Jorge Ricardo / Agencia Reforma

Ciudad de México

La señora Herminia Martínez Rodríguez dice que cuando llegó a la colonia El Tanque nadie tenía agua.
Era 1970. Ella tenía unos 10 años y recuerda que había un par de burros que llevaban el líquido a las casas ricas, mientras la mayoría de los pobladores se surtían con cubetas. “Gracias a nosotros se creó esta colonia”, cuenta.
Es en el El Tanque, en la Delegación Magdalena Contreras, donde vecinos comandados por el Colectivo Ciclo, reinauguró un jardín con un mural donde se cuenta la historia que doña Herminia relata: “De madrugada, mujeres y hombres iban como fantasmas hacia la loma haciendo sonar sus baldes de agua. Fue hasta la década de los años de 1980 cuando llegó el servicio potable”.
El mural tiene fondo rosa y un maguey, con un rostro de mujer, también un hombre cargando cubetas y una mazorca que indica que ésta es una demarcación agrícola. “Quedó bien”, dice Herminia: “Servirá para que no se nos olvide”.
La reinauguración del jardín de El Tanque fue la primera de una serie de proyectos del Colectivo Ciclo. Lo que se busca es recuperar nueve espacios públicos, con apoyo del Conaculta y de asociaciones civiles. Se trata de llevar el arte mural a áreas abiertas, intervenir mobiliario urbano y rescatar jardineras. Además darán talleres de diversa índole.
“Buscamos crear la autogestión a partir del arte. Todos sabemos que la ciudad está en crisis, pero queremos decir que nosotros mismos podemos unirnos y cambiar nuestro espacio, que no tenemos que esperar a que vengan a ayudarnos”, dice Laura Reséndiz, la directora de Ciclo.
Cuando se encontraban trabajando en el parque en una zona de columpios, los vecinos tomaron la iniciativa de ayudar. Ahí pintaron un mural más y después otra serie, en un mirador cercano, antes lleno de cascajo.
Este día ha estado lloviznando, pero más de 20 personas se ha reunido para inaugurar las tres obras.
En el mirador se recuperó una zona de juegos y de equipo para hacer ejercicio. Gonzalo Ibarra, un joven pintor de la colonia, hizo allí otro mural, y la coordinadora de arte de Ciclo, Paola Beck, plasmó la obra principal: un niño y un anciano sobre un valle verde cercado por montañas.
“La gente dice que desde aquí se podía ver Tenochtitlan”, cuenta.
El proyecto de recuperación incluye las plazas Benito Juárez y la Escuela Superior de Guerra.
Además, ya trabajaron en la antigua estación de tren de Magdalena Contreras, convertida en un museo de sitio, e inauguraron otro mural con un águila en la colonia Barranca Seca, en recuerdo de la antigua fábrica de casimires El Águila.
En cada lugar que intervienen los vecinos arman un recorrido, después una comida y más tarde un baile. “Domingo bailador”, le llaman.