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Fallece a los 90 años el actor Max von Sydow, estrella de El exorcista y El séptimo sello

El sueco murió el domingo de un infarto cardiaco. Era un intérprete “absolutamente prodigioso”, recuerda el cineasta Arturo Ripstein, que lo dirigió

Mario Abner Colina / Agencia ReformaCiudad de México

Marzo 10, 2020

 

En fotogramas tomados de internet, el actor Max von Sydow en dos de sus papeles más recordados, como el sacerdote Lankester Merrin en El exorcista, de William Friedkin, y el caballero cruzado Antonius Block en El séptimo sello, de Ingmar Bergman Fotocomposición: El Sur

Hay actores que se sienten más importantes que sus roles y proyectos, y hay otros que viven por y para sus papeles, dignificándolos, enriqueciéndolos.
De estos últimos era Max von Sydow, quien falleció el domingo a los 90 años de edad, de un infarto cardiaco.
El espigado sueco de ojos azules pasó de histrión fetiche del director Ingmar Bergman, con quien hizo piezas maestras como Fresas salvajes y El séptimo sello (ambas de 1957) a convertirse en un ícono pop que en sus últimos años apareció en Star Wars (2015) y Game of Thrones.
“Era un actor absolutamente prodigioso, con un dominio de la técnica notable y con una disciplina y con un rigor dignos de ejemplo.
“Von Sydow era un actor que trabajaba en los papeles que le ofrecían y lo hacía con eficacia y entereza”, describe por teléfono el director Arturo Ripstein.
Egresado de la escuela del Teatro Dramático Real de Estocolmo, Max acumuló más de 160 créditos en pantalla a lo largo de las ocho décadas en las que permaneció activo.
Considerado uno de los talentos más brillantes de su generación, estuvo dos veces nominado al Oscar: por Pelle el conquistador (1987) y Tan fuerte y tan cerca (2011).
Encarnó todo tipo de papeles pero productores y cineastas recurrían a él ofreciéndole personajes de hombres atormentados y villanos cosmopolitas y refinados.
Cuando ya era una leyenda, no sólo europea sino hollywoodense, con éxitos como La historia más grande jamás contada (1965) y El exorcista (1973), Ripstein lo dirigió en 1976 en Foxtrot.
“Trabajar con Von Sydow ha sido uno de los momentos más magníficos de mi carrera”, asegura el realizador.
Escrita por el propio Ripstein y José Emilio Pacheco, la historia seguía a un conde rumano (Peter O’Toole) que, huyendo de la guerra, se instala con su mujer (Charlotte Rampling) y su ayudante (Von Sydow) en una isla.
Rodada en Cabo San Lucas y los Estudios Churubusco, la película fracasó en taquilla y crítica, y ha quedado como un mal trago en la memoria de Ripstein, principalmente por lo desgastante que era O’Toole.
“Era muy complicado trabajar con él. Fue una experiencia desagradabilísima. Lo único que recuerdo como un bálsamo era Max y yo yéndonos a pescar en Cabo San Lucas.
“¡Y verlo trabajar su personaje, verlo dar opiniones, verlo estar en su sitio, verlo con una modestia asombrosa para un actor de su calibre! Era, verdaderamente, un ejemplo”, detalla.
“Un director dice qué necesita y plantea problemas que los actores deben resolver. Hay unos que empeoran las cosas y otros que daban opciones prodigiosas, como Von Sydow”, recordó.
Infatigable, Von Sydow colaboró con varios de los cineastas más prominentes de la historia, como John Huston, Sydney Pollack, Franco Rossi, Bille August, Woody Allen, Steven Spielberg y Martin Scorsese.
Sin embargo, ninguna relación fílmica fue tan importante como la que tuvo con Ingmar Bergman, genio con quien hizo 13 largometrajes
“Max le tenía una gran admiración y cariño a Bergman, por ejemplo. Hizo con él grandes películas. Pero Bergman, en su biografía, no lo menciona (a Von Sydow). Es muy extraño”, dice Ripstein.
“El cariño de Bergman a Max no estoy seguro que existiera. En un artista del calibre de Bergman no puede existir un cariño más allá de sí mismo”.