Yanireth Israde / Agencia Reforma Ciudad de México El reconocimiento de la pirekua como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad incumple su propósito de proteger este canto tradicional purépecha y propicia su desaparición, advierten músicos y pireris (cantadores), quienes reclaman un plan de salvaguardia respaldado por la comunidad. La candidatura de esta tradición, ingresada en el … Continúa leyendo Denuncian afán turístico en la declaratoria de la pirekua como Patrimonio de la Humanidad
Agosto 29, 2022
Yanireth Israde / Agencia Reforma
Ciudad de México
El reconocimiento de la pirekua como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad incumple su propósito de proteger este canto tradicional purépecha y propicia su desaparición, advierten músicos y pireris (cantadores), quienes reclaman un plan de salvaguardia respaldado por la comunidad.
La candidatura de esta tradición, ingresada en el listado de la Unesco en 2010, promovida por la Secretaría de Turismo de Michoacán, se presentó con el aval de cuatro agrupaciones que congregan a 20 integrantes, cuando se han identificado, al menos, 177 personas entregadas al canto, según un censo preliminar elaborado, antes de la pandemia, por Georgina Flores, especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, junto a los intérpretes tradicionales Daniel Sebastián Felipe y José Tariakuri Soto Rita.
“Este reconocimiento internacional es mediático; las comunidades no tienen información, no fueron consultadas, mucho menos músicos y pireris”, afirma en entrevista Flores, autora del libro Un futuro posible para la pirekua: Políticas patrimoniales, música tradicional e identidad p’urhépecha.
La convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial de la Unesco exige políticas de preservación y la más alta participación de las comunidades para que una práctica cultural sea reconocida e integrada en la lista representativa y de riesgo, lo cual no ha sucedido, indica la investigadora.
“Es urgentísimo (un plan de salvaguardia de amplia consulta). Antes de la pandemia hicimos un registro de músicos, de pireris, y en estos dos años fallecieron varios”.
“Si desde hace 10 años se hubiera hecho algo”, considera, “ellos ya hubieran podido participar en la formación de niños, en la transmisión de esos saberes, en transmitir no sólo la música y el canto, sino una cosmovisión”.
Uno de los compositores fallecidos, ejemplifica la investigadora, era autor de unas 400 pirekuas que relatan la vida de las comunidades como parte de una tradición basada en la oralidad.
Folclorizan su voz
La auténtica pirekua se canta en purépecha, con préstamos en español, pero mínimos, mientras la que se promueve desde la Secretaría de Cultura de Michoacán u otras instituciones, y se presenta en escenarios citadinos y hoteles, es más un espectáculo folclórico, enteramente en castellano, en el que participan músicos formados en la academia, mientras los tradicionales son líricos, compara Soto Rita.
Con él coincide Jonathan Campanor, también pireri, quien ha trabajado junto con sus compañeros para distinguir la pirekua tradicional de la turística, folclórica o comercial.
“Las que están arraigadas a la cultura son las que cuentan historias, con las que los abuelos te regañan, te enseñan parte de la vida, enseñan a saludar a los niños. Se cantan en encuentros, por ejemplo en fiestas privadas o entre familias sacan la guitarra y cantan. En la folclórica hay representantes de la pirekua tradicional que ya no hablan la lengua”, contrasta.
Candidatura sin respaldo
En el documento presentado ante la Unesco para la candidatura de esta expresión están ausentes los compositores; sólo suscriben intérpretes, observa Pablo Sebastián Felipe.
“No se puede prescindir de estos actores cuando se intenta salvaguardar, promover, promocionar, etcétera, porque ellos, por generaciones, lo han hecho”, contrasta.
Esta ausencia revela el desconocimiento de las instituciones involucradas en la candidatura, opina.
“Y éste es el reclamo más fuerte que se está haciendo desde las propias comunidades, no solamente los pireris o los compositores”, aclara, “sino la propia población, porque la pirekua tiene una función social, cultural dentro de las comunidades y, al colocarse en otras dimensiones, más aún en el contexto del turismo, pierde valor, pierde sentido y se está utilizando para otros fines”.
El afán turístico que propició la declaratoria de la pirekua como Patrimonio de la Humanidad afecta esa tradición, expone el también historiador.
Lejos de reflectores y escenarios turísticos, los pireris de las comunidades prosiguen, como siempre, sus actividades –en el campo, por ejemplo–, pero esto no significa que se aparten, porque cuando se enteran de que se presenta un informe como el entregado recientemente por México a la Unesco se organizan y reclaman participación. Así lo exigen en una carta dirigida a la Secretaría de Cultura de Michoacán, Gabriela Molina, fechada el pasado 20 de marzo.