Mauricio Angel / Agencia Reforma

San Miguel de Allende

La guerra sucia es un tema con el que la guionista Marina Stavenhagen y el director Gerardo Tort trabajan desde que hicieron el documental La Guerrilla y la Esperanza: Lucio Cabañas (2005).
Tras contar ahí la historia de un maestro rural que se convirtió en cabeza de un movimiento guerrillero, nació en ambos la intención de hacer un filme de ficción inspirado en las medidas de represión que el gobierno impulsó contra grupos de oposición.
Si bien han pasado casi 20 años sin que lo escriban, el plan continúa, ya que se han encontrado con que la violencia y la impunidad en el país no disminuyen.
“Ahorita estoy retomando todos los archivos de esa época para rearmar una historia de ficción, que no ha pasado de moda, el problema tristemente sigue latente. Como sociedad tenemos una deuda pendiente de voltear a esos años y lo que pasó. Tenemos que hacerlo con la verdad en la mano, con los testimonios reales. No hay que negar que ese episodio doloroso sucedió, sino reconocer la historia. De aprender de ella es que vamos a poder seguir creciendo como país”, valoró la escritora, en entrevista.
La dupla de realizadores opera tan bien, que con su película De la Calle Stavenhagen ganó el Ariel a Guion Adaptado en 2002.
Si no le dedicaron más tiempo a su idea sobre la guerra sucia se debió a que ambos tenían distintos proyectos, pero ahora es una prioridad para la guionista, ya que considera necesario abordarlo.
“Sí creo que hay muchas cosas que deben decirse de esa violencia tristemente silenciada en México, no sólo en esos años, sigue sucediendo, eso es lo más grave.
“El estado ha sido omiso en reconocer los niveles de violencia que vivimos, hay que voltear. Como creadores y como cineastas, parte de nuestra obligación es poner los temas sobre la mesa, contribuir a la reflexión colectiva”, remarcó.
El padre de Stavenhagen decía que los reconocimientos a la carrera siempre llegan cuando uno va de salida, pero al ser honrada ayer en el Homenaje Mujeres en el Cine y la Televisión, en el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, la guionista prefirió considerarlo un buen augurio para el futuro.
Además de su proyecto de filme, la escritora de 62 años está involucrada en un par de documentales, en un proyecto con Juan Carlos Rulfo y distintos talleres, aunque también quisiera estudiar historia, antropología o ciencias, para reinventarse.