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Martes 23 de Abril de 2024

Guerrero, México

Cultura  

Fallece el artista Rodolfo Reyes Cortés, clave en el desarrollo cultural de Guerrero y AL

El bailarín, coreógrafo, escultor y luchador social fue director de Difusión Cultural de la UAG, creó el grupo Barro Rojo, ícono de la danza contemporánea mexicana, y se unió a las revoluciones de Cuba, Chile y Nicaragua llevando cultura a los más pobres del continente

Redacción

Octubre 18, 2021

A la izquierda, Rodolfo Reyes Cortés, cuando recibió la Medalla Bellas Artes en 2019, y a la derecha, cuando fue director de Difusión Cultural de la UAG Fotos: Cuartoscuro e internet

El pasado sábado, a los 85 años de edad, falleció en la Ciudad de México el coreógrafo, bailarín, escultor y luchador social Rodolfo Reyes Cortés, nacido en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, y quien dejó una profunda huella en la entidad a través de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) a fines de los años 70, cuando fue director de Difusión Cultural de la institución.
Reyes Cortés, nacido el 24 de abril de 1936, estudió en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, donde conoció a Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo.
En los años 60 del siglo pasado fundó el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba y el Teatro de la Danza de La Habana. Muy joven, Rodolfo fue a Cuba a participar en la campaña de alfabetización y se quedó en el país 10 años.
De cuba se fue a participar en la experiencia de la revolución pacífica en Chile donde fue director del Ballet Folklórico en el gobierno popular de Salvador Allende, hasta que fue detenido y torturado por el Ejército que perpetró el golpe de Estado en 1973.
Fundó despues el Ballet Contemporáneo de Ecuador y en 1978 fue nombrado director de Difusión Cultural de la UAG por el rector Rosalío Wences Reza que dio un nuevo impulso al proyecto de Universidad-Pueblo.
En la gestión de Rodolfo Reyes se recuperó la pinacoteca que se formó en el rectorado de Jaime Castrejón Diez, con obras de algunos de los principales artistas plásticos de México. Llevó la cultura a todos los rincones del estado mediante obras de teatro y danza y funciones de cine ambulante con el acervo de la distribuidora Zafra de los hermanos Jorge y Carlos Sánchez.
También en su periodo en la UAG se creó el grupo Barro Rojo, ícono de la danza contemporánea mexicana.
Hombre de izquierda, de Guerrero se fue a Nicaragua antes de la toma del poder por los sandinistas y allá, como antes en Cuba y Chile, fue también formador de instituciones. Fundó el grupo Danza Contemporánea de Nicara-gua y discípulos suyos que trabajaron con él en la UAG crearon la compañía de teatro.
Ya en México fundó el reconocido Ballet Teatro del Espacio, que se presentó en los principales escenarios del país, y en la gestión de Cuauhtémoc Cardenas en el gobierno de la Ciudad de México fue director de la sala Ollin Yoliztli.
Reyes Cortés recibió el 10 de diciembre del 2019 la Medalla Bellas Artes 2019 por su trabajo de 55 años en la danza.
Es autor de más de 150 coreografías que incluyen danza contemporánea con ideas estéticas marxistas y etnocoreografías para grupos indígenas o de negritud.
No se revelaron las causas de su deceso.

Lamentan el fallecimiento

La Secretaría de Cultura (Secultura) del gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) lamentaron la muerte del maestro Rodolfo Reyes, “quien ha legado su sabiduría, creación y enseñanza en torno al arte dancístico en latitudes de México y América Latina”.
En un comunicado, la Secultura dice que “muchos espacios emblemáticos de la danza en el país tienen la huella de Rodolfo Reyes. El bailarín y coreógrafo siempre tuvo claro que la danza fue su origen y su camino, donde se hermanó con figuras de la creación para construir la diversidad expresiva dancística actual”.
La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, envió sus condolencias a familiares, amigos, colegas y alumnos. “La danza pierde a uno de sus grandes creadores, promotores y representantes. Los escenarios te recordarán siempre maestro Rodolfo Reyes, en especial los de México y otros países hermanos, que vieron en ti a un gran maestro y donde dejaste una profunda huella. Enviamos un abrazo solidario a sus seres queridos”.
Para la directora general del INBAL, Lucina Jiménez López, “el universo del maestro Rodolfo Reyes ya está donde se resguarda la profunda memoria de quienes hicieron nuestra danza. Una gran tristeza nos envuelve. Es grande nuestro agradecimiento y cariño. Solidaridad con su familia y colegas de la danza en México y América Latina”.

