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Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Cultura  

Rechaza el teatrista Manuel Maciel acusaciones de agresión contra mujeres y se dice “violentado”

Asegura en una carta enviada a El Sur que reconoce la lucha feminista, pero tras los señalamientos “se me estigmatiza y juzga como culpable sin el derecho a una defensa”

Marzo 12, 2022

Óscar Ricardo Muñoz Cano

El actor y director teatral Manuel Maciel Campos reconoció la importancia y trascendencia de la lucha feminista y su contribución a la construcción de una sociedad libre de violencia, pero rechazó ser un agresor tal y como lo señalaron a través del grupo de Facebook Mujeres Tendedoras el miércoles pasado, junto con varios otros artistas y promotores culturales de Acapulco.
En una carta enviada a El Sur, relató que, “nacido y formado en una sociedad machista, ha sido para mi persona un camino largo, y un esfuerzo constante, el hacerme consciente de las actitudes y privilegios que, como varón, me han acompañado; ir modificando los patrones de conducta en los cuales fui formado no es fácil, por cuanto han quedado impresos en nuestras conductas como algo normal. Sin embargo, continuaré trabajando sobre esto, por el bien de los que me rodean y de mí mismo. Creo que es la mejor manera de ser consecuente con lo que pienso y creo”.
Respecto al trabajo generado por la colectiva Mujeres Tendedoras, dijo, “creo que es importante este tipo de iniciativas, pues, visibilizar las formas de violencia en todos los ámbitos de la vida es impostergable”.
“En ese sentido, considero conveniente mencionar que, también yo, como persona, como artista, como padre de familia, me siento violentado, pues, al ser exhibido como violentadorm se me estigmatiza y juzga como culpable sin el derecho a una defensa, aunque sea mínima”.
Luego de destacar que los últimos 27 años de trabajo del grupo teatral que encabeza, son muestra de su compromiso con lo que considera justo y “mi único argumento de defensa”, señaló que “para mí, es perfectamente claro quién es la persona que me señala. Desde mi pensar, de manera injusta, aunque desde el suyo, sea correcto. Si pedir disciplina, constancia y compromiso es ser violento… pues, sí, lo soy. Si observar los posibles equívocos en un proceso creativo y señalarlos, me convierte en violento… también lo soy, y pido disculpas por ello”.
Por último, agregó, “apelo al tiempo y al trabajo. Ambos son jueces sabios que terminaran por develar la verdad y colocar a cada quien en el sitio correcto”.

Apoya la escritora Alondra Berber que se denuncie, pero matiza que es posible que
haya acusaciones falsas

La escritora acapulqueña Alondra Berber señaló que ya no son tiempos de callarse y digerir solas las violencias a las que son sometidas las mujeres, pero consideró que existe la pequeña posibilidad de que muchos señalamientos contra agresores sean falsos, al emplear el anonimato, aunque también los justificó.
Entrevistada telefónicamente sobre el grupo de mujeres que decidieron el pasado miércoles señalar en internet a artistas y promotores culturales, principalmente de Acapulco, por ejercer algún tipo de violencia contra las mujeres, comentó que “conozco a muchos de los señalados, son personas que me agradan, o son personas que admiro o por las que tengo algún aprecio o por alguna cuestión, de respeto a su trabajo, pero creo que la trayectoria o el talento no es algo que se cuestiona con este tipo de señalamientos”.
Así, agregó, “no obstante a pesar de este sentir, estoy a favor de que haya procesos de señalamientos, de denuncias como comunidad, que como agrupamiento se busque evidenciar las violencias; creo que ya no son tiempos de callarnos, de digerir solas la disonancia cognitiva de las violencias que nos tocan vivir”.
Por ello, “creo que estos procesos son necesarios, y no se trata de una política de cancelación de los señalados, sino que es importante defender la verdad”.

La validez del anonimato y la detección colectiva

Quien en 2020 precisamente enfrentó un proceso público por acoso por parte de uno de los señalados, el músico Marco Andrés Valencia Ramírez, y que llegó incluso a la Comisión Estatal de Derechos Humamos, recordó que “cuando fue mi caso y a pesar de que recibí mucho apoyo, (también) recibí mucho gaslighting (un tipo de manipulación) y se generó mucho desprestigio en mi contra de personas cercanas a las denunciadas.
“Para mí fue muy fuerte estar lidiando con ese proceso, lo tuve que hacer porque tenía que hacerlo, no había de otra, pero también me pongo en el lugar de las personas que no cuentan con apoyo ni recursos ni la información para denunciar y defenderse, por lo que por supuesto justifico el anonimato”.
Y es que comentó que “a las víctimas al denunciar les quieren hacer estudios sicológicos y llevan todo un proceso de estar yendo y viniendo y estar pendientes de la denuncia, mientras que los agresores tienen la posibilidad de elegir no ir cuando se les llama”.
Muchas veces queremos que la gente dé la cara cuando denuncia, dijo, “pero francamente, en mi caso me dieron en la madre con todo y mi trayectoria (como escritora, sicóloga y promotora cultural), por lo que yo no imagino a una niña teniendo que enfrentarse a toda la comunidad cultural más familiarizada con el agresor que con ella”.
Ante ello, dijo que el anonimato “es una forma justa de ir liberando verdades; la gente tiene derecho a sentir rabia, no le debe nada al agresor”.
Cuestionada sobre la posibilidad de que algunas de los señalamientos sean falsos, aceptó que “siempre existe el riesgo de denuncias falsas, pero si nos vamos a las estadísticas, veremos que son la minoría; en todo momento va a haber el riesgo de mentira, pero creo ahí entra la importancia de la detección colectiva”.
En ese sentido, explicó que “nosotros como comunidad cultural vemos a nuestros contactos, cómo se relacionan a las personas, nadie nos va a decir si agrede o no agreden porque muchos realmente aunque les tengamos cariño sabemos que lo hacen en su trabajo, en sus proyectos” refiriéndose a diferentes tipos de violencia.
“Yo aquí veo dos opciones, o niegan todo o simplemente se tragan esa mierda que ellos generaron y empiezan un proceso interno de consciencia de lo que hicieron, a repasar sus vínculos con otras personas, a saber de sus violencias y a ponerse a sanar esa masculinidad tóxica, ese machismo integrado que tienen; creo que el paso siguiente deberá ser una reconciliación, pero no puede haber una si la gente que agrede no acepta lo que hizo no pide perdón y no se hacer cargo”.