Francisco Morales V. / Agencia Reforma

Ciudad de México

La directora española Virginia Martínez estará al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en un concierto que se enmarca en el Día Internacional de la Mujer.
Para ello, la titular de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia ha preparado un programa que recupera una obra poco conocida de la compositora estadunidense Amy Beach.
La figura de Beach (1867-1944), explica Martínez en entrevista, resulta especialmente simbólica para los conciertos que ofrecerá el 10 y 12 de marzo en el Palacio de Bellas Artes en conmemoración del 8 de marzo (8M).
“Es una compositora muy talentosa que de pequeñita fue encerrada en una granja porque, por el simple hecho de ser mujer, no le estaba permitido dar conciertos de piano, al parecer era una niña que, desde los 12 años, daba conciertos”, contextualiza.
La OSN, que se encuentra en la temporada de su 95 aniversario, interpretará de la compositora su Sinfonía en mi menor, Gaélica, una obra que Martínez juzga extraordinaria y que todavía forma parte de pocos repertorios en el mundo.
“La descubrí y me enamoré de ella porque creo que tiene influencias de Brahms, de Elgar, de Mahler, incluso de Wagner, así que me quedé maravillada de esta sinfonía”, explica.
De Beach, apunta también la directora, es tal vez más conocida su música de cámara que su trabajo sinfónico, una faceta que no deja de sorprenderle por las condiciones de su composición.
“La hizo de una manera casi autodidacta, porque en esta granja donde fue encerrada, ella de una manera casi autodidacta se puso a componer, compuso mucha música de cámara buenísima y llegó también a la composición de esa sinfonía, la Gaélica, que recuerda un poco temas de Irlanda; es una sinfonía para disfrutarla de principio a fin”, celebra.
Hay, apunta también Martínez, un mensaje muy claro en programar obras de compositoras como Amy Beach.
“Muchas otras compositoras de la historia de la música han permanecido a la sombra, o bien por sus maridos, o por sus hermanos. Tenemos el ejemplo de Clara Schumann, o Fanny Mendelssohn, o Alma Mahler”, reflexiona.
“Son compositoras que, por circunstancias históricas, no pudieron llevar a cabo su trabajo de manera pública y notoria, de hecho muchas composiciones de Felix Mendelssohn son atribuidas a su hermana, Fanny, e igual pasaba con Gustav Mahler y con Schumann, por poner ejemplos”, apunta.
El programa conmemorativo incluye también el Concierto para percusiones de David Noon y la Obertura trágica, de Johannes Brahms, obra que, para la directora huésped, redondea la gala, puesto que la sinfonía de Breach tiene reminiscencias del romanticismo del siglo XIX.
El acento, desde luego, se encuentra en la obra de la compositora estadounidense.
“Yo creo que, como directora de orquesta es casi una obligación sacar a la luz ciertas obras que han estado a la sombra y lo estuvieron durante muchos años y yo creo que es el momento de que se dé a conocer esta sinfonía, que es una maravilla”, declaró.

Mayor visibilidad

Como directora de orquesta, Virginia Martínez ha decidido asumir una misión autoimpuesta: revisar la historia de la música para rescatar el abundante y brillante legado de las compositoras.
Esto, advierte, lo hace calibrando la calidad de la obra por encima de otras consideraciones.
“Yo creo que es una obligación, como mujer, como directora, el sacar a la luz ciertos trabajos que han permanecido en la oscuridad durante muchos años y creo que se puede hacer mucho más en cuanto a rescatar obras de compositores que merecen igual reconocimiento que han tenido otras composiciones de la misma época”, explica.
“Es mi labor también el dejar una parcela en cuanto a composiciones, también a directoras, a solistas, pero siempre y cuando teniendo en cuenta el talento, por supuesto; eso es lo primero”, abunda.
Otro compromiso, comparte, es visibilizar el trabajo de las directoras de orquesta.
“Para mí, la mayor arma que tenemos para llegar a la igualdad, es la visibilidad. Yo creo que hacemos mucho las mujeres que dirigimos orquestas con que nos puedan ver otras chicas, otras niñas, que quieran soñar con ser directoras”, ahonda.
Éste fue su caso, pues su primer referente fue su tía Pilar, quien dirigía el coro de niños al que asistía, por lo que siempre le pareció natural que una mujer pudiera dirigir a una agrupación musical.
Este fenómeno, celebra, lo ha visto replicado con sus propias hijas.
“Mis hijas, por ejemplo, cuando ven a un director de orquesta les extraña, porque, claro, siempre me han visto a mí, entonces poquito a poquito estamos llegando a conseguir esa igualdad que anhelamos todos”, pondera.
Este 10 y 12 de marzo, las niñas y jóvenes mexicanas podrán ver a Virginia Martínez dirigir a la Orquesta Sinfónica Nacional en el Palacio de Bellas Artes.