Dispuestos a romper las reglas y trasladar a su público a un mundo donde todo es posible, Zoé logró llevarlo del Palacio de los Deportes al mítico Aztlán.
Chiflidos dispares, luego un grito electrificante, de 18 mil personas, cifra según los organizadores, sirvieron de motor para que la banda de rock arrancará la travesía de sus éxitos, desde las 21:15 horas de ayer.
“Hay una especie de fascismo y el rock trata de romperlo, nuestro papel es revelar, es ser críticos, y gritar. De eso se trata el rock, no se dejen engañar por lo políticamente incorrecto, digan lo que les haga reír y ya”, expresó León Larregui.
Tras 11 años de su primera presentación, y con temas como Nada y Paula, Larregui, Sergio Acosta, Jesús Báez, Rodrigo Guardiola y Ángel Mosqueda compartieron su esperanza de un México mejor.
“Queremos algo diferente queremos un país chingón, queremos ser más igualitarios, por lo menos con el señor Andrés Manuel tenemos una oportunidad única de exigir lo que queremos porque el señor está dispuesto a escuchar”, aseguró Larregui.
De pie, otros sentados, pero ninguna de las personas, de entre 18 a 45 años, dejaron de aplaudir por presenciar la última parada de la banda, tras 70 conciertos en distintos países.
Un grito desgarrador, que cimbró el lugar, dejó claro que el público no quería despedir a Zoé, que culminó con Love, a las 23:20 horas. (Brenda Martínez / Agencia Reforma / Ciudad de México).