Erika P. Bucio y Francisco Morales / Agencia Reforma Ciudad de México La falta de tolerancia denunciada en Una carta sobre la justicia y el debate abierto, firmada por 153 artistas e intelectuales en Estados Unidos, encuentra eco en México. En la misiva, publicada el martes por la revista Harper’s, se advierte que el “libre … Continúa leyendo Respaldan en México la carta sobre la intolerancia en EU; en el país la izquierda es “intolerante”, dice Bartra
Julio 10, 2020
Erika P. Bucio y Francisco Morales / Agencia Reforma
Ciudad de México
La falta de tolerancia denunciada en Una carta sobre la justicia y el debate abierto, firmada por 153 artistas e intelectuales en Estados Unidos, encuentra eco en México.
En la misiva, publicada el martes por la revista Harper’s, se advierte que el “libre intercambio de información e ideas, el alma de una sociedad liberal, se está volviendo diariamente más restringido”, y alerta sobre la “intolerancia a los puntos de vista opuestos, un llamado a la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una certeza moral cerrada”.
En opinión de Roger Bartra, el alegato es pertinente para México y otros países donde hay una “izquierda intolerante, agresiva, dogmática, que censura a las posiciones más flexibles, que detesta la pluralidad”.
El antropólogo, quien militó en el Partido Comunista, asegura haber sufrido en carne propia ese tipo de exclusión y discriminación.
“En muchos medios, en muchos periódicos -no voy a mencionar cuáles-, se aplica censura, se despide gente cuando no hay acuerdo, por diferentes motivos, pero lo esencial es la intolerancia ante posiciones divergentes, ante la pluralidad, y eso que normalmente viene de la derecha están observando en Estados Unidos que viene de la izquierda.
“Quienes hemos militado en la izquierda sabemos de antiguo de estas tradiciones estalinistas, de esta represión que viene de una supuesta izquierda. Ha surgido en la izquierda una amenaza a la pluralidad”, zanja.
La carta plantea que la “restricción al debate, ya sea por un gobierno represivo o una sociedad intolerante, invariablemente perjudica a quienes carecen de poder y hace que todos sean menos capaces de participar democráticamente”.
Enrique Krauze, firmante de la misiva, defiende el debate libre que le parece que se ve amenazado.
“El debate abierto y libre es condición imprescindible de la democracia. Hoy, en México, ese debate abierto y libre sufre el acoso del poder. Debemos defenderlo a toda costa”, plantea el historiador.
La carta fue impulsada por Thomas Chatterton Williams, autor afroamericano, columnista de Harper’s, a partir de un debate presente sobre diversidad, libertad de expresión y los límites de una opinión aceptable. Según dijo a The New York Times, procuró reunir a un grupo lo más diverso política y racialmente.
Entre quienes firman se encuentran Salman Rushdie, Francis Fukuyama, Noam Chomsky, Margaret Atwood, Martin Amis, Gloria Steinem, J. K. Rowling, Garry Kasparov, Khaled Khalifa, Greil Marcus, Wynton Marsalis, Taufiq Rahim y Bill T. Jones.
La publicación en la edición en línea de la revista desató un debate en redes sociales con críticas a los firmantes; algunos los tacharon de privilegiados o de no resignarse a perder primacía en el debate público frente a nuevas voces. El fuego cibernético provocó incluso que la escritora y activista trans Jennifer Finney Boylan se retractara.
Esto encuentra eco en la opinión de Antonio Ortuño, quien, aunque critica la tendencia mexicana de “adoptar linealmente los debates culturales gringos”, acepta que sí hay un clima de linchamiento en redes, pero que en México, ataja, va muy asociado al debate político.
“Hay que distinguir, me parece, el debate crispado de la censura”, señala; “La cultura puede ser cuestionada desde ópticas politizadas, que es lo que está pasando, y tiene que dar la pelea. Lo que me parece rechazable es la censura, no la discusión”.
Néstor García Canclini, por su parte, juzga la carta pertinente para nuestra época, que “vale por su texto” y por la “heterogeneidad de firmas”, desde Fukuyama, neoconservador, hasta Chomsky, férreo hombre de izquierda.
“También porque señala que arbitrariedades análogas a las del gobierno anidan en las universidades, el periodismo y las artes (curiosamente no hablan de las iglesias ni del superyó de lo políticamente correcto)”, añade el antropólogo.
Y prosigue: “Defender el funcionamiento democrático y contrapuntístico de las instituciones culturales es clave para que subsista la democracia en los países donde aún hay libertad de decir y disentir ‘sin una amenaza de represalia’. Pero enfrentar la erosión de las instituciones necesita decir que están siendo reemplazadas por las aplicaciones, que deben ser reguladas las cinco o seis corporaciones electrónicas ladronas de nuestros datos para nutrir conexiones algorítmicas manipuladas desde California, Washington, Moscú y China.
“Hay que ir más allá de la defensa abstracta de los principios de tolerancia y libertad individual. No podemos reinventarnos como ciudadanos sin explorar cómo las condiciones de la era digital reformulan el sentido de lo público y la experiencia cotidiana de comunicarnos y participar”.