El 60% del folclor en México se originó en Asia, dicen en seminario en el Fuerte de San Diego
Abril 12, 2025
Ramón Gracida Gómez
Durante la tercera sesión del Seminario sobre la Puesta en Valor del Patrimonio Cultural y Natural en Acapulco, que consistió en el Itinerario Cultural de Galeón de Manila-Acapulco, el arquitecto y restaurador Jorge Loyzaga dijo que el 60 por ciento del folclor mexicano “lo produjo el comercio con Asia”.
“Hay como una página de olvido ante este pasado tan importante que tiene no sólo Acapulco, sino México con respecto a la influencia a las Filipinas y de ida y vuelta, como suelen ser los viajes”, consideró el también arquitecto Francisco Javier López Morales, quien planteó empeñarse en que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) reconozca el Itinerario Cultural con punto de partida este municipio.
El Seminario sobre la Puesta en Valor del Patrimonio Cultural y Natural en Acapulco, una iniciativa clave para lograr que la ciudad sea reconocida como Bien Cultural de Valor Universal por la UNESCO, es coordinado por el vicepresidente de la región 5 del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), Manuel Ignacio Ruz Vargas, y el arquitecto Luis Enrique Ramos Duarte.
Ante unas 50 personas, Jorge Loyzaga expuso ayer en la tarde múltiples ejemplos de la influencia de la Nueva España en Filipinas y viceversa, a partir del tornaviaje que logró Andrés de Urdaneta entre Filipinas y Acapulco en 1565.
Por 250 años, el Galeón de Manila –aunque en realidad eran varios barcos–, realizó el comercio entre los continentes asiático y americano, tardaba tres meses en llegar a Manila desde Acapulco y cinco meses de regreso, “ningún viaje en el mundo es más largo que eso, por eso los barcos tenían que ser muy grandes y tenían que tener bastimentos con una tripulación de más de 400 gentes, más los pasajeros, más la carga, más todo, o sea, eran barcos enormes”.
El experto dijo que Acapulco “era una ciudad ferial, no era una ciudad de agricultura, de ganadería y todo eso, era una ciudad que crecía a 600 mil habitantes en la feria porque venía la Armada de Perú y los galeones de Manila, pero que cuando se iba, la ciudad desaparecía, también por el problema de la malaria”.
Por esta enfermedad, los pobladores vivían en un lugar conocido como Pueblo Viejo “porque en verano era imposible, porque se moría la gente”.
Mostró una imagen del Zócalo de la Ciudad de México, del que dos terceras partes estaba destinado para “el mercado que se llamó Parián de Manila y que después se llamó simplemente el parián; era la tienda para vender los objetos que llegaban de Acapulco porque México compraba el 90 por ciento del comercio, era nuestro, y los comerciantes eran novohispanos, no eran españoles.
“Nosotros consideramos que el 60 por ciento del folclor que presumimos los mexicanos y que creen los mexicanos, lo produjo el comercio con Asia; no es que lo trajeran, nos gustaba mercancía, la copiamos y luego la nacionalizamos”.
Subrayó que el parián “no era un mercado, era un lugar donde estaban los chinos cristianizados, se llamaban sangleyes, y se dedicaban a producir artesanías y oficios para vender a la Nueva España porque el negocio de la plata era muy importante”.
El experto lamentó que los vestigios de la ciudad de Manila, capital de Filipinas, fueron afectados por los bombardeos estadunidenses de la Segunda Guerra Mundial, y lo que ya estaba maltratado, lo destruyeron.
Sin embargo, se mantienen edificaciones, como iglesias y plazas, con influencia de la Nueva España, no de España, enfatizó Loyzaga en distintos momentos de su exposición de casi 30 minutos, como la Universidad Santo Tomás, de Manila, la universidad más antigua de Asia como universidad contemporánea.
Destacó la influencia idiomática en Filipinas de parte de los novohispanos de origen indígena, sobre todo, los tlaxcaltecas que los frailes llevaban para hacer las iglesias y llevar las tradiciones y las costumbres.
“En Filipinas se celebra la Semana Santa como en México, las fiestas de muertos con cempasúchil como en México, las calles con papel de china, las peleas de gallos, los cohetes que le llaman cuites…o sea, la presencia allá nuestra se topa en todos lados”.
Afirmó que “ningún país hizo en Asia lo que hicimos nosotros, ni Inglaterra, ni Holanda, ni Francia, estableció nada más que nosotros, lo convertimos en un país occidental y no oriental”; en Filipinas se habla oficialmente inglés por la ocupación de Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX.
Loyzaga señaló que “ir a Filipinas no es ir a Indonesia, ni a Malasia, ni a Japón, ni a China, es ir a una parte de América que llevó la Nueva España allá y que su origen es Acapulco”.
Por su parte, el también arquitecto y restaurador López Morales afirmó que “nosotros fuimos quienes abrimos los ojos ante el gran océano Pacífico desde el siglo XVI, la presencia de México en la cuenca pacífica siempre ha sido importante, que eso se olvida, lamentablemente, se olvida en un discurso que tanto a nivel de comercio como a nivel político, deberíamos de tener presente con toda la legitimidad que nos otorga esa aventura”.
El especialista señaló el “error garrafal” llamar la ruta comercial Nao de China porque no era nao y no era de China, sino de Manila.
Del reconocimiento del Itinerario Cultural del Galeón de Manila, dijo que “es fundamental que nos empeñemos de inscribirlo en la lista de patrimonio, es una asignatura pendiente y donde yo invitaría a toda la audiencia que está aquí presente a que tengamos empeño en insistir en inscribirlo como patrimonio mundial empezando por el reconocimiento desde Acapulco como punto de partida”.
Entre los asistentes estuvo el regidor morenista Juan Carlos Manrique García, quien preside de la Comisión de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Cabildo, cuya sesión del 2 de abril tuvo como fin presentar el proyecto de declaratoria del Centro Histórico de Acapulco impulsado por Ruz Vargas y Ramos Duarte.
La sesión pasada fue el 28 de febrero, cuando el vicepresidente de la región 5 de ICOMOS llamó a “inventariar” los lugares importantes a lo largo de la historia del municipio frente al avance del desarrollo urbano que atenta contra la memoria histórica.