Una vida dedicada a la danza

La energía heredada por el maestro Rodolfo Reyes a varias generaciones de bailarines y bailarinas fue la base de numerosos proyectos artísticos que conformaron una producción coreográfica de cerca de 150 obras, las que se distinguen por la danza contemporánea de tipo realista-socialista, donde se da cabida a sus inquietudes políticas y su afinidad con los procesos revolucionarios, y la danza étnica, en la que retoma expresiones folclóricas de los pueblos latinoamericanos.
En su paso por Cuba, puso en juego todos sus conocimientos y experiencia en la danza clásica, moderna y folclórica; en su permanencia durante una década en la isla trabajó con los yorubas carabalís, con quienes formó el Conjunto Folklórico Nacional, creado a petición del comandante Ernesto Che Guevara, en 1962, y en Chile, donde tomó la dirección del Ballet Folklórico Nacional en 1969, consolidó su metodología de investigación etnográfica para la creación escénica.
En México prosiguió con su pasión por la danza y la creación de espacios para difundirla, como en Veracruz, donde fundó la Compañía de Danza Contemporánea de la Universidad Veracruzana y el Ballet Folklórico, así como la Facultad de Danza; en Zacatecas y Puebla participó en la fundación de diversas agrupaciones de danza contemporánea, y en la Ciudad de México creó el grupo Metrópolis-Utopía.
La investigadora Margarita Tortajada escribió sobre el maestro: “la vida de Rodolfo Augusto Reyes Cortés es el trazado de una gran cartografía de su danza, que la ha expandido con sus viajes y virajes, su audacia y objetivos.
“La cartografía a la que me refiero es similar a la que realizaron los antiguos navegantes: recorriendo (es decir, haciendo, como sucede con la danza). No con computadoras ni satélites, sino con el registro de sensaciones en líneas, caligrafías, formas y matices”, agregó.

Las coreografías de hoy, alejadas de la realidad

De acuerdo con testimonios recabados, Reyes Cortés consideraba que la actual coreografía de la danza popular se ha alejado de la realidad.
“Los actuales coreógrafos son totalmente superficiales, banales: muchas rosas en la cabeza, muchas flores por todas partes, abanicos, pero en el fondo no hay nada. Nuestros indios, las mujeres y hombres reales no aparecen”, resaltó Reyes en 2004 en una entrevista con el reportero Juan Balboa para La Jornada.
La danza popular en México atraviesa por una crisis de identidad, por eso, el producto que entregamos “se cae a pedazos”, remarcó entonces.
Consideraba que actualmente las coreografías no logran palpar la vida real de la cultura de las comunidades. La escuela latinoamericana nacida en Cuba era actuante, “reflejaba en las coreografías de la danza la realidad política, social, económica y cultural. Nosotros nos metemos con la muerte, con el nacimiento, reflejamos la violencia del Estado en contra de las comunidades indígenas; somos ojos observantes de la cultura de la comunidad, pero también de su maravilla, de su poesía, de su coquetería, de su amor, de su flirteo”.
Y seguía: “Sobre eso cantamos, sobre eso lloramos y nos metemos a las comunidades para observar. La danza popular debe reflejar la realidad en la escenografía. Hoy no se está haciendo”.
Para uno de los pocos mexicanos que trabajaron con la primera bailarina cubana Alicia Alonso, la danza folclórica era un espectáculo cultural que no debe ser transformado, no se debe llevar fuera de su contexto, ni mezclar el ballet contemporáneo y la danza popular.
En otras declaraciones, relató que para concretar lo que se conoció como etnocoreografía el grupo de trabajo en el que estaba incluido estudió antropología y etnología, además de vivir en los pueblos de Cuba, participar en los rituales afrocubanos y mantener un estudio permanente de las manifestaciones populares.
“Empezamos a hacer espectáculos culturales sin transformarlos, sin idealizarlos, sin llevarlos fuera de su contexto; así nace el conjunto folclórico de la isla, el Movimiento Nacional de Aficionados y la Escuela Nacional de Instructores de Arte. Hacíamos coreografías de forma natural; los mismos actores eran los negros, blancos, de tal manera que la primera bailarina tenía 86 años, el más joven de todos tenía 50, ellos eran los que hacían el conjunto folclórico”.
Su paso por Chile le dejó grandes experiencias. Declaró en su momento que “el primer año del triunfo de Salvador Allende hicimos una puesta en escena en el estadio de Santa Laura. Metimos a 5 mil personas. Los actores eran militantes de los partidos Comunista y Socialista de Chile. A todos los convocamos para que participaran en una puesta en escena de la fundación de ese país: desde las culturas auténticas originarias hasta el proceso democrático de Allende. Fue una gran película viva”.
Hay una anécdota que recordaba con gran cariño. Contaba que en uno de los primeros ensayos del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, un grupo de combatientes entró al salón y preguntó de qué se trataba. Rodolfo Reyes explicó con detalle el objetivo del grupo. Uno de los hombres, con uniforme verde olivo, le preguntó en voz alta: “Rodolfo, usted quiere que el pueblo de Cuba lo vea bailar o quiere que el pueblo de Cuba baile”.
Era el comandante Ernesto Che Guevara. Y Rodolfo Reyes se quedó 10 años en Cuba.