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Miércoles 24 de Abril de 2024

Guerrero, México

Cultura  

Trasladarán el Archivo Nacional de Arqueología al edificio del Museo Nacional de Antropología

Preparan su expediente para inscribirlo como candidato para formar parte de la Memoria del Mundo en la UNESCO, anuncian

Yanireth Israde / Agencia ReformaCiudad de México

Junio 25, 2018

Cambia de nombre, de casa y de estatus: rebautizado como Archivo Nacional de Arqueología –antes era ‘técnico’–, este acervo del INAH alista su traslado al museo de Antropología, junto con el expediente de su candidatura para inscribirlo como Memoria del Mundo en la UNESCO, anuncia Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador de esta materia en el INAH.
“Ya no será Archivo Técnico de la Coordinación Nacional de Arqueología. Ha provocado (el nombre) ciertos equívocos que asumen que era un archivo administrativo o sin mayor relevancia; ahora será Archivo Nacional de Arqueología, porque tiene componentes sumamente importantes”, explica el arqueólogo.
Por lo pronto, el INAH evalúa los materiales para definir la integración del expediente con una o más colecciones.
Además de los informes por escrito de los especialistas, el acervo contiene fotografías en soportes antiguos –por ejemplo vidrio–, planos, dibujos y documentos con firmas autógrafas, entre otras la de Porfirio Díaz, detalla Sánchez Nava.
Este archivo ocupará su nueva y definitiva sede en el Museo Nacional de Antropología (MNA), tras abandonar el Palacio del Marqués del Apartado, en el Centro Histórico, que la Secretaría de Cultura (SC) destinó para un espacio cultural, cuyos detalles no se han hecho públicos.

La polémica

Investigadores del INAH rechazaron el año pasado reinstalar el archivo en un inmueble de Avenida Revolución 1900, en San Ángel, que consideraron inapropiado por sus condiciones físicas y su ubicación.
“Cuando toman la decisión de darle otro destino al Palacio del Marqués del Apartado comienzan a hacerse cambios sin aviso, se rumora que el archivo técnico será sacado de ahí –pues el edificio pertenece a la SC– y nunca hubo una comunicación oficial acerca del cambio”, relata el arqueólogo Joel Santos, dirigente del sindicato de investigadores del INAH.
Por un cartel se enteraron del cierre parcial del sitio, días antes del sismo del 19 de septiembre, recuerda. Para Santos, este episodio ilustra el desventajoso cambio que supuso para el INAH la creación, en 2015, de una Secretaría de Cultura unilateral en su proceder. De ello es muestra también, considera, el concierto de Armando Manzanero en Chichén Itzá, en febrero, que el cantante solicitó directamente a la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda. Ella pidió al INAH agilizar los trámites para otorgar el permiso, según reconoció públicamente la funcionaria.
Pese a las acciones legales promovidas por los investigadores contra el concierto, éste se realizó.
Ni el temblor del 19 de septiembre detuvo los planes en el Marqués del Apartado, critica Santos.
Prosiguieron también las protestas por el traslado del archivo al edificio “tipo Home Depot” de San Ángel, con techos de lámina que incrementarían la temperatura del lugar, entre otros factores no adecuados para el archivo, señala el arqueólogo.
“En metros cuadrados el archivo técnico no cabía; teníamos un déficit de 100 metros cuadrados (en comparación con el Apartado). Supimos que este espacio lo otorgó la Secretaría de Cultura debido a la presión que ejercimos, porque originalmente tenían pensado enviarlo a Perote: lo veían como un archivo muerto”.

El mejor lugar

Sánchez Nava asegura que el edificio de San Ángel, donde el archivo permanece provisionalmente, fue dotado de las condiciones necesarias para el óptimo resguardo de los materiales. Admite, sin embargo, que el Museo Nacional de Antropología es el mejor sitio para mudarlo.
“Las instalaciones de San Ángel son muy dignas, tienen todo para la conservación, pero no hay nada mejor que tener este archivo en casa, y qué mejor que en un espacio tan emblemático como el museo de Antropología”.
El coordinador de Arqueología del INAH asegura que un equipo de especialistas prepara no solo el traslado, sino también la digitalización de los acervos que cotidianamente enriquecen los arqueólogos –de México y del extranjero– con los documentos que generan.
Por eso, destaca, es un archivo vivo, disponible para la consulta pública –ahora de manera parcial–, y al que recurren frecuentemente las autoridades del INAH para fundamentar sus determinaciones.