incluyente, con vocación de servicio. Es un político atípico. Ojalá gobierne bien y en breve lo que hoy es atípico se vuelva lo común en la política, en Guerrero y en México. Felicidades al pueblo de Guerrero, a Zeferino y a su equipo, en especial a los que hicieron el trabajo cotidiano